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miércoles, 24 abril, 2024
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A 30 años del fin de la Guerra Fría: Ucrania y la endeble paz mundial

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Por: José Luis Pinedo Vega •

La Guerra Fría (1945-1991) fue una época de tensiones mundial, en la que se temía que en cualquier momento fuera estallar la III Guerra Mundial. La escenificaron, los dos bloques de países que acababan de ganar la Segunda Guerra Mundial como Aliados. El bloque occidental, encabezado por Estados Unidos contra el Bloque Soviético. Para el bloque occidental el objetivo era, contención de la amenaza o expansión del comunismo. Para el bloque socialista, el objetivo era, conservar intacto el bloque de países socialistas, tras la potencial amenaza de desmoronamiento. Mediante el Plan Marshall de ayuda financiera de Estados Unidos a Europa, para la reconstrucción después de la guerra, a varios países del Este se les cortejaba a abandonaran el bloque socialista, con la oferta de ayuda financiera de su reconstrucción.

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La guerra fría fue una férrea confrontación del capitalismo contra el comunismo, todo terreno -económica, científico-tecnológica, espacial y por supuesto militar-. En la carrera espacial, la URRS pegó primero en 1961 con Yuri Gagarin el primer cosmonauta, el golpe de autoridad de regreso lo dio Estados Unidos con la misión Apolo 11 de 1969 que hizo que Neil Angstrom, Edwin Aldrin se posaran sobre la Luna.

Paralelamente, en el terreno militar la confrontación fue llamada la carrera armamentista. Ambos bloques desarrollaron y acumularon un aberrante arsenal de misiles de corto, medio y largo alcance o intercontinentales, dotados con ojivas nucleares, capaces en conjunto de destruir varias veces la Tierra. Se instalaron múltiples bases militares y sistema antimisiles en puntos estratégico. Y bajo este escenario, durante más de 4 décadas la seguridad mundial permaneció amenazada.

La carrera armamentista se apaciguó a partir de 1986, a partir de las cumbres celebradas entre Mijaíl Gorbachov -Secretario del Partido Comunista Soviético y el fundador de la perestroika- y Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos. Gorbachov, llamó a Reagan a la conciliación, argumentando que no tenía sentido continuar hacia la autodestrucción y que era absurdo haber destinado tanta inversión en eso. Y como muestra de deposición de armas, emprendió una etapa de autodestrucción y desactivación de armas nucleares.

Hubo varias Cumbres o reuniones entre ambos mandatarios para llegar a acuerdos. La primera en Höfði en Reikiavik el 12 y 13 de octubre de 1986. Otra muy importante se celebró en el Capitolio el 8 de diciembre de 1987, donde se firmó la prohibición de misiles de alcance intermedio. La última, que para muchos fue la que selló el fin de la Guerra Fría, se denominó la Cumbre de Malta. Tuvo lugar el 2 y 3 de diciembre de 1989, en el portaviones Máximo Gorki, aparcado frente a las costas de Malta.

El 21 de noviembre de 1990, los Estados Unidos, la URSS y otros treinta estados participantes en la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa firmaron la Carta de París, un documento que tenía como principal finalidad regular las relaciones internacionales tras el fin de la guerra fría. La carta incluía un pacto de no agresión entre la OTAN y el Pacto de Varsovia.

El Tratado del Atlántico Norte o Alianza Atlántica se constituyó el 4 de abril de 1949. Lo firmaron doce países -Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Italia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Portugal-. En 1952 se incorporó Turquía y Grecia, en 1955 la República Federal de Alemania y, finalmente España, que tuvo que esperar a la muerte de Franco para solicitar su incorporación en 1982. El artículo 5 es la clave del tratado; establece que, en caso de una agresión contra un estado miembro, los miembros se comprometen a tomar las medidas necesarias «incluyendo el empleo de la fuerza armada, para restablecer y asegurar la seguridad en la región del Atlántico Norte»

A imitación de la Alianza Atlántica Norte, el 14 de mayo de 1955 se constituyó el Pacto de Varsovia, un tratado de «amistad, cooperación y asistencia mutua», motivado por el desacuerdo con el rearme alemán y a la integración de la República Federal de Alemania en la OTAN. Este tratado fue constituido por Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Alemania Oriental, Hungría, Polonia, Rumanía Bajo el comando del Kremlin.

Para muchos, la Guerra Fría, no terminó con la firma de la Carta de París, sino con el desmoronamiento del Bloque Socialista en 1991, resultado de movimientos simultáneos nacionalistas e independentistas en las repúblicas soviéticas. La caída del bloque socialista puso en evidencia que, en el terreno económico, la URSS estaba muy distante respecto al mundo capitalista. En los hechos se desmoronó el socialismo comenzó a regir el capitalismo en el mundo entero.

En 1991 el Vicepresidente de Estados Unidos, proponía una alianza que uniera el norte del planeta, desde Vancouver hasta Vladivostok. Rusia estuvo de acuerdo, pero ponía como condición el seguir teniendo influencia en los países de la ex Unión Soviética. Estados Unidos aceptó no expandir la OTAN hacia los países de Europa del Este; promesa que fue rota en 1999, con la incorporan a la OTAN, de tres países que habían pertenecido al bloque socialista -Polonia, República Checa y Hungría-. Para suavizar las cosas con Rusia, la OTAN declaro que no tiene ningún proyecto ni intención de establecer ninguna base militar en los nuevos países miembros.  La incorporación a la OTAN de esos países, Moscú no la consideró como una cosa grave porque Rusia no tienen frontera con esos países. Las relaciones entre Bill Clinton y Boris Yeltsin estaban en muy buenos términos.

Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia parecían continuar en buenos términos entre George Bush hijo y Bladimir Putin. Ante el atentado de las Torres Gemelas el 11 de septiembre 2001, Putin manifestó su apoyo y condolencias a los Estados Unidos. Pero, a pesar de ello, en el 2004 George Bush, haciendo gala de desafío, anunció al mundo la Incorporación a la OTAN de 7 antiguas repúblicas soviéticas –Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia

Para Rusia fue una traición y la prueba de que las verdaderas intenciones eran, la marginación de Rusia, y el anexar Ucrania a la zona económica europea. Ucrania ha sido una región estratégica para Rusia por muchísimos años. Pero, aparentemente de la nada, surgieron los movimientos pro-occidentales, en el 2004, la Revolución Naranja en Ucrania y en el 2008 la Revolución Rosa en Georgia. En el 2013 el presiente ucraniano pro ruso Víctor Yanukóvich renuncia y Rusia hace movilizaciones militares para impedir el perder Ucrania como zona de influencia.

Y desde entonces las intenciones pacifistas después de la guerra fría se desvanecieron peligrosamente. Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, le impusieron importantes sanciones comerciales a Rusia. Pero no solo eso, en el 2016, la OTAN instaló una base militar en Rumania, rompiendo su promesa de 1991 y en el 2020 instaló otra base militar en Polonia; las bases militares están dotadas de sistemas antimisiles. Según Estados Unidos, esos misiles no apuntan a Rusia, sino a Irán. Pero eso no convence para nada Vladimir Putin, puesto que fueron colocadas en la vecindad de Rusia. Putin lo toma como una estrategia de neutralización, y de amenaza de occidente, a la cual debe estar alerta.

Pero mientras las cosas se tensan en Occidente, Rusia voltea a ver el Este, a China. Desde el 2008 China ha sido el principal socio comercial de Rusia. Rusia exporta principalmente hacia Europa, pero importa principalmente de países de la Cooperación Económica Asia-Pacifico (APEC).

Rusia tiene como instrumento de defensa estratégica, el gas, dado que seguirá siendo imprescindible en el mundo visiblemente por varias décadas. Rusia tiene cerca de la quinta parte de las reservas mundiales de gas y ha sido el principal proveedor de la Unión Europea. A su vez, la Unión Europea es imprescindible para el mercado del gas ruso.  Pero, como resultado de las tensiones, desde 2014 buscó nuevos compradores. Es así como China puede llegar a ser su principal comprador.

Las relaciones entre Rusia y China nos son solo comerciales, las relaciones diplomáticas se han afianzado mucho en los últimos 30 años. Y, sobre todo tienen un punto en común, a ninguno de le gusta la dominación de Estados Unidos. Desde el 2001 China y Moscú establecieron la Cooperación de Shanghái, una alianza militar cuyo objetivo es, según Xi Jinping, propiciar “un destino para la humanidad más racional y más justo y libre de cualquier hegemonía”.

Asociada a esta idea, China está desarrollando la nueva ruta de la seda, un proyecto ultra faraónico, que implica la construcción de vías de comunicación hacia puntos estratégicos de Asia, Europa y África. En el 2015, Putin y Xi Jinping firmaron un acuerdo para coordinar los proyectos de ambos países. China busca que Rusia le ayude a protegen los miles de kilómetros de vías férreas montadas sobre Rusia y países de influencia. A Rusia le conviene el poder utilizar esa infraestructura para desplegar sus intercambios comerciales. Pero sobre todo la nueva ruta de la seda puede hacer de Asia el nuevo centro geopolítico del mundo; cosa que amenaza la hegemonía mundial de Estados Unidos.

China desafía al mundo entero, en absolutamente todos los campos de la tecnología, de la ciencia, de las finanzas, de la mercadotecnia… Aunque llegó tarde a la carrera espacial, y copiando la tecnología soviética, fue capaz de llevar un módulo al lado obscuro de la luna con su propia tecnología, está en vías de montar su propia estación espacial y en el terreno militar tiene satélites capaces de destruir otros satélites.

La OTAN en diciembre pasado señaló a China como el nuevo desafío mundial. Sin duda este señalamiento no solo se hizo público para alertar al mundo, sino para anunciar que la OTAN ya preparaba una estrategia para contener a China. De hecho, su estrategia no comienza en Ucrania, y no se trata de contener a Rusia. Su estrategia comenzó en 1999, con la expansión de la OTAN hacia territorio exsoviético. Y anexar Ucrania a la OTAN, no tiene solamente el objetivo de acorralar a Rusia, es parte de una estrategia mayor que tiene el objetivo de contener a China. Y esto sin duda lo sabe China.

Ucrania puede ser la gota que derrame el vaso de la paz mundial. Todo por el inquebrantable afán de la dominación mundial.

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