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viernes, 19 abril, 2024
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Universidad pública: crisis y renovación

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Por: ELENA ANATOLIEVNA ZHIZKO • GALI ALKSANDRA BELTRÁN* •

La Gualdra 507 / Educación

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En el siglo XXI, la educación superior dejó de concebirse como un servicio público sino que se visualiza como una mercancía de alto valor, sometida a la regulación de relaciones oferta-demanda. Asimismo, las políticas educativas obedecen a las necesidades de la economía de libre mercado (Ortiz Morales, 2018, p. 159).

En general, el desarrollo y funcionamiento de la Universidad se determinan por los factores y condiciones de la existencia de la sociedad en un momento dado: económicos, políticos, sociales, culturales. Así, la Universidad hoy refleja la nueva era científica de las probabilidades, la crisis por las incertidumbres (Tunnermann, 2001, p. 261); la desestructuración de las estructuras (De Alba, 2003, p. 50), con otras palabras, la destrucción, el individualismo, la incertidumbre, una crítica a ultranza y, como consecuencia, renovación, cambio, re-estructuración, surgimiento de nuevas ideas, nuevos paradigmas educativos.

Ciertamente, la Universidad se encuentra en conflicto, su crisis se evidencia de manera constante. La situación caótica se manifiesta en las condiciones de trabajo lamentables de los docentes y estudiantes: planes de estudios que se superponen, falta de espacio y materiales, burocratismo, medios económicos insuficientes, divergencias entre los requerimientos institucionales y las necesidades del individuo y la sociedad, aunados a esto los problemas de la pandemia de COVID.

El poderoso motor que echa andar esta monstruosa máquina de “fabricación” de los “nuevos ciudadanos”, de hombres “corrientes” que capacite a los individuos de prisa para “ganar dinero” (Savater, 1997, pp. 221), es el capitalismo de vigilancia. Su principal soporte es el Internet que sirve como catalizador de cualquier información, a menudo negativa, agresiva, vulgar, asimismo aumentando la agresividad del hombre. Estas agresividad y vulgaridad llegan a tal grado que ni graves sacudidas de la vida, ni cataclismos naturales o sociales, ni pandemias (hablando de COVID), no logran que el hombre aprenda la lección, cambie su actitud (Vodolazkin, 2021, p. 32).

Para poder hablar de transformaciones y el rescate de la Universidad Pública, es importante comprender su complejidad situándola ante las ideas de globalización, desarrollo postindustrial, capitalismo vigilante, posmodernidad. 

La educación solo tendrá significación, impacto y valor cuando esté asumida de manera crítica, como acto pedagógico-político-social-epistémico-ético. Se trata de repensar sus estructuras que racializan, inferiorizan y deshumanizan y trazar pistas para una praxis distinta (Walsh, 2010, p. 18); instaurar la pedagogía de-colonial que procure intervenir en la “refundación de la sociedad” (Freire, 2012).

De tal suerte, parece que el contexto del mundo actual se presenta como una espada de dos filos para la Universidad. Por una parte, muestra su carácter dañino al extenuar las instituciones públicas y sociales del Estado, y el Estado está perdiendo su habilidad de controlar la actividad económica y las inquietudes políticas. Asimismo, abre nuevas posibilidades de reivindicación (con las TIC) para que los ciudadanos puedan construir redes de solidaridad y confianza que sobrepasen los límites y divisiones de sus propios países, se convengan a formar nuevas formas del tejido social con el Otro, para resolver sus problemas comunes.

* Universidad Autónoma de Zacatecas. Unidad Académica de Estudios de las Humanidades.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-507

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