La Gualdra 652 / Literatura / Poesía
Por José Manuel Pintado de Wit
Mérito de la imposibilidad
Uno de tantos méritos
revelar la sincronía del eclipse
entre dos cuerpos celestes y el astrónomo
que le da razón y paradójica
sinrazón
a la necesaria armonía que genera
esa contradanza cósmica
esa coreografía imposible pero cierta
entre las secretas trayectorias
con las que el universo va tejiendo
y destejiendo su entramado
con una definitiva gravedad
siempre admirable
para los sentidos de la percepción
siempre aperplejante
para entender los rastros
del tiempo y del espacio
que son las dos caras ocultas donde el milagro engrana
la inverosímil partida de ajedrez
entre la luz y la sombra
entre el sueño y la vigilia
entre el vacío y la vastedad
certeza tan improbable como la vida
como la contundencia del relámpago
como el tiempo que transcurre
con la lentitud aparente
del eclipse
Relámpago
El relámpago llega como todos saben
de improviso
Sucede con más frecuencia en la tormenta
aunque no hay que confiarse del todo
porque de repente le da por aparecerse
así nomás
en medio del día o de la noche
entre un vendaval
o en el enredijo de la seca
en alguna noche plenilunar
y hasta en medio de la canícula insoportable
Con frecuencia llega espectacularmente
rodeado de tormentas y de un coro de truenos
paro también ocurre
que le da de pronto por aparecer
agazapado detrás de un poste de luz
en la plenitud de una marcha de protesta
o en el pleno vuelo de una parvada
de gaviotas
El caso es que cuando llega
deslumbra los sentidos
desnuda el tiempo y el espacio
y todas las cosas y sucesos
quedan fugazmente
prendidas a más no poder
hasta la médula del instante
adonde también la vida se agazapa
con su mejor textura su intensidad más alta
cuando a fin de cuentas
se suspende el tiempo en el relámpago
donde convivimos todos plantas minerales dioses bestias
desde la altísima intensidad del desamparo
que convierte todo en pura luz
inevitable esencia
súbito desvelo
puede su aparición durar la astilla de un segundo
o acaso semanas o meses
de presencia invisible
pero cuando pasa todo cambia
en la otra orilla de la vida
Ceiba
La gran ceiba que sostiene el espacio
del patio sagrado
de la ciudad sagrada
es un corcel a pleno galope
jineteado por un prodigioso tropel de saraguatos
que rugen además como posesos
de una furia descomunal
que bien puede ser en realidad
un canto primigenio
en el que el dios del trueno
siembra el árbol sagrado
en el patio de la ciudad sagrada
escenario de las celebraciones más fastuosas
de este lado de la selva
donde la ceiba anda en estampida
con la ilusión de llegar a la quietud
Anda también entre el bullicio y la escandalalera
pero con la ilusión de llegar al silencio
para fundar sus raíces
en el aire del cielo
y dejar crecer sus ramas
entre los laberintos de la tierra
mientras mantiene el vuelo
a galope tendido
corazón adentro tiempo dentro
*Ciudad de México, 1948. Poeta y cronista. Estudió Letras Modernas en la UIA. Guionista de cine, radio y televisión; investigador del archivo etnográfico audiovisual del Instituto Nacional Indigenista; productor de series televisivas sobre culturas populares y vida cotidiana indígena de diferentes regiones del país; fundador de Tierra Adentro. Colaborador de La Cultura en México, La Semana de Bellas Artes y Versus. Becario del INBA, 1975. Premio Nacional de Poesía Joven de México Elías Nandino 1976 por Cartas de navegación.