Al margen de interpretaciones teológicas y convicciones religiosas, no cabe duda, que el liderazgo de Jesús ha marcado el desarrollo de la humanidad. Los dos periodos vacacionales más importantes del año, tienen que ver con acontecimientos relacionados a su vida, en diciembre su nacimiento y en Semana Santa el fin de sus días.
Al analizar la historia humana es inevitable hablar de él, está en el calendario, en el génesis de la historia, en la confluencia de varias religiones, además no solo se presentó como maestro de religión o modelo moral, Jesús discutió legislación, economía, nacionalismo, sociología y liderazgo.
Jesús fue un personaje histórico muy singular, su manera de liderar no era a través del poder, sino de la autoridad. El poder tiene que ver con hacer que otras personas hagan lo que quieren los poderosos, incluso contra su voluntad. Jesús en cambio más allá de poder, tenía autoridad y seducía a la gente para hacer su voluntad, cuyas acciones iban siempre acompañadas de amor al prójimo y del bien común.
Él fue y sigue siendo la persona más vigente, más relevante y más transformadora en toda la historia humana. Cuando prestamos atención a la historia de estos veinte siglos, nos damos cuenta que todo comienza en un antes y un después de Jesús; en estos momentos los cambios constantes y los desequilibrios sociales, nos obligan a replantear la perspectiva del liderazgo y el ejercicio del poder. Es tan urgente, vigente y relevante aprender todo lo que podamos de él, tenemos que admitir que sus enseñanzas son inagotables.
En la actualidad, el ejercicio del poder se está transformando de manera histórica y trascendental, se está dispersando cada vez más; el Internet, las nuevas tecnologías de la información, el incremento en la esperanza de vida, el incremento en el promedio de escolaridad, el incremento de los ingresos familiares, la mentalidad y aspiraciones de la sociedad, nos obligan a replantear lo que venimos haciendo y aplicar métodos diferentes, nuevos modelos de convivencia, más participativos e incluyentes ante una sociedad más inquieta.
El poder está cambiando, ahora, hablar del cambio, es como hablar del pan en la panadería, por ello, debemos provocar una cultura que nos permita la construcción de ideas audaces para resolver la problemática común, buscando la propensión al solucionismo, donde todos los problemas tengan solución eficaz, trabajando juntos, coordinados, colaborativamente y en equipo, con amor por lo que hacemos y con grandes anhelos para la construcción de un futuro compartido, proponiendo, construyendo, señalando las áreas de oportunidad para mejorar, no sólo romper por romper.
Jesús, siempre procuraba lo mejor para los suyos, no importaba lo que había pasado, o sus equivocaciones, entendía que siempre se comenten errores, pero siempre tenemos oportunidad de corregirlos, de demostrarnos a nosotros mismos, que somos capaces de organizarnos y actualizarnos. La innovación y el amor al horizonte colectivo, son fundamentales, llegó el momento de renovarnos con más fuerza, no darnos por vencidos.
Jesús nos mostró como hacer esto. Una y otra vez. Él nos invitó a seguirlo, a seguir su ejemplo de amor al próximo y nos dijo:
“Aquel que tiene el espíritu de contención no es mío, sino es del diablo, que es el padre de la contención, y él irrita los corazones de los hombres, para que contiendan con ira unos con otros. He aquí, ésta no es mi doctrina, agitar con ira el corazón de los hombres, el uno contra el otro; antes bien mi doctrina es ésta, que se acaben tales cosas”.
Hemos entrado a una de las épocas más bonitas del año, una época en la que el espíritu de la fraternidad invade nuestros corazones, una época propicia para la reflexión de lo que acontece en nuestras vidas y en nuestro entorno. Los invito a reflexionar sobre la vida y enseñanzas de amor de Jesús. Jesús es amor, que se construye proponiendo un mejor futuro para todos. Con amor todo es más fácil, Jesús es acción, actualicemos sus enseñanzas. ■
*Coordinador de la Unidad de Planeación de Gobierno del Estado
