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jueves, 18 abril, 2024
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Coalición como consigna

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Por: GABRIEL CONTRERAS VELÁZQUEZ •

■ Agenda Política

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De facto, toda coalición político electoral es exitosa si, en un primer momento, logra cohesionar los intereses de quienes se ven inmersos en la misma, generando con ello la sinergia suficiente para que, en una etapa posterior, la búsqueda del triunfo en las urnas esté garantizada por la suma de los votos que se encadenaron desde el consenso que le dio origen.

Más allá de presupuestos programáticos, las coaliciones giran en torno a la distribución de espacios y la defensa de los intereses comunes antes, durante y después de la jornada electoral, con la finalidad primordial de constituir un contrapeso real al poder hegemónico de una fuerza preponderante, en los espacios de toma de decisión y los cargos de elección popular.

Si no hay poder hegemónico al cuál disputarle espacios, las coaliciones electorales no tendrían razón de ser -al menos en México- excepto en los casos en que se empuje un gobierno de coalición. Figura muy novedosa para nuestro país que hasta hace algunos meses, con la última reforma electoral, se tuvo en consideración para imprimirse legalmente.

Pues bien, por segunda ocasión en Zacatecas, el Partido Acción Nacional junto con el Partido de la Revolución Democrática estarían en vísperas de re editar la coalición electoral con que cosecharon triunfos pírricos (cuatro diputados de mayoría relativa) en 2013.

Y es que hace un par de días, el Congreso Nacional del PRD aprobó realizar las alianzas necesarias con el PAN en las elecciones de 2016 “pero sólo en determinadas condiciones y para propósitos políticos concretos”. También dejaron la puerta abierta para generar las alianzas electorales con “otras fuerzas que no sean de izquierda, con excepción del Partido Revolucionario Institucional”.

El próximo domingo, además, en Oaxaca estaría por concretarse esta tendencia que permeará en otros once estados de la República (Aguascalientes, Zacatecas, Sinaloa, Tlaxcala, Puebla, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas, Chihuahua, Veracruz y Durango) cuando la dirigencia local de Acción Nacional aterrice la coalición con los del Sol Azteca para las elecciones locales de aquella demarcación.

Con la tónica de conformar formalmente un frente común con los de izquierda para evitar “que regrese la corrupción, las represalias y las desapariciones [pues] de esas prácticas decidimos despojamos en 2010” la directiva estatal albiazul en el suroeste del país da señales del valor electoral actual que representan esos dos partidos contrastantes: coalición o atomización del voto.

El indicador, pues, no es ambiguo. Pese a que Ricardo Anaya, dirigente nacional del PAN, haya comenzado la recomposición del andamiaje interno de su partido, dejando para un segundo momento (sino es que tercero) la relación de cercanía con que fraguó su arribo a esa posición de la mano de Gustavo Madero, la visión que mantuvo su antecesor sobre el panorama electoral del país con un Revolucionario Institucional fortalecido en todo el territorio nacional y al que sólo se le podría competir con la suma de partidos, fue una de las premisas que el joven presidente no cuestionó. Por el contrario, la convicción de arribar a los triunfos electorales del próximo año se mantiene en la ruta que trazó su par chihuahuense desde 2012.

En esa misma ruta la política local habrá de decantar al candidato o candidata que le compita a la coalición del Revolucionario Institucional y el Verde Ecologista de México.

Para los panistas zacatecanos no sólo está en juego el acopio de votos para mantener un margen decente de representación de su partido en lo local, sino la disputa del poder interno de la institución que hasta hace poco el ex diputado y secretario general de su partido, José Isabel Trejo, mantenía con el resguardo de una posición privilegiada tanto en San Lázaro como en la sede nacional del partido.

José Isabel Trejo perdió un lugar preponderante en la toma de decisiones al interior del PAN que muy difícilmente podrá recuperar debido a la suerte de reencuentro de fuerzas que propicia la nueva dirigencia. A ello se adiciona el giro drástico que vivió recientemente el grupo compacto de Gustavo Madero, quienes hoy concentran tan sólo cuatro votos en el Consejo Político Nacional del partido.

De la hegemonía robustecida a un conjunto menudo y liviano, el clan de Madero hoy tiene una posición negociadora, en su partido, poco privilegiada. Sus candidatos locales también sufrieron un importante desgaste en la pasada elección federal, lo que recarga sus negativos para las contiendas que están por desatarse en enero de 2016.

Es ahí donde se inserta la nota de ocho que ofreció la semana pasada la diputada Guadalupe Medina Padilla. Dice que tiene los “tamaños suficientes”, será cuestión (improbable) de ver si tiene también los votos suficientes.

La “Sagrada Familia” muestra ímpetu, pero no queda claro con qué ojo clínico se sobrepondrán al poder de “Chabelo”. El ex diputado se sabe convaleciente, mas su enfermedad no es terminal. ■

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