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jueves, 28 marzo, 2024
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Violencia en el estadio: ¿a quién debemos culpar?

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Por: JORGE ADÁN HERNÁNDEZ LÓPEZ •

Respecto a la violencia cometida en el Estadio “Corregidora” en Querétaro, a hasta el momento en que se terminó de redactar esta columna, van 14 detenidos por distintos delitos, entre los que se encuentran, homicidio en grado de tentativa, apología del delito, entre otros. De manera casi espectacular, la fiscalía del Estado de Querétaro realizó la investigación de los lamentables hechos, digo espectacular, porque en un par de días dieron con algunos presuntos responsables; sería por la presión social, por la gravedad del asunto o por tratarse de un deporte que significa miles de millones de pesos para algunos empresarios, sea cual sea la razón de la rapidez del trabajo de la fiscalía, lo importante es resaltar que derivado de las investigaciones que incluyeron análisis de material fotográfico, videos y redes sociales, así como del cumplimento de varias órdenes de cateo de manera simultánea, se ha avanzado con la detención de algunos supuestos involucrados; pero, ¿con “pronto” actuar de las autoridades basta? ¿la acción de la justicia es lo que buscamos como sociedad? ¿el castigo al rival es lo que busca la afición al futbol mexicano? Yo creo que lo que debemos procurar y anhelar, va mucho más allá del castigo a los supuestos delincuentes. De lo que se trata realmente es de que un deporte, un espectáculo, un evento familiar o cualquier otro evento social, jamás se vuelva a manchar de sangre.

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Las imágenes, los videos y los testimonios de lo ocurrido el pasado 5 de marzo en el Estadio “Corregidora”, sin duda, le dieron la vuelta al mundo; los medios de comunicación, en su nota roja, hablaban o de la guerra en Ucrania, de la violencia generada por el narco o de la violencia por parte de los aficionados del Querétaro hacia los del Atlas; entre esos temas estuvo la noticia y así de mal se vio la afición mexicana del futbol (lamentablemente por unos la llevan todos). Todos los que nos dimos cuenta de la noticia, nos indignó, nos causó rechazo no a un equipo en específico, sino a lo ocurrido; independientemente de gustos deportivos o aficiones, todos, reprobamos los hechos de violencia y exigimos que se tomen cartas en el asunto.

Si nos ponemos a pensar y hacer un poco de memoria, lo del Estadio “Corregidora” no es el primer caso en que un espectáculo que debería desarrollarse de manera sana, termina en violencia y agresiones; dentro del mismo futbol en otras ocasiones ha habido casos en los que se pelan una “porra” contra otra, o bien, en la misma cancha los jugadores de equipos rivales, terminan por protagonizar un enfrentamiento a golpes; otros eventos sociales no se quedan exentos de violencia, como lo pueden ser conciertos, presentaciones artísticas, donde al furor de la música y bajo los efectos del alcohol, los asistentes terminan peleando entre sí ¿Quién no se ha enterado de que en el “rodeo de tal pueblito” terminaron a golpes los asistentes?. Entonces, por los actos de violencia ocurridos en Querétaro, no podemos culpar al deporte o a la pasión por el futbol, pues casi ningún espectáculo se salva de que termine suspendido por violencia, más bien, a quien debemos culpar es a la propia sociedad, a los individuos, a cada uno de los que tomaron la personalísima de decisión de participar en actos de violencia.

Claro está que las autoridades son las responsables de garantizar la seguridad de los asistentes a un evento como un partido de futbol o un concierto; antes de dar los permisos, licencias o el visto bueno, se tiene que hacer un análisis en donde principalmente personal de Protección Civil y Seguridad Pública se pronuncien al respecto, sin embargo, no hay que confundir la responsabilidad con la culpabilidad. Cuando en un evento los asistentes se agreden entre sí, por la frustración de que su equipo va perdiendo, por los efectos del alcohol, por la euforia y la emoción del momento, por la intolerancia, por la falta de educación o por cualquier otro motivo, nadie tiene la culpa más que ellos mismos. La culpa entonces es de la sociedad.

El ser humano pareciera que tiene instintos masoquistas y suicidas, solo se hace daño, solo se destruye, ataca a sus semejantes, ataca su medio ambiente y a la naturaleza, utiliza sustancias que afectan a su propio cuerpo y cuando se trata de buscar responsables por las consecuencias de los actos anteriores, reparte culpas sin aceptar la propia. La falta de educación cívica y de valores, es lo que ha provocado que eventos como el del Estadio “Corregidora”.

Poco importa que a los pocos días ya hubiera detenidos, si para algún próximo partido se va a repetir la historia; poco importa la indignación de todo el mundo, si no vamos a inculcar valores desde la familia; poco importa si los equipos de futbol y las “barras” van a quedar suspendidas, si las medidas solo son una válvula de escape a la presión social. Ya vimos que lo que genera la violencia, es la descomposición del tejido social, ocupémonos de recomponer eso, no todo es responsabilizar al gobierno y a los demás.

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