Una cosa es innegable: las empresas privadas de comunicación son proyectos económicos. Es decir, en tanto que empresas, ponen en el centro de su acción la obtención de utilidades económicas, y por ello, se desprende la siguiente pregunta: ¿pueden estas empresas de comunicación satisfacer todas las necesidades comunicativas de la sociedad? Claramente la respuesta es “no”. Porque hay contenidos y formatos que no son económicamente rentables. Y un ejemplo de esta situación lo constituyen las llamadas “comunidades específicas”. Es decir, una empresa que pretenda brindar canales comunicativos a ciertas comunidades sectoriales o territoriales no verá beneficiados sus ingresos. Ejemplos de estas últimas son los grupos indígenas, las mujeres de cierta demarcación, los productores agropecuarios, grupos alternativos de jóvenes (llamadas tribus urbanas), poblaciones de territorios locales, etcétera. Este tipo de grupos sectoriales o demarcaciones locales tienen necesidades de educación, información de sus temas específicos, formación en ciudadanía y la gestión organizativa que sólo lo puede realizar un medio social de comunicación.
Por ello, las radios o televisión alternativa son sociales y no-lucrativas. Los beneficios sociales de este tipo de medios de comunicación son altísimos: permiten tejer las urdimbres sociales, lo que permite a su vez, potenciar todas las condiciones para su desarrollo humano. Una experiencia ejemplar es Radio Huayacocotla en el norte de Veracruz: enlazaba a las comunidades de 3 municipios, y con eso, estaban informados de sus temas de interés, se daban las noticias en 3 idiomas indígenas distintos (Tepehua, Náhuatl y Otomí), se hacían análisis desde su ángulo de visión y tenían a través de la radio programas de educación en maternidad, producción agrícola, nutrición infantil, historia, derechos humanos y un sinfín de temas que iban pidiendo las propias comunidades. Gran parte de la potencia organizativa de esas localidades estaba alrededor del acto comunicativo que proporcionaba la radio. ¿Y quién hacía esta tarea? Pues dos organizaciones de la sociedad civil. ¿Y tenían permiso? Pues después de mucho batallar consiguieron tener un permiso… ¡pero en onda corta! Lo cual significaba que los podían escuchar en Japón pero no en la región, así que con organización lograron modificar sus radios y captar la onda corta. El avance de la autogestión del desarrollo local fue formidable gracias a esta red de comunicación.
Entonces, si los medios sociales de comunicación son de alta utilidad social, ¿por qué son tan hostigados, y por qué el Estado siempre les ha negado los permisos y ahora entrega las concesiones reservadas para ellos a empresarios privados? Porque el Estado recibe fuertes presiones de los concesionarios privados que temen la capacidad de los medios comunitarios o sociales para desarrollar un perfil educativo promotor de la libertad y el pensamiento crítico. En el caso de la radio que arriba pusimos de ejemplo, las presiones de los cacicazgos fue tan fuerte que lograron cerrarla por dos años, pero después del apoyo de organismos internacionales y de la sociedad civil, se logró reabrirla con frecuencia modulada. En conclusión, las autoridades están más prestas a la presiones de medios privados y élites locales, que a la enorme utilidad social de los medios alternativos. Pero el mismo ejemplo nos muestra cómo la sociedad puede conquistar espacios de comunicación libre para gestionar su propio desarrollo. Veremos si los zacatecanos pueden recuperar las concesiones destinadas a medios sociales entregadas a empresarios privados enmascarados con organizaciones civiles.
