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viernes, 19 abril, 2024
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Un día Calderón renunció al PAN

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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ •

     En medio de protestas, inconformidades y reparto de culpas al interior del PAN, el domingo 11 de noviembre de 2018, el mismo día en que se celebró el proceso de elección para renovar a la dirigencia del PAN, Felipe Calderón Hinojosa renunció al partido que lo llevó a ser su dirigente, funcionario público, representante popular, y presidente de la República.

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     Aseguró, en su carta de renuncia, que el PAN ha dejado de ser el instrumento de participación ciudadana para la construcción de un mejor México que pensaron sus fundadores. 

     Textualmente indicó: “Porque México requiere estructurar, urgentemente, una opción de participación política, a cuya creación ya vienen contribuyendo nuevas voces de ciudadanos, especialmente de jóvenes, y permanecer en el PAN sólo implica una desviación y pérdida de tiempo, recursos y capacidad de organización, que deben dedicarse a impulsar ese esfuerzo con todo vigor. Por las razones expuestas, renuncio a mi militancia en el PAN”.  

     La dirigencia, entonces, en un breve comunicado expuso: “Nos sorprende, sin embargo, que alguien con su capacidad, no esboce la más mínima autocrítica por los errores que señala, muchos de los cuales comenzaron a incubarse y a potenciarse precisamente cuando Él, como presidente de la República, tenía el control del partido”. 

     Acostumbrado a las mieles del poder y en una idea monárquica, el ex presidente entendió que en México el poder se transmite por sucesión, y al margen de toda formalidad, pretendió heredarlo a su esposa Margarita Zavala. Para lograr este objetivo, la promovió a fin de que fuese candidata panista en la elección presidencial 2017-2018. Al no ser considerada idónea, la señora fue vencida por Ricardo Anaya, quien vivió un tortuoso proceso con los resultados catastróficos que le ocasionó al partido. Por ignorar a su esposa, el enojo de Calderón fue insuperable y evidente, al grado de hacerla renunciar a su militancia y, mediante una candidatura independiente trató de sentarla en la silla presidencial. Sus posibilidades fueron nulas. En los actos de campañas desolados tenía como audiencia a sus acompañantes y algunos colaboradores. En los lugares públicos, si por alguna casualidad era identificada, voces ciudadanas la llenaron de insultos, exigiéndole justicia para el caso de la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora. Le reprochaban también, que siendo la mujer de un presidente que dejó al país inmerso en gran violencia y ensangrentado a lo largo de su territorio, carecía de autoridad moral para proponer lo que jamás defendió cuando fue “primera dama”. 

     Durante el proceso electoral 2005-2006, Andrés Manuel López Obrador, postulado por el PRD, fue justamente su contrincante principal con todas las posibilidades de obtener la Presidencia de la República. La ambición del entonces candidato panista fue excesiva y logró sembrar y desatar una campaña de miedo y de odio entre la ciudadanía en contra del candidato perredista. Después del proceso electoral, que se dijo, a todas luces, fue fraudulento, los resultados “favorecieron” (haiga sido como haiga sido), al segundo candidato presidencial panista del siglo XXI. 

     La indignidad más grande para el entonces presidente electo fue que el 1 de diciembre de 2006 se le negó el ingreso por la puerta principal al Palacio Legislativo, llegando por una puerta trasera para presentarse ante el Congreso de la Unión a rendir protesta de ley como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, acto con el cual daría inicio el desempeño de su cargo. 

     Calderón jamás acudió personalmente ante el Congreso de la Unión para rendir, anualmente, informes sobre el estado que guardaba la administración pública federal a su cargo. Tal imposibilidad se deduce de la reforma al artículo 69 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, por lo que su informe era enviado a través del Secretario de Gobernación. 

     Sobre Calderón y su gobierno se han escrito textos. Algunos de ellos son: “Calderón de Cuerpo Entero”, autor Julio Scherer García; “La Señora Calderón”, autora Sanjuana Martínez; “Haiga sido como haiga sido. El sexenio de Calderón”, autor Daniel Camacho Ángel. Todos importantes. Este último, publicado por Cal y Arena. Universidad de Guadalajara. Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. El texto está conformado por cartones de caricaturas del autor alusivas al ejercicio de ese gobierno. Lo acompañan textos de René Delgado, Rolando Cordera Campos, Ciro Murayama, María Amparo Casar, Eduardo Guerrero Gutiérrez, Ricardo Raphael, Roberto Zamarripa, Pedro Salazar Ugarte, José Woldenberg, Luis Miguel Aguilar, y Myriam Vachez.

   Ciro Murayama, en su trabajo titulado “La crítica dibujada de la economía política”, es muy crítico hacia el gobierno de Calderón.

     Julio Scherer García refiere: “Su rostro no era de un político que llamara a la confianza, a un quehacer común en tiempos difíciles. Se veía malhumorado, huraño; solo excepcionalmente se le notaba a gusto, contento”.

     Sanjuana Martínez: “Lo cierto es que siempre los ha perseguido la falta de transparencia en su patrimonio. Socios en la vida y en los negocios, en los últimos años Margarita Zavala y su esposo, han incrementado considerablemente sus propiedades inmobiliarias. La más importante: casa en la Colonia Las Águilas, delegación Álvaro Obregón en Cdmx, gracias al ejercicio de la política”. 

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