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viernes, 29 marzo, 2024
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Incertidumbres

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO FLORES •

La racionalidad inherente al debate político parece tener por axioma nunca reconocer un error. Dado que lo disputado es un prestigio, parece que lo indicado es aparentar, por cualquier medio, que se ganó la contienda. Y para lograr esto cambiar las reglas del juego, cuando ya se perdió bajo algunas normas previas, resulta un truco muy socorrido. Sin embargo, una secuencia de debates en los que se utiliza ese ardid más que beneficiar perjudica a quien lo utiliza. Recientemente han acontecido dos eventos que permiten ilustrar el natural desgaste de la estrategia mencionada. Por un lado, se tiene el proceso de revocación de mandato, que para muchas personas incluido el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, fue un éxito. Del otro lado está la discusión respecto a la reforma eléctrica, la que según parece fue otro triunfo de la administración del tabasqueño. ¿Cuáles son los criterios para determinar ganancias o pérdidas en sendos eventos públicos? Para los políticos involucrados lo menos que puede haber es consensos acerca de este punto, ya que de haberlos constituiría un sometimiento a objetividades cuando de lo que se trata es de imponer una subjetividad. Un punto de vista, una opinión. De destruir una imagen, la del opositor, e imponer la propia como digna. Hay criterios para determinar si las diferentes etapas de un proceso administrativo están bien hechas, dadas las limitaciones presupuestales, o no. Así, de acuerdo a las condiciones imperantes, el Instituto nacional electoral (INE) puede establecer si la organización de la revocación de mandato estuvo bien o mal hecha. Pero no es esto lo que importa a los políticos. Dado el resultado, quisieran que se pudiese leer como una clara victoria. Si no es así, entonces se debe aclarar que lo es, y explicar por qué. A la revocación de mandato estaban convocados casi 100 millones de mexicanos, pero acudieron 16 millones 502 mil 636 votantes registrados, representando el 17.7 % del padrón global. De entre estos, 15 millones 159 mil 323 votaron por la permanencia del presidente en su función, un millón 502 mil 636 eligieron se le revocara del cargo y 280 mil 104 personas se abstuvieron. ¿Qué se puede concluir de esto? Lo obvio es que no se alcanzó el 40 % del padrón electoral y por ende el proceso no es vinculante. No tiene fuerza de ley. Si la finalidad expresa de la revocación de mandato es lograr un resultado legalmente vinculante es claro que no lo logró y por tanto es un fracaso. Pero no se lee así, no se concibe como un dispendio de recursos debido a la poca convocatoria que tuvo. Se quiere interpretar como un “muestreo”, un punto de partida para establecer la capacidad de movilización del partido Movimiento regeneración Nacional (Morena). Según Viridiana Ríos (“El perfil del voto duro de López Obrador” El País 12/04/22): “La revocación de mandato de López Obrador dejó en claro que el aparato estatal y partidista del presidente es capaz de movilizar 15 millones de votos…esto es mucho”. Para Macario Schettino (“Nueva dinámica” El Financiero 13/04/22), que prefiere ahorrar hipérboles, esos 15 millones a favor de López Obrador son “lo único que pudieron obtener”. Como se aprecia, en un caso son “mucho” en el otro “lo que pudieron obtener”. Para justificar la opinión recurren a la construcción de un contexto adecuado. Y obtienen conclusiones diferentes. Ambas inútiles: no fue un ejercicio estadístico para construir conclusiones científicas acerca de un posible hecho futuro. Sin embargo, si se compara con los resultados del proceso de toma de decisiones en el caso de la reforma eléctrica propuesta por el presidente se puede obtener una conclusión más o menos segura. ¿Qué pasó en la sesión del domingo 17 de abril de 2022 en la Cámara de diputados? El Partido Morena y sus aliados no alcanzaron la mayoría de dos terceras partes para reformar la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos. Existe una homología evidente entre esta situación y la prevalente en la revocación de mandato: no se cubrieron los mínimos legales y por ende ambas propuestas, la de la reforma eléctrica y la de revocación de mandato, se desecharon. En sus propios términos cada proceso fracasó, pero si se construyen contextos, se invocan fantasmas o se tiene espíritu especulativo, se pueden leer como derrotas o triunfos de un partido sobre otro. Así, por ejemplo, para Manuel López San Martín la oposición no tiene salida ante el presidente: si este perdía la votación, utilizaría ese resultado para denostar a quienes no asumieron su proyecto, y si lograba los votos, pues obtenía lo que quería (“AMLO, ganar perdiendo” El Heraldo de México, 18/04/22). Estos puntos de vista no dejan de explotar el fatalismo de las personas ante el gobierno: ya todo está dado y es acorde a un plan superior ante el que nada puede hacerse. Si algo hay iliberal, es ese fatalismo. La democracia, como ha subrayado Jesús Silva-Herzog Márquez, es incertidumbre (e.g. “La casa de la contradicción”, Taurus, México, 2021). Y ante esta la especulación es un intento por domesticarla ¿ganará Morena en 2024?, ¿continuará el legado del actual presidente? Nadie lo sabe, y ojalá así siga.

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