En la convicción de los críticos que acostumbran encuadrar a los ciudadanos en orientaciones de izquierda y derecha resulta un acto criticable y difícil de entender. Sin embargo, haberse formado con la responsabilidad de actuar de acuerdo a una “Mística Nacional” es abrirse al cambio y sensibilizarse a una nueva corriente de pensamiento. Como bien lo dijo Efraín González Morfín cuando afirmó: “Nunca el bien común de una sociedad ni su orden social, económico o político, está definitivamente logrado. Todas las sociedades son como ciudades humanas que siempre se están edificando, que necesitan siempre del esfuerzo de los hombres que todavía viven, y que están esperando el esfuerzo de los que vendrán después. Se necesita un esfuerzo constante de adaptación del orden social a las necesidades de los miembros de la sociedad, en plano nacional e internacional, al progresivo crecimiento de la conciencia, al desarrollo del sentido de dignidad, de la conciencia política, de la seguridad universal.”
De esta forma, cuando el país está sumido en una crisis que no le permite desarrollarse y que es víctima del control de una oligarquía minoritaria; cuando el ambiente de inseguridad, desigualdad, inequidad y miseria azotan a las y los ciudadanos mexicanos, es tiempo de considerar un cambio desde dentro. Y tener presente que, como dijo Adolfo Christlieb Ibarrola “por encima de los intereses particulares de los individuos o grupos que lo integran, la búsqueda del bien común es el objetivo indeclinable de la política.”
Cuando la mayoría de las acciones hechas conducen al fracaso, es importante probar nuevos paradigmas que ayuden a conocer nuevos modelos de relaciones sociales y políticas.
El México de hoy demanda un mayor compromiso individual y social. En lo personal, mayor apertura de mente para una mejor comprensión y entendimiento de la realidad y un mayor activismo por el bien común. Abrir la mente para conocer y entender sin apasionamientos ni prejuicios aquello que ha sido señalado como malo o peligroso pero también, una actitud de búsqueda de la verdad propia para poder discernir entre lo que conviene a la sociedad y lo que conviene a aquellos que con afán de proteger sus intereses han implementado campañas intensas de engaño y confusión ciudadana.
Es imperativo abrir los ojos al presente, actuar con la convicción como punto de partida. La convicción de un México equitativo, como lo establece el octavo principio de Morena “por cumplir y ampliar los derechos sociales y contra la desigualdad.” La Patria exige un compromiso social, pues como dijo Abel Vicencio Tovar “todavía somos dueños de nuestro patrimonio, capaces de defensa y de lucha, capaces de resurgimiento y de salvación, son muchos sin embargo, los que evitan el compromiso; comparten propósitos, posturas y provecho con quienes son responsables de la tragedia de México. Sólo la actitud firme, del compromiso aceptado y sostenido de la mayoría, puede disputar el campo del éxito a los rentistas de la propiedad nacional que sólo a ellos y a sus aliados enriquece. En una sociedad enferma de indefinición, en la que el disimulo y la prudencia van de la mano de la cobardía, es tanto más necesaria la definición personal, la congruencia y el compromiso.”
Para contribuir en la edificación de un México moderno, que fortalezca la soberanía desde su justa dimensión, sin cerrar fronteras, pero fortaleciendo el nacionalismo. Hacia el interior, por una democracia al servicio del pueblo y de la nación y contra el autoritarismo, es menester una actitud resuelta, ética, bien intencionada e inquebrantable ante las embestidas de la desinformación, el discurso sensacionalista, amarillista, la diatriba y la mentira.
Apostarle a un cambio de conciencia, es apelar también a la apertura de la experiencia y la flexibilidad de la juventud, llamar a las mujeres preocupadas y ocupadas de la construcción de un México honesto, libre del flagelo de la corrupción, incluyente, y proactivo en la economía mundial. Y como lo menciona el séptimo principio de Morena, “…aspirar a un nuevo modelo económico, donde el Estado asuma la responsabilidad de conducir el desarrollo sin injerencia externa. Impulsando cadenas productivas con los sectores privado y social, maximizando el empleo y el valor agregado, impulsando el apoyo a la educación, la ciencia y la tecnología.”
Por todo ello, como propuso Abel Vicencio Tovar, caminar “procurando la fraternidad con todos los mexicanos pues una acción política sin ideología, sin doctrina, será solamente activismo electorero vacío, sin contenido, sin propósito real de renovación social, sin deseo verdadero de servicio.”
Andrés Manuel lo ha dicho -por su tenacidad y persistencia sé que lo sostendrá-, el objetivo no es acceder a los puestos en un afán de apetito de poder, el objetivo es penetrar en la conciencia de las y los ciudadanos para construir un México con ética republicana, pluricultural, y que los ciudadanos desarrollen un pensamiento crítico y solidario.
Un(a) ciudadano(a) formado en los principios de doctrina de Acción Nacional, que vive la filosofía del bien común y actúa de acuerdo a la inspiración de una patria Mejor y más digna para todos, sabe de la importancia de luchar cada día por la justicia social, porque los más desvalidos sean atendidos y porque quienes son abatidos por la demoledora injusticia del actuar del gobierno sean escuchados y atendidas sus demandas.
Para el 2018 no importa la filiación partidista en la que se hubiera militado, lo que importa es priorizar el interés de la Patria, y las condiciones del país son de emergencia, la inseguridad la descomposición social y una economía atascada requieren de la definición de todas y todos. Pero también es necesario observar a quienes se unen para defender un botín de dinero y poder al que no quieren renunciar y los que han actuado consistente y enfáticamente por el interés del pueblo y en base a ello tomar una decisión.
LM*
