■ Alumnos no ven educación como proceso para garantizar un futuro: Márquez
■ El sistema no les garantiza un porvenir promisorio, advierte docente de la UAZ
■ Medios masivos de comunicación desvirtúan logros que se tenían en el tema
■ El analfabetismo funcional se ha multiplicado considerablemente en la población
La escuela ha dejado de cumplir el papel de cohesión social y de ser un referente para la integración comunitaria, mientras que los alumnos ya no conciben a la educación como un proceso de formación para la vida porque el sistema no les garantiza un futuro promisorio, afirmó Humberto Márquez Covarrubias, investigador de la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
Asimismo, dijo que los padres de familia, especialmente de los sectores sociales marginados, deben invertir energías vitales de manera extenuante para garantizar la subsistencia de su propia familia como para asumir la responsabilidad de educar a sus hijos, esto porque el discurso educativo dominante atribuye a la familia la primera responsabilidad como educadores en descargo del sistema público.
En ese sentido, “los medios masivos de comunicación, especialmente las televisoras, fungen como una Secretaría de Educación Pública de facto porque desvirtúan algunos de los logros del sistema educativo formal”.
También indicó que el analfabetismo funcional se ha multiplicado, porque no solamente se trata de las capacidades de lectoescritura, sino también de las capacidades científicas y digitales.
Márquez Covarrubias explicó que algunos especialistas arguyen que el sistema educativo está colapsando por el contexto socioeconómico, otros por la estructuración del modelo, otros señalan que es por responsabilidad del docente, otros por la desarticulación de las familias, entre otras, pero desde su perspectiva la reflexión al respecto debe ser contextual e integral.
La reversión de las desigualdades sentidos, consideró, ameritan una revolución educativa y un cambio en la política social e instaurar una que deseche la idea de que se debe privilegiar sólo el acceso a los niveles básicos y media superior.
Por otra parte, señaló que el modelo de competitividad en México se basa en la competitividad espuria, no en procesos de convergencia regional ni en la configuración de cadenas productivas, procesos de innovación, procesos de industrialización o de una inserción estratégica al mercado mundial, sino en la sobreoferta de trabajo barato en el extractivismo de recursos naturales, la especulación financiera y el reforzamiento de los lazos de dependencia frente a la economía dominante estadunidense.
Por último, Márquez Covarrubias concluyó que ese modelo se remacha ahora con una estrategia de coerción policial y militar como elemento de control político de la población “cuya estela fúnebre también contempla la criminalización de los pobres”.
