No creas que tus desprecios
me han destrozado el alma
ni creas que tus bajezas
me han humillado a mí;
si dignidad tuvieras
tal vez te avergonzara
la manera tan baja
de proceder así.
No levantes la mano
para golpear la casa
de quien un día te quiso
sin ver tu condición
el hombre cuando es hombre
no hiere con la mano
a la mujer que en besos
te entregó el corazón.
Ahora me da risa
al ver que eres cobarde
porque insultas faltando
a ser hombre cabal;
qué risa me da verte
llevando tu conciencia
el vil remordimiento
de toda tu maldad.
Me dices que eres de otra
a mí no me importa
tampoco me sorprende
si ya te conocí;
qué bueno que te vayas
qué bueno que me dejes
que, así como te quise
también te aborrecí.
Ayer me suplicabas
que te dejara libre
y no te dabas cuenta
que libre estabas ya
porque ya no te quiero
porque ya no me importas
y lo que hagas de tu vida
no me interesa ya.
Autora: Ma. Belem Rodarte Guardado