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lunes, 18 marzo, 2024
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Aftersun, de Charlotte Wells

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 558 / Cine

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En una de las últimas escenas de Aftersun (2022), el extraordinario debut de Charlotte Wells, la cámara se posa sobre una fotografía tomada con una cámara instantánea, que lentamente va revelando su imagen: dentro de ella se encuentran un padre y una hija sonriendo. Dicha imagen es el registro de un momento en el tiempo en el que los dos estuvieron juntos. Lo que ambos sintieron en ese preciso instante es un misterio que permanece oculto.

La cinta, ambientada a finales de los 90, narra las vacaciones que Sophie (Frankie Corio), de 11 años, pasó con su padre Calum (Paul Mescal), de 30, en un decadente centro turístico en Turquía. Queda claro que ambos no se han visto desde hace tiempo y parece que en realidad no se conocen mucho.

Ella vive con su madre en Glasgow, mientras que él reside en Londres en donde, según cuenta (con cierta indiferencia) está tratando de emprender un negocio. A pesar de la distancia, es notorio que entre padre e hija existe un afecto genuino y sincero. Pese a ciertos roces e incomodidades, ambos tratan de disfrutar el tiempo que tienen juntos de la mejor manera posible.

La historia, de rasgos claramente autobiográficos, toma lugar en situaciones comunes y sin aparente importancia, pero que trascienden por su naturalidad, su cuidado al detalle y por una honestidad dolorosa e insólita en el cine actual. Momentos tan sencillos y cotidianos como una partida de billar, un paseo en lancha, una cena, o un baile con Under Pressure de fondo, son resignificados bajo el lente de Wells.

Estas escenas se funden a su vez con grabaciones en video de las experiencias compartidas entre los dos, que son revisadas por una Sophie ya adulta (Celia Rowlson-Hall), quien mira estos videos caseros una y otra vez para tratar de entender a esa persona que fue su padre. Y es ahí, en esa búsqueda dentro de la memoria, donde se percibe un breve gesto, un silencio o una mirada hacia el vacío que se alarga por minutos, algo que da breves indicios del profundo dolor que experimentaba Calum y que nunca mostró frente a su hija.

Wells moldea una narrativa sensorial centrada en las relaciones paternofiliales, que bien podría caer en manipulaciones del cine intimista, pero que alcanza altos niveles emocionales gracias a la maestría y sensibilidad manejada por la directora. Existen infinidad de cintas sobre relaciones padre-hija, pero aquí hay un grado de intimidad y una sutileza realmente peculiar y distintiva.

Aftersun es una película que utiliza recursos bastante recurrentes, pero que logra eludir la complacencia y el lugar común. Es un imponente ejercicio de empatía y percepción, un retrato íntegro y afectivo sobre la incapacidad de entender las emociones propias y las ajenas. Es también una dolorosa reflexión sobre el modo en el que las personas nos aferramos de manera incesante a nuestros recuerdos, a fragmentos de lo que fue y a imágenes de lo que pudo haber sido. Sophie busca a su padre entre las intermitencias de su pasado, en medio de un baile que no termina, porque al final solo en la memoria podemos encontrar aquello que amamos y perdimos.

 

 https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra558

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