La UAZ pasa por una crisis de insuficiencia financiera ya crónica. Y el Gobierno Federal, para apoyarla, la ha condicionado a emprender una serie de medidas para disminuir sus gastos, y con ello no solamente eliminar sus abusos, sino afectar los usos de la misma. Esto es, los universitarios deberán hacer una administración en el marco de la ya famosa Austeridad. La cosa es que dicha austeridad afectará los usos o funciones normales o esenciales de la institución: docencia, investigación y extensión. Los gastos de operación son prácticamente nulos, y ahora se pretende congelar los procesos de promoción laboral de los profesores en su nivel salarial, su categoría y su seguridad en el empleo (basificación).
La dirigencia institucional de la universidad obediente a esos dictados de austeridad, muy parecidos a la disminución de gasto púbico del neoliberalismo, ahora propone una serie de reglamentos al Consejo Universitario para que, en la práctica, desaparezca el SPAUAZ. Si el sindicato tiene como misión defender los derechos de promoción laboral de los profesores, y ésta se congela, el sindicato ya no tiene razón de ser. En suma, ¿es el gobierno de izquierda de López Obrador el que viene a desaparecer al sindicalismo universitario? Y otra pregunta similar: ¿es el PT, que conduce la Universidad, quien asfixiará la defensa de los derechos laborales de los académicos? Qué contradicción: lo que no pudo hacer el neoliberalismo, lo hará el gobierno que afirma vino a cancelarlo.
Los ciudadanos de la izquierda esperaban que las condiciones para financiar a la universidad fuera una decidida reforma para que la institución tuviera otro impacto sobre la sociedad zacatecana: obligarla por vía del financiamiento a elevar sus indicadores de pertinencia social y su coordinación a los sectores sociales, obligarla a apoyar con el conocimiento que requiere el desarrollo humano del estado. Esperábamos que se exigiera a la UAZ reformar su agenda de investigación para ayudar al desarrollo de la entidad, sobre todo en todo aquello que tiene que ver con la equidad y la sustentabilidad. Esperábamos que se condicionara a la universidad en vincular la enseñanza en la solución de problemas del entorno, y modificara su oferta centrada en Derecho y Contabilidad por carreras innovadoras que hicieran del estado una sociedad del conocimiento. ¡Pero no! Sólo se le obliga a recortarse y disminuir sus capacidades conservando sus vicios académicos: su oferta de matrícula en Derecho y Contabilidad seguirá no sólo así, sino se fortalecerá. Como si la crisis de la educación superior fuera un problema contable y no la cuestión de su función social.
Algo raro está ocurriendo: un gobierno y una administración universitaria autodenominados de izquierda que hacen el trabajo sucio que no lograron los gobiernos neoliberales; desaparecer fácticamente al sindicato, recortar los gastos y dejar vivos los egresos inútiles (matriculas de carreras tradicionales). Paradojas: neoliberalismo chairo, autoritarismo marca línea de masas y universidad crítica perfectamente obediente. Mañana aparecerá Alicia y el conejo con el reloj en la mano en el consejo universitario: afirmará desesperado tener prisa, pero sin saber a dónde va.
