¿Por qué las universidades están fuera del radar de la 4T? Es algo que no deja de sorprender, dado que éstas han sido históricamente las creadoras del llamado pensamiento crítico y, por ello, se convirtieron en los espacios de resistencia a los gobiernos autoritarios (por un lado) y los objetos de políticas agresivas de los dos periodos del panismo (por otro). En el periodo más autoritario la pasaron con persecuciones; y en el panismo, se impulsó una política que detuvo el presupuesto ordinario y se les obligó a las instituciones de educación superior a plegarse a ‘los programas de calidad’ si querían fondos extraordinarios. Así, muchas instituciones sufrieron la gerencialización de sus administraciones y cuerpos académicos. En el caso de la UAZ, la reforma de 1998-2000 (que fue de avanzada) quedó abandonada por la urgencia de buscar los recursos federales extraordinarios. Lo que algunos mencionan como ‘cierta derechización de las universidades’ son justamente las consecuencias de las políticas gerenciales del panismo a las que las universidades sobrevivieron gracias a su autonomía y vida plural interna.
Sin embargo, todo mundo creyó que, al arribar un gobierno de signo a la izquierda, las universidades iban a ser una de las prioridades y las aliadas clave en la edificación de un programa de gobierno progresista. Ciertamente, a partir de cambiar la lógica del financiamiento incentivando a las instituciones a proyectos académicos comprometidos con los sectores más desfavorecidos de la población. Esto es, hacer de las universidades un actor clave para la lucha por la igualdad en la economía y los derechos todos. No fue así: la sorpresa fue verificar que las universidades no estaban en las listas de prioridades que el gobierno publicó al inicio de su periodo.
Las Universidades estatales tienen, en su mayoría, una crónica crisis financiera. De las 32, hay 16 con problema muy graves. Y en ese grupo está la UAZ. Cada año no tiene los recursos para salir el año, menos para superar el déficit que es superior los 2 mil millones de pesos. Cuando se aprobó la reforma constitucional que hace obligatoria y gratuita la educación superior; y después se aprobó la Ley de Educación Superior donde se mandata el financiamiento progresivo que haga posible el crecimiento de cobertura y la gratuidad del servicio, pensamos que ya iban a tener recursos. Tampoco: se debió alimentar el fondo para ampliar cobertura mandatado por la ley, y no se hizo.
En la visita del presidente a Zacatecas para exponer el plan de apoyo federal a la entidad, el gobierno estatal puso todas sus preocupaciones en la mesa ante el gabinete, como la llegada de más efectivos para disminuir los niveles de violencia, los proyectos estratégicos de agua, de movilidad urbana y la nómina magisterial. ¿Y la crisis financiera de la UAZ? ¡Nada! A la reunión del presidente debieron invitar al rector que, sabemos por la visita de Concheiro (subsecretario de educación superior), fue elegida como modelo para plantear un proceso de reforma universitaria en favor de procesos de desarrollo social, y por tanto tenía cómo armar una gestión. Hubiera sido vital que el rector pudiera explicar al presidente lo que la UAZ está haciendo y, con ello, negociar un programa extraordinario para apoyar a la alma mater de los zacatecanos. Ojalá en próximas ocasiones se pueda entablar un diálogo con las universidades y en especial con las zacatecanas.
