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domingo, 19 mayo, 2024
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Los mitos del nearshoring evidencian que en el país no hay política económica para el crecimiento

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

Se ha venido afirmando, en los últimos meses, que México saldrá beneficiado del conflicto comercial entre Estados Unidos (EUA) y China, debido a que ello está ocasionando que diversas empresas transnacionales salgan de China y se ubiquen en países más cercanos a EUA, por lo que nuestro país, con ello, vería impulsado su crecimiento económico. 

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Los que señalan que el nearshoring es uno de los principales motores para impulsar a la economía nacional, no consideran que en ello hemos estado por décadas y la entrada de empresas transnacionales no han configurado el crecimiento económico esperado. Con la entrada de empresas transnacionales, que el TLCAN (actual T-MEC), ha impulsado en el país, solo ha llevado a que la economía mexicana haya tenido un crecimiento del PIB per -cápita, desde 1995 al 2020, de solo 0.8 por ciento en el promedio anual y la participación de la industria manufacturera estaba en 16 por ciento del PIB, en 1994, al igual que en 2022. 

Si la entrada de empresas transnacionales a China, hace tres y dos décadas, impulsó su crecimiento, fue gracias a las políticas industriales impulsadas por dicho gobierno, que obligaba a las empresas extranjeras a transferir tecnología a las empresas nacionales y a que consumieran insumos nacionales, generando así efectos multiplicadores internos que se tradujeron en superávit de comercio exterior y altas tasas de crecimiento económico. En cambio, en México los gobiernos se han abierto a las empresas transnacionales sin imponerles transferencia tecnológica a favor de las empresas nacionales ni les obliga a consumir insumos nacionales para impulsar encadenamiento productivo nacional y reducir importaciones. Tampoco ha habido política industrial para que las empresas nacionales desarrollen tecnología y capacidad productiva y competitiva para ser abastecedoras de insumos y productos a dichas empresas transnacionales ubicadas en el país para salir beneficiadas de ello, como para reducir el déficit de comercio exterior, por lo que el país no ha sido favorecido de la creciente participación de las empresas extranjeras, las cuales trabajan con altos componentes importados. El empleo que han generado tales empresas no ha contrarrestado el desempleo derivado del rompimiento de cadenas productivas nacionales que fueron desplazadas por el crecimiento de importaciones que tales empresas transnacionales realizan. 

Las ventajas que tiene México para atraer empresas, en lo que se ha llamado nearshoring, tales como ser vecino del principal mercado del mundo, así como aprovechar las ventajas que da el T-MEC para exportar, junto a la ventajas de los bajos costos de transporte, la baratura de mano de obra, como de insumos de energía, la no existencia de medidas de protección ambiental drásticas que se utilizan en países desarrollados, que lleva a las empresas transnacionales a trasladar procesos productivos contaminantes y que consumen mucha agua en México, ha beneficiado a tales empresas a costa de la desaforestación, el saqueo de recursos naturales del país y el menor crecimiento de la economía nacional.

Por consecuencia, el flujo de inversión extranjera directa al país no se ha traducido en mayor industrialización ni en mayor generación de empleo bien remunerado. El 66 por ciento de la población ocupada en el país gana hasta 2 salarios mínimos, y se ha reducido el número de trabajadores que gana arriba de dos salarios mínimos. El crecimiento de exportaciones que las empresas transnacionales realizan va acompañado de crecimiento de importaciones, por lo que se generan déficit de comercio exterior. Ello aumenta la dependencia de la economía respecto a la entrada de capitales para financiar dicho déficit, lo que obliga instrumentar políticas económicas a favor de la entrada de capitales a través de altas tasas de interés y austeridad fiscal, lo que frena la actividad económica.

La posición de algunos políticos y economistas de que México debe aprovechar la oportunidad de relocalización de empresas transnacionales hacia el país y a partir de aquí exporten hacia EUA y otros países, y así impulsar el crecimiento económico, evidencia que la política económica predominante es incapaz de generar condiciones de crecimiento y de ahí que siguen apostando a que venga inversión extranjera directa para tal efecto. A lo que ha llevado dicha política es a la mayor extranjerización de la economía, lo que incrementa el poder económico y político de las empresas extranjeras en el país y la desigualdad del ingreso, además de la sobreexplotación de la mano de obra, de los recursos naturales, lo que atenta contra una dinámica sostenida, sustentable y equitativa en el país. 

Ello evidencia que los tomadores de decisiones, y los que impulsan el nearshoring, no tienen preocupación de generar condiciones de crecimiento endógeno y menos dependiente de decisiones del exterior, y sobre todo de cuidar y preservar los recursos naturales y evitar la destrucción del medio ambiente.

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