La carrera presidencial en Estados Unidos se acerca a su etapa final y la competencia entre Kamala Harris y Donald Trump está diferenciada por un porcentaje del 4 por ciento. Según una encuesta publicada por El País, Harris cuenta con un 48 por ciento de las preferencias, mientras que Trump se sitúa con un 52 por ciento, marcando una diferencia mínima entre ambos.
Kamala Harris, candidata del Partido Demócrata y actual vicepresidenta, propone un aumento al salario mínimo, la ampliación de programas de asistencia social y la expansión de Medicare. También promueve la transición hacia energías limpias, así como una reforma migratoria que ofrezca un camino hacia la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados y proteja a los «Dreamers», jóvenes que llegaron a Estados Unidos en su infancia y que buscan regularizar su estatus.
Por su parte, Donald Trump, candidato del Partido Republicano y expresidente del país, plantea imponer un arancel generalizado del 10 por ciento sobre todas las importaciones para financiar recortes de impuestos, además de impulsar las industrias petrolera y de criptomonedas. En cuanto a inmigración, buscaría reinstaurar el programa «Remain in Mexico» que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en México mientras se procesan sus casos en Estados Unidos; y planea realizar deportaciones masivas con el uso potencial de la Guardia Nacional para reforzar estas acciones, además de fortalecer las medidas de seguridad fronteriza.
En el sistema electoral de Estados Unidos el presidente no es elegido directamente por el voto popular, sino a través de un proceso llamado Colegio Electoral. Cada estado tiene asignado un número específico de electores (o «puntos») basado en su población; estos electores representan el peso de la entidad en la elección. Para ganar, un candidato debe obtener al menos 270 de los 538 votos electorales en juego. Los estados más poblados, como California (55 puntos), Texas (38 puntos) y Florida (29 puntos), otorgan un mayor número de votos electorales, mientras que aquellos con menor población, como Wyoming, Vermont y Alaska, apenas otorgan tres puntos cada uno. Esto significa que no necesariamente gana el candidato que obtenga más votos a nivel nacional, sino el que logre sumar más votos electorales al vencer en los estados clave.
Si los candidatos quedan empatados en el Colegio Electoral con 269 votos cada uno, el proceso de elección se traslada al Congreso. En este escenario, la Cámara de Representantes elige al presidente, mientras que el Senado elige al vicepresidente. En la Cámara, cada estado tiene un solo voto, independientemente de su tamaño o población. Para ganar, un candidato debe obtener el voto de al menos 26 estados. Por otro lado, el Senado selecciona al vicepresidente y cada senador emite un voto individual.