■ El apoyo de la población “nos hace soñar con que se les dé justicia a nuestros compañeros”, aseveran
■ Gobierno Federal se quita responsabilidades e insiste en que “va a hacer todo por resolver el caso”, expresan
El asesinato y la desaparición de los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, que ocurrieron en el municipio de Iguala, Guerrero, el pasado 26 de septiembre, no sólo afecta a los alumnos de estas instituciones y a sus familiares, sino que involucra a toda la sociedad mexicana.
Así lo expusieron dos estudiantes de la Escuela Normal Rural General Matías Ramos Santos, de San Marcos, ubicada en Loreto, Zacatecas, quienes son representantes del Comité Ejecutivo Estudiantil Genaro Vázquez Rojas, de esta institución.
Ambos alumnos prefirieron guardar el anonimato al hacer estas declaraciones en torno a la tragedia de
Ayotzinapa y a las demandas de justicia que se están haciendo tanto en territorio nacional como más allá de las fronteras mexicanas, por parte de la sociedad civil y de organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y Amnistía Internacional (AI).
Estos dos jóvenes mencionaron la unidad que desde el inicio hubo entre todas las escuelas normales rurales del país. Incluso, precisaron, se envió desde San Marcos un contingente de estudiantes a Guerrero para respaldar sus acciones.
Esta lucha, que derivó en muestras de solidaridad de todos los sectores sociales, es la que aporta las esperanzas, pues señalaron que el apoyo de la población “nos hace soñar con que se les dé justicia a nuestros compañeros y que se logre hacer un cambio de mentalidad”.
Confiaron en que esta unión, entre estudiantes, maestros y toda la ciudadanía, despierte los ideales que surgieron después del 2 de octubre de 1968, y que llevaron a la sociedad a verse cada vez “con más posibilidades de expresarse y buscar un cambio”.
Recordaron que este pensamiento que se generó tras la matanza de Tlatelolco “poco a poco se fue perdiendo; más ahora, con lo ocurrido en Ayotzinapa, se ve que esto vuelve a renacer”.
Solidaridad entre la comunidad estudiantil
Reconocieron que les sorprendió el apoyo mostrado por toda la sociedad, así como por otras instituciones educativas, puesto que “antes siempre íbamos solos o muy poco acompañados”.
Destacaron la participación en las marchas de Zacatecas de los estudiantes de la Escuela Normal Manuel Ávila Camacho ya que, según lo que les han comentado sus alumnos, al ingresar a este centro se les obliga a firmar un documento que les impide participar en cualquier manifestación o revuelta.
Por ello, tuvieron que solicitar permiso a la dirección. Éste fue autorizado y pudieron unirse a las marchas a fin de pedir justicia para Ayotzinapa.
Por otra parte, sostuvieron que las normales rurales del país siempre se han intentado mantener el contacto con otras instancias como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Además, resaltaron que este año por parte de la normal de San Marcos se trató de tener el primer acercamiento con la comunidad estudiantil del IPN en Zacatecas, para ofrecerles apoyo en sus demandas.
Sin embargo, puntualizaron que al suscitarse los hechos de Iguala, este encuentro “se tuvo que dejar de lado; mas estamos en toda la disposición de apoyarlos en cualquier momento”.
Una historia de lucha
La palabra lucha ha caracterizado a las normales rurales a lo largo de toda su historia, aseguraron los estudiantes de San Marcos y sostuvieron, de igual forma, que “las normales rurales sólo pueden existir si sus alumnos muestras el coraje para defenderlas”.
Tras hacer un recorrido por la trayectoria de estas instituciones educativas, los dos jóvenes defendieron que el Estado mexicano tiene un “gran resentimiento” hacia ellos por la ideología “marxista leninista” que profesan.
Añadieron que, frente a un gobierno que ve “sólo por los intereses de los grandes capitales”, “las normales quedan como el último lugar donde esos jóvenes, que se han enfrentado a una pobreza, a carencias, a la desigualdad, pueden encontrar un lugar para buscar un futuro mejor”.
En este sentido, narraron que en una región donde se tienen muchas carencias, como la de Tixtla en la que se ubica Ayotzinapa, “entrar a la normal donde se te garantiza que puedes tener tres alimentos, donde puedes tener una cama, donde puedes tener educación, para ellos significa una bendición. Es su casa, su hogar. Ahí encuentran no solamente una casa, sino que también encuentran una familia”.
Los estudiantes de San Marcos precisaron que esa familia es muy amplia, pues la conforman “todos los normalistas del país, personas que igual que ellos sufrimos día a día carencias, desigualdades, reproches”.
Se manifiestan año con año, pero no hay respuesta oficial
En todo el territorio nacional, año con año se presentan manifestaciones, marchas, plantones y diversos actos de protesta por parte de los normalistas del país.
Su intención, aclararon los estudiantes de San Marcos, no es “agredir a la sociedad ni ser revoltosos”; la meta es ser escuchados, “que se vea por las carencias que se tienen, que nos tomen en cuenta, se busca que con esas manifestaciones el gobierno nos haga caso”. Pero hasta el momento no han logrado este objetivo, lamentaron.
Por esto indicaron que ahora, en la tragedia de Ayotzinapa, Gobierno Federal se quita responsabilidades e insiste en que “va a hacer todo por resolverlo pero, ¿qué ha hecho hasta ahorita? (…) En realidad otras organizaciones internacionales han mostrado más interés en el caso de nuestros compañeros”, sentenciaron.
Respecto a los siguientes pasos que se darán por el asesinato y la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, informaron que los alumnos de la escuela de Guerrero están esperando los resultados de la identificación de los cuerpos hallados en las fosas de Iguala, para tomar una decisión sobre las acciones que se emprenderán.
Aun así, agregaron que “sea lo que sea lo que se vaya a presentar”, se contará con el apoyo “incondicional” de la Escuela Normal Rural de San Marcos.
