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jueves, 28 marzo, 2024
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‘El silencio es bienvenido’: una película violenta

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 555 / Desayuno en Tiffany’s, mon ku / Cine

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A veces para hacer sentir miedo y tensión en una película no es necesario llenarla de impactos visuales y sonoros, ni afrontar al espectador a constantes elementos que van más allá de la realidad y crear el efecto de cine de atracciones, el cine espectáculo. A veces es suficiente para un cineasta entender el contexto de la realidad vivida y dejar caer unas gotas de pincel esparcidas en tres o cuatro momentos muy puntuales de apenas unos segundos sobre la película para crear las sensaciones en el espectador, porque la vida diaria hará el resto.

Esto hizo la cineasta Gabriela García Rivas en su El silencio es bienvenido (2017), una producción de Roberto Fiesco, actuada Jorge Luis Moreno y Eileen Yáñez y las niñas Andrea y Daniela Newton.

En su ópera prima García Rivas contó la historia de una familia que viaja desde la Ciudad de México al estado de Veracruz para pasar unas vacaciones: primero una estancia en un lujoso hotel spa y luego continúan el viaje para visitar al abuelo que ya está muy mayor.

En apariencia no sería más que un pequeño drama familiar bajo el género del road-trip que cuenta los problemas de la hija adolescente que reniega del viaje, de las discusiones de los padres, de los juegos infantiles de la hermana menor.

Sin embargo, al inicio del viaje unas noticias en la radio hablan de la violencia en Zacatecas y en el municipio de Guadalupe; luego afuera de una tienda una camioneta negra; más adelante un retén; y así todo lo demás: los silencios y las calmas y las piscinas y los mariscos y las cervezas y los masajes se vuelven extraños y sospechosos.

La multipremiada actriz Yáñez (Noche de fuego, 2021) y el actor Jorge Luis Moreno (El señor de los cielos), ambos conocidos por sus participaciones en dramas vinculados a la violencia y el narcotráfico en México, son la pareja que trata de tener una vida normal con sus hijas protegiéndolas de la violencia que invade al país y que está en hechos concretos y en su extensión en los medios y luego en las percepciones.

García Rivas apoyó su historia en el recurso de extensión del cine y la realidad. Un recurso que funciona con la inserción de largos planos secuencias respetando la duración del tiempo extra fílmico (el tiempo que se asimila a la duración lineal) y creando el efecto propioceptivo del cine. Este efecto es el que involucra al espectador en el espacio de la pantalla, de lo que está sucediendo dentro de ella gracias al encuadre, normalmente de planos de profundidad y los sonidos diegéticos dentro del cuadro; por ejemplo, en un lago “jugar a hacer patitos” lanzando piedras: aquí está el personaje que las lanza, el suelo con piedras, el lago largo y profundo y una cámara que lo abarca todo incluyendo el sonido del chapotear, de las pisadas y del viento.

Una historia que parece que no tiene historia, porque parece que no pasa nada, pero que está pasando en la cabeza de los espectadores que están inmersos en ese contexto. El silencio es bienvenido es una película que sigue funcionando desde 2017… ojalá no siguiera funcionando muchos años más.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_555

 

 

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