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sábado, 20 abril, 2024
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Centro Histórico: la necesidad de mediación para conservarlo

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Por: ALMA RITA DIAZ CONTRERAS •

Zacatecas, la ciudad apolínea de arrobadora belleza masculina, afronta hoy uno de los mayores retos para comprender el significado de su Centro Histórico y cómo se aprovecha por propios y visitantes, a la postre de una peligrosa confusión de intervenciones que ya los especialistas ven con alarma.

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Después de Don Federico Sescosse, no ha habido suficiente interés por crear políticas que protejan su conservación, creando un cisma de preocupación por la falta de un plan de manejo institucional de los organismos locales afines, que de buena voluntad deberían sumarse para establecer estrategias que lo salvaguarden de la uniformidad y la desgracia que esto conlleva.

El primer requerimiento es que el Centro Histórico tenga vida cotidiana y que las familias lo transiten, que no se convierta en monopolio de comercios, donde sólo unos cuantos concentran el poder económico, sino que conscientemente sociedad y gobierno realicen un esfuerzo colectivo para mantener la expresión de que Zacatecas es una de las ciudades más bellas del mundo, orgullo que deberíamos ponderar en todo momento porque su riqueza es más fuerte que su problemática.

Una que incluye la contaminación auditiva del día a día, exacerbada los fines de semana, la colocación de anuncios luminosos anclada a monumentos históricos del Siglo 19, el pintado innecesario de cenefas, donde ya existen de cantera. La basura que era impensable en el pasado, las casas en peligro de derrumbe, los edificios abandonados, particularmente el Andador Artesanal San Francisco, la falta de regulación de los bares, son algunas galimatías que con urgencia debieran resolverse desde la reflexión y la acción compartida.

Para lograrlo, desde el estándar de turismo cultural que sigue siendo la gran oportunidad para Zacatecas, implicaría analizar y reconvenir en que el modelo de desarrollo económico mundial no favorece nuestras expectativas locales, por lo que la instrumentación de políticas propias, acompañadas de un plan innovador de educación e información sobre el patrimonio cultural, tangible e intangible, permitirán nuevas posibilidades de desarrollo sustentable y sostenible.

Al hablar de desarrollo, éste constituye una necesidad inminente para el Estado, orientada claramente hacia su cultura y al turismo como actividad económica, que exige a la par de lo anteriormente mencionado, una visión de futuro donde las instituciones encargadas de promoverlos y las que resguardan la protección de su arquitectura y urbanidad, cada una en reciprocidad con el gobierno que representan, y que les ha dado el honor de aportar creatividad y soluciones que incrementen  su grandeza, hagan una exhaustiva revisión de los espacios culturales,  su relación con el patrimonio y con el medio ambiente hasta diseñar una política de conservación para la Capital, extensiva a los municipios y lugares emblemáticos, que ya también con urgencia lo ameritan, bajo el lema de integración de  naturaleza y cultura.

Declaratorias, nombramientos y distintos proyectos podrían peligrar, pero la alerta mayor sería la abulia y la inconciencia de la complejidad que se vive en el Centro Histórico, donde a pesar de la violencia que lo comprime, gracias a la cultura sigue siendo una extensión de nuestra identidad como zacatecanos.

Por tanto, la responsabilidad de las instituciones gubernamentales y del municipio, para destrabar la problemática que presenta nuestro Centro Histórico, implicaría disminuir el nivel de narcisismo relacionado con el poder y cambiarlo, por el principio de realidad que tiene que ver con la humildad para reconocer que juntos podrán con calidad, sentido común y amor por Zacatecas, diagnosticar los factores de riesgo y encontrar las salidas para su salvaguarda.

El patrimonio artístico, poético, literario, arqueológico, gastronómico, popular y arquitectónico de Zacatecas es proverbial y cotidianamente se enriquece gracias a sus creadores, con todo y sus desafíos el quehacer de la cultura se legitima y se le exige cada vez más; asimismo, se está fortaleciendo la conciencia colectiva de la población, por lo que la gestión de buenas y mejores prácticas son una prioridad en materia de comunicación, educación y capacitación.

Para el turismo, la gran industria de las oportunidades implicará, desde la práctica formal, tener conocimiento de causa y la capacidad para establecer una política turística que promueva una adecuada interpretación de lo que representa Zacatecas y su Centro Histórico, conseguir a través de su promoción que el visitante entienda su valor y la importancia de los espacios protegidos con un plan de educación ambiental.

Para cerrar, el caos mundial que vivimos y la urgente regeneración de núcleos urbanos históricos implica un esfuerzo colectivo para la rehabilitación de la ciudad que amamos, en la que hemos llorado y reído, donde descansan nuestros ancestros y se encuentra nuestra casa y nuestros amores, donde unos y otros le damos vida a un espacio vital, transmisor de cultura.

Porque nuestra Ciudad, más que un objeto cultural, representa la quintaesencia de lo que somos, uniendo los hilos invencibles del pasado, el presente y el futuro.

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