El trío de actores no deja ninguna imagen o escena a recordar y menos a seducir al espectador
Empiezo este comentario de la película Todos lo saben citando a Ángel Quintana, crítico de la revista Caimán y quien tiene la habilidad de ir comentando y criticando todo lo que ve (y ve casi todo en Cannes): “Farhadi puede ser un cineasta respetable cuando sus dramas se confrontan con la situación político/social de Irán, pero cuando está en tierra extranjera acaba siendo un mero director dramático, que intenta sacar lo que puede de unos actores que, con la excepción de Barba Lennie, hacen de espectros de sí mismos”.
Uno a la crítica de Quintana con un comentario que escuché de un par de colegas italianos: “al final parece ser más ‘adivina quién es el padre’, y la secuestrada, por ahí anda”.
Todos lo saben es una cinta dirigida por el iraní Asghar Farhadi (A Separation, 2011) con los actores que han creado la marca España del cine actual, Javier Bardem y Penélope Cruz, acompañados del otro promotor de la marca Argentina, Ricardo Darín. La historia debería centrarse en el drama de un secuestro durante una boda en España, y termina convirtiéndose en un telenovelón de rencillas familiares de un padre alcohólico que dilapidó la riqueza familiar y unos ex amantes que engendraron un hijo.
El recorrido, como en toda historia tipo “casa de los misterios y quién fue el asesino” va desgranando elementos para crear sospechosos más o menos previsibles. Sospechas que luego van perdiendo sustento hasta que el propio Farhadi se encarga de desvelar el secreto sin si quiera consultar la imaginación del espectador.
FARHADI APOYA A SU COMPATRIOTA PANAHI PARA VENIR A CANNES: DIRECTOR IRANÍ CENSURADO POR EL RÉGIMEN
Cruz, en rol de esposa y mujer, pasa 110 minutos de lágrimas; Bardem, es el macho cool, divertido y tierno; Darín es el argentino pedante y orgulloso; los demás, son los personajes alrededor de ellos. El trío prometía, y vuelvo a citar a los colegas críticos de cine, pero al final no deja ninguna imagen o escena a recordar y menos a seducir al espectador.
Farhadi parece dejó que sus actores tuvieran espacio a la libre elección de movimientos y de ciertos diálogos, ycayó en un drama de tipo familiar. Una boda que funciona de núcleo de la tragedia no termina en “Bodas de Sangre” como bien lo comenta el propio Quintana, ni tampoco se vuelve una pesquisa a lo Sherlock Holmes.
Sin embargo, hay que reconocer que Farhadi continúa con su cine buscador del pasado personal y de los secretos marcantes de las historias personales. Insiste en encontrar las secuelas de cómo el presente de los individuos está sellado por su pasado en relación con la gente del entorno inmediato. Siempre matizando los clichés universales que se supone marcan a todas las personas.
Farhadi que escribió y dirigió Todos lo saben centró parte de su explicación en dos asuntos: primero en señalar que él se fue a vivir a España desde hace dos años para aprender la lengua y conocer la cultura y así hacer un filme español por su ambiente y actores pero con el alma iraní, con su alma ahí. Sabiendo que corría el riesgo de que el espectador pensara en el escritor y director detrás de la cámara y que por tanto, la obra no pasara por las pantallas de forma natural; el otro asunto fue la estructura de los finales de sus historias, tenía que decidir si continuaba haciendo estos finales desconcertantes y abiertos o simplemente cerrabala historia. Decidió continuar y hacer que cuando el espectador salga de la sala siga pensando en el futuro de los personajes e interesado en imaginar que habrá pasado con ellos.
Ya para cerrar la conferencia de prensa de casi 45 minutos y después de agradecer la simplicidad con que Bardem y Cruz trabajan y consiguen separar su vida familiar y profesional, hizo un llamado de apoyo para su compatriota Jafar Panahi, también en Competición por la Palma de Oro con 3 visages: “Hay dos filmes iranianos en Competición. Además del mío está el de mi amigo Yafar Panahi. Ayer le hablé y yo respeto su trabajo, espero que él pueda venir. Quiero enviar este mensaje para que quienes le pueden ayudar le dejen venir. Se trata de que él tenga la fortuna de poder ver cómo la gente recibe su filme. Espero que pueda venir. Es algo que estoy viviendo mal”.
Jafar Panahi fue condenado en 2011 a seis años de prisión y 20 años de prohibición a realizar o escribir filmes, viajar o expresarse en los medios de comunicación por “propaganda contra el régimen” después de haber defendido el movimiento de protestas en 2009 contra la relección del ultraconservador Mahmoud Ahmadinejad a la presidencia de la República Islámica. En 2010 fue detenido durante dos meses y ahora tiene libertad condicional que puede revocada en cualquier momento. Esta situación no le impidió llevarse el Oso de Oro en 2015 en Berlinale por su Taxi Téhéran, realizado clandestinamente.
