La pregunta que se plantea en el título del presente escrito, creo no es fácil de responder, sin embargo, es probable que se pueda descifrar. Puede ser tan complejo o tan fácil, de acuerdo a cómo cada quien lo haga, no hay que perder de vista que más que una crítica constructiva o destructiva, se requiere de una crítica creativa, una crítica que tienda a desentrañar lo que por desconocido o no conocido se pueda plantear en el análisis propiamente dicho.
Si hablamos de “ser docente”, también habrá que entretejer al “ser discente”, sabemos que los educandos o discentes cuentan con una estructura cognitiva única e irrepetible, que los estilos de aprender son también muy característicos de cada estructura cognitiva, sabemos también que cada docente tiene un estilo propio de ejercer su profesión y, que a partir de éste, es como interactúa con sus alumnos; de esto, podría pensar que un docente que ejerce prácticas pedagógicas iguales a desiguales, propicia desigualdades. Entonces, ¿qué se podría esperar de un docente y qué de un alumno?
Por lo anterior, categóricamente se puede aseverar que no todos los docentes son iguales, sin embargo, todos adquieren o deberían de adquirir el mismo compromiso, el de promover aprendizajes en sus educandos, es aquí donde podríamos problematizar la práctica docente y, convertir de esta un objeto de estudio que se puede soportar o que puede descansar en la pedagogía. De una manera muy sencilla y hasta podría decirse, cómoda, solemos escuchar a algunos docentes decir que la educación consiste en llevar la teoría a la práctica y, que, los alumnos son tan “versátiles” que cuentan con “capacidades” para aprender lo que sea; este proceso es de mero formateo.
Con lo anterior, podemos establecer criterios para describir a un docente, podremos tener una idea generalizada sobre lo que es éste. Es necesario, pues, tener en mente otra faceta de docente, podemos pensar en un docente que no solamente se refiera a trabajar en el aula contenidos curriculares, se requiere pensar pues, en un docente que considere valores pedagógicos en su ejercicio profesional; estos, se reflejan no siempre de manera explícita, sino que, implícitamente con las relaciones de interacción, puede demostrarlos -honestidad, generosidad, solidaridad, inclusión, entre otros-.
Retomo lo dicho anteriormente, no todos los docentes son iguales, no todos los docentes tienen el mismo estilo de ejercer su práctica profesional, no todos los docentes pueden unificarse en cuanto a la planeación y organización de contenidos curriculares, lo que sí puede ser posible es que todos los docentes pueden homologarse en cuanto a sus capacidades y valores. Aquí entraría en debate el papel que desempeña en la docencia la objetividad y la subjetividad, lo que para un docente puede resultarle objetivo, para otro no y viceversa.
Ahora, la gran pregunta……. ¿qué implica ser docente? Ante esta gran interrogante, reseño lo siguiente: Germán Dehesa, un gran escritor, filósofo, politólogo y más cualidades que tenía, escribió alguna vez que le agradecía infinitamente a su maestra de primer año de primaria porque gracias a ella, él aprendió a leer y escribir, no obstante, dice, después de muchos años, entre mis pertenencias encontré un cuaderno de primer año de primaria, este, contenía notas de mi maestra, unas eran de regaño, otras de exhorto, otras de felicitación; pero todas estaban plagadas de faltas de ortografía…….. sin embargo, siempre estuve agradecido con mi maestra de primer año de primaria porque ella no me enseñó a leer y escribir, aprendí de ella a leer y escribir.
Surge así otra interrogante…. ¿qué idea se tiene del docente? Al respecto, contaré una anécdota que un maestro comentó en una de las sesiones de formación de docentes: Una madre de familia recurre a una escuela normal rural, pidió hablar con el director, al estar frente a él, le comentó que su hija había presentado examen de admisión para ingresar a la carrera de medicina pero que no había sido admitida, acto seguido, le pide al mismo, que si acepta a su hija para que de “perdido” estudie para maestra.
Entonces, ¿qué implica ser docente?, lamentablemente la figura del docente hoy día, se encuentra un tanto demeritada, no se trata de que se le rinda culto, más bien que se le reconozca como un profesional de la docencia, mismo que desempeña una función social y, lo que es mejor, que entiende a su semejante como diferente a él. No debe ser versátil puesto que eso sonaría como a un títere de la educación, debe, en su esencia pura, sentir que su labor es noble y, promover acciones ennoblecedoras.