La semana pasada tuvimos noticias de los primeros eventos de una gira de la nueva presidenta del partido gobernante en el país. Para tener una idea de quién es esa persona, recordemos que en 2012, cuando Morena buscaba nacer como asociación civil, una estudiante de derecho, a bordo de un autobús, llamaba a la ciudadanía a afiliarse mientras cantaba el primer “himno” de la nueva organización, y su edición y difusión como spot televisivo provocó que la imagen de Luisa María Alcalde Lujan alcanzára mucha popularidad entre los seguidores obradoristas y que provocara que en mítines morenistas la identificaran como “La Morena” y ella se convirtiera en el rostro de la organización con la que Andrés Manuel López Obrador arribó a la presidencia de México.
Trece años después, esa joven mujer ha sido electa para dirigir la organización que ya como partido político ganó dos veces la Presidencia de México, es mayoría en las dos Cámaras legislativas, gobierna 23 estados y más de la mitad de los congresos locales en el territorio nacional. Su carrera política se ha desarrollado en estrecha relación con el obradorismo, desde su etapa como bachiller cuando participó en las protestas contra el desafuero de AMLO al frente del gobierno de la CdMX, hasta su llegada como la integrante más joven de su gabinete presidencial. Ése es el argumento más sólido de quienes la han respaldado en su intención de dirigir Morena, un camino que cruzó sin contendientes desde que manifestó su intención cuatro meses atrás.
Luisa María es hija de los chihuahuenses Arturo Alcalde Justiniani y Bertha Luján Uranga, que se conocieron en el Frente Auténtico del Trabajo (FAT), una agrupación encargada de brindar capacitación y organización de sindicatos, que tambien fue convocante de un foro nacional celebrado en Zacatecas a principios de los años noventa contra la aprobación del Tratado de libre comercio de América del Norte. Arturo Alcalde además se desempeñaba desde entonces como abogado laboralista. Desde entonces los conocí como compañeros de lucha.
Nacida en 1987, para Luisa María Alcalde era común, desde su niñez, salir a marchar en contingentes de manifestantes con pancartas de demandas laborales. Estudió en el Colegio Madrid, fundado por exiliados españoles y famoso por haber acogido también a exiliados de las dictaduras chilena y argentina en los años 70. Una escuela cuyo modelo enfatiza la formación de estudiantes activos y autónomos, con asambleas grupales.
En 2004, aún en la preparatoria, participó en las protestas contra el desafuero de López Obrador. También estuvo en el plantón contra los resultados de la elección presidencial de 2006. Meses después, ingresó a la Facultad de Derecho de la UNAM.
En 2011 Luisa María Alcalde conoció a López Obrador a nivel personal cuando estaba por terminar la carrera y él la invitó a formar parte de Morena. El 2 de octubre de ese año, tomó la palabra en la Asamblea Constitutiva de Morena en el Auditorio Nacional. Al siguiente año fue nombrada coordinadora nacional de Jóvenes y Estudiantes de Morena. Le tocó construir comités de ese partido en todo el país. Formó parte del templete en el encuentro de jóvenes con AMLO en mayo de 2012, donde se aludió a un relevo generacional. Doce años después, el primero de septiembre, Luisa María Alcalde volvió a la Cámara para entregar el último informe de Gobierno presidencial y fue arropada por una mayoría calificada de 364 curules.
Fue asistente en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, también laboró en un juzgado penal en la cárcel de mujeres de Santa Martha Acatitla. Hizo una maestría en Derecho, en Berkeley, California, donde se especializó en políticas públicas. Previo a la campaña electoral de 2018, fue invitada a formar parte de un grupo de especialistas sobre la agenda laboral. Poco después, López Obrador la citó en su oficina para proponerle que fuese la titular de la Secretaría del Trabajo. Con 31 años de edad, fue la integrante más joven en el gabinete de López Obrador. Entre sus resultados resalta el aumento significativo del salario mínimo y la iniciativa “vacaciones dignas”, que derivó en más días de descanso obligatorios a los trabajadores, además de la reforma que restringió las subcontrataciones (outsourcing). Luego, a los 35 años de edad, Luisa María Alcalde se convirtió en la secretaria de Gobernación más joven en la historia de México.
Una vez que asumió el encargo de presidir el partido, la nueva dirigente y su equipo han iniciado su primera gira por el país convocando a reconstruir las estructuras del partido, iniciando con una campaña de afiliación y organización de comités de base, paralelamente a un nuevo esfuerzo de capacitación política. Desde mi punto de vista, los retos principales de la nueva dirigencia son: el fortalecimiento del carácter de movimiento del partido, evitar que Morena se convierta en un partido de estado, y preparar a todo el partido a combatir los vicios mayores en los gobiernos que logren administrar, como la corrupción y el nepotismo. La propia presidenta Claudia sheimbaum se ha referido a la necesidad de diferenciar claramente al partido del gobierno, y propuso que ningún miembro del partido pueda ocupar espacios directivos en ambos. También ha sugerido que los candidatos futuros de Morena a algún cargo, no sean familiares de quienes los esten desempeñando. Por lo anterior, es muy importante que la nueva dirigencia está promoviendo la firma del decálogo para autoridades emanadas de Morena y, por otra parte, los 100 puntos con los que se comprometen los militantes.