Autor: Juan Carlos Castillo Orenday
Residencia: Guadalupe, Zacatecas, México
Se acerca el Día de Muertos.
Todos quieren disfrazarse;
algunos con el personaje bien puesto,
otros no necesitan ni maquillarse.
Se escucha el lamento de La Llorona,
que a sus hijos ha extraviado;
se dice que Dios no la perdona
que en un río los haya ahogado.
Las momias no se hacen esperar,
con caminar lento y pausado;
necesitan muchos dulces
para su calabacita llenar.
Las calaveritas son famosas,
las hay desde serias y tenebrosas,
hasta alegres y jocosas.
Todos, disfrazados, se reúnen en la esquina;
tienen la encomienda de las casas visitar;
como si fuera de rutina, la canción del muerto hay que cantar;
cuando la escuches en tu puerta,
muchos dulces debes obsequiar,
para que tus puertas y ventanas
sin daños deban de quedar.
¡Qué bien se siente ayudar a esa pobre viuda!,
que a su criatura debe alimentar,
y necesita de tu ayuda.
Comparte de tu comidita,
para que tu casa quede bendita.
Qué hermosa tradición se vive aún hoy día,
ver a los niños con tanta emoción y alegría.