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miércoles, 24 abril, 2024
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Ignorancia e indolencia en el gobierno de David Monreal

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Leo y escucho: “y dónde están los elementos de la Guardia Nacional”, o “¿no que habían mandado más soldados a Zacatecas?”. También que “sólo andan de vacaciones” o que “sólo se pasean en camioneta”. O aquel reproche de que “ya para qué vienen, si ya se murió”, incluso aventuran la afirmación (muchas veces falsa) de que “eran inocentes, a nadie hacían daño”, etc. 

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En otro momento volveré sobre ese tipo de comentarios, solo enfatizo que, en parte, son auspiciados por la inexistencia de acciones gubernamentales de información que den claridad del problema y de las acciones que, en este caso, podrían aplicarse.

Indudablemente que ya nos espantamos menos que hace 20 o 15 años, cuando la criminalidad apenas iniciaba una escalada sostenida y creciente de asesinatos. Eso no significa que ya nos hayamos acostumbrado. Lo que sí significa es que hechos violentos ya hemos vivido muchos y el impacto emocional ya no es el mismo.

Básicamente observo dos tipos de comentarios: aquellos enfrascados a la mofa, muchos de ellos envueltos en una verborrea propagandística, políticamente golpeadora y hasta destilando una especie de “alegría” de que las cosas no mejoren. Hay otros comentarios que no dejan lugar a dudas sobre una genuina preocupación, muy independientemente del “diagnóstico” que se intuye en ellos y que son básicos para entender una salida. A los primeros no les interesa coparticipar en la solución del problema, pues eso les arrebataría el falso “argumento” de ser oposición. Curiosamente una oposición que no ha sido capaz de ofertarnos una nueva ruta. Es decir, opositores sin alternativa y, en cambio, gestores del clima de inseguridad que critican.

El caso de Zacatecas es preocupante desde muchos puntos de vista. Uno de los más relevantes es la indudable indolencia e ignorancia que evidencia el Gobierno del Estado que preside David Monreal sobre la naturaleza del problema de la inseguridad, del cómo se estructura la criminalidad local y el cómo se inserta en la economía de las actividades ilícitas internacionales.

He señalado, de diversas maneras, que la solución no es la concurrencia de más patrullas, más elementos, más armas. Me queda claro que eso ayuda y amortigua, pero no evita la inseguridad en que vivimos. La inseguridad es un fenómeno social, un síntoma, un efecto, un cómo aflora o se muestra, en lo local, una estructuración de la economía de las actividades ilícitas.

Justo hoy acabo de leer una convocatoria del Gobierno del Estado para un foro que, sobre inseguridad, se realizará pasado mañana, lunes. Está claro, es la búsqueda de un impacto mediático. Un fingir que se pretende hacer algo y que, además, sería por acuerdo democrático con la ciudadanía. A estas alturas el Gobierno del Estado debiera estar ejecutando un Plan Estatal que recoja los compromisos de campaña, las demandas de los ciudadanos, que haya sido objeto de sistematización y que incluya la temática de la inseguridad.

Hablar, a estas alturas, de un foro sobre la inseguridad ventila que no se sabe qué hacer y también que no logran distinguir qué se puede recoger como demanda. Más bien pareciera que al Gobierno del Estado aspira a que se le diga, en concreto: qué hacer. Pero eso tampoco es creíble porque no han mostrado vocación de “gobernar obedeciendo”. Es una convocatoria demagógica.

Una revisión superficial de distintas expresiones del gobernador David Monreal deja en claro que, como gobierno, no está haciendo nada extraordinario para crear condiciones de seguridad. Tal vez hace mucho menos de lo que hacían gobernadores como Cervantes Corona o Genaro Borrego, incluso que Ricardo Monreal, cuando aún apenas estaba iniciando el neoliberalismo en México y, con ello, no se acrecentaban las actividades económicas ilícitas que trajo aparejadas.

Como ciudadano, reclamo de mi Gobierno del Estado, y de mi municipio, que se pongan las pilas y elaboren un programa estatal y uno municipal enfocados a disminuir nuestra inseguridad. No pueden continuar exigiendo que el Gobierno Federal les resuelva todo. Estado y municipios también deben hacer la parte concreta que les corresponde.

Es lamentable ver que, para este problema social, como sucedió también con la pandemia, fueron incapaces de elaborar y aplicar iniciativas propias, mientras que para la promoción política si son capaces de hacer poderosas campañas con base en volantes, lonas y espectaculares, pintas y recorrer hasta el último rincón de nuestros pueblos y son incapaces de diseñar una poderosísima campaña preventiva, y no sólo reactiva (que localmente tampoco la tienen), en materia de inseguridad.

Percepciones equivocadas, como las expuestas en mi primer párrafo, también son resultado de la indolencia programática y ejecutiva de una intensa campaña de información, orientación, capacitación y organización para enfrentar un flagelo que no sólo debe ser tarea policiaca nacional, sino también tarea reactiva y preventiva desde lo local. 

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