Araceli Ortega tiene más de 21 años trabajando como vendedora ambulante de los tradicionales helados conocidos como “pito de perro”, inspirados en la forma de las torres de la Catedral zacatecana y creados por la famosa heladería El Nilo. Es madre soltera de dos niñas y dijo que “me da mucho gusto platicar con la gente y ofrecer este producto. Mientras yo siga, aquí va estar el carrito”.
Todos los días, como es costumbre, Doña Araceli instala su carrito de helados frente al Portal de Rosales en el Centro Histórico de la capital, desde temprano, donde ve pasar durante horas a cientos de personas, muchas de ellas clientes frecuentes de los famosos helados tradicionales.
“Comencé trabajando en esto ya hace mucho, empecé vendiendo los mentados ‘tubis’, parecidos a los bon ice y ya después me enteré de que había opción de trabajar para esta heladería y me vine para acá”, explicó, ya que gracias este empleo puede sustentar económicamente a su familia y darles la posibilidad de estudio a sus hijas.
Agregó que a pesar de que estos últimos años han sido complicados, de las cosas que más disfruta de su trabajo es poder platicar con las personas, conocer turistas de diferentes destinos y ofrecer con gusto un producto que le ha dado tanto.
El Nilo, una marca zacatecana
Fue en 1940 cuando el ya fallecido Pedro Núñez Arévalo inició su negocio de nieves El Nilo; se inspiró en la forma de las torres de la Catedral zacatecana para crear el postre 100 por ciento artesanal, con sabor a vainilla, que en la punta lleva mermelada de fresa o cajeta de membrillo.
Pese a que inició vendiéndolo en Jerez de García Salinas, duró pocos meses y decidió continuar en la capital zacatecana, donde hace 80 años costaba sólo 20 centavos; a la fecha, cada helado está a 20 pesos.
El nieto más grande de Pedro, Ramiro González Núñez, es el encargado actual del negocio ubicado en el Centro Histórico donde ofrece otros tipos de helado, pero también tiene dos carritos para vender el tradicional en la Plaza de Armas y en el Portal de Rosales.
Son tiempos difíciles
Doña Araceli recordó que durante la pandemia por Covid-19, como a la mayoría de los establecimientos y comerciantes ambulantes, “nos fue fatal” y que dos años después, no se han podido recuperar por la falta de visitantes a la ciudad.
“Parece que estamos en pandemia aún. Comenzamos a recuperarnos poquito, pero de un tiempo para acá dejaron de venir turistas y los que vienen, son muy pocos”, explicó.
Asimismo, dijo que con los visitantes que ha tenido oportunidad de conversar, la mayoría se ven “temerosos”, porque “dicen que hay muchos elementos de la Guardia Nacional en las calles y nos pone de nervios y nos da miedo porque pensamos que pasó algo”.
En ese sentido, aseguró que los comerciantes son los principales afectados, ya que “el turismo es el que nos levanta, nosotros como comerciantes tanto los ambulantes y los establecidos estamos atados de manos. Si no nos morimos de un balazo por la inseguridad, nos vamos a morir de hambre por las bajas ventas”.