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jueves, 28 marzo, 2024
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El presupuesto 2017 ¿oportunidad o amenaza?

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Por: Dr. Marcos Salvador Ibarra Infante • admin-zenda • Admin •

Para nadie es sorpresa que el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) aprobado para el año 2017 dejó muchos inconformes, damnificados y preocupados. Desde principios de este año las variables macroeconómicas, el precio de petróleo y las tasas de interés no han jugado a favor de nuestro país por lo que, era de esperarse que el incremento en lo aprobado respecto el ejercicio inmediato anterior, no rebasará ni el 3%, como ocurrió en periodos anteriores.  Para el próximo año se aprobaron $4,88 billones de pesos en el PEF, mientras que para el 2016 se consideraron $4,76 billones, es decir, apenas un 2.62% más. El punto es que el incremento será insuficiente para cubrir los requerimientos de inversión en infraestructura y acciones sociales que tiene el país para el año entrante, sin contar todas aquellas obras y acciones que este año no pudieron realizarse por la falta de recursos, pues se han tenido cerca de tres recortes al gasto público.

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Dentro de las dependencias más afectadas para el año que entra se encuentran la Secretaría de Educación Pública que tendrá 35 mil 331 millones de pesos menos respecto del ejercicio anterior, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, con 20 mil 590 millones de pesos menos, pese a una reasignación de 6 mil 904 millones de pesos que tuvo durante el año, y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales con 19 mil 712 millones de pesos menos que en 2016. Particularmente debo destacar el rubro del área del Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) que es la dependencia más afectada, en términos porcentuales, con un recorte del 37% en su presupuesto respecto al ejercicio previo, a pesar de que en el último año esta Dependencia ha encabezado importantes transformaciones y estrategias que están mejorando la calidad de vida de cientos de miles de mexicanas y mexicanos, a través de la construcción de ciudades seguras, la creación y rehabilitación de espacios públicos, la construcción de cuartos rosas para combatir el hacinamiento, la entrega de escrituras y títulos de propiedad que le dan certeza a familias, por mencionar algunas.

Es importante mencionar que estas reducciones no se dan por ganas “de joder” a nuestro país, es lo que puede hacerse con una “cobija” que ahora es más chica y que tiene que alcanzar para todos. Sin las reformas impulsadas por el presidente Peña Nieto, las cosas estarían peores, no podemos por arte de magia lograr que los precios del petróleo suban o que el tipo de cambio mejore, por lo tanto, tenemos que hacer lo necesario y lo posible con lo que tenemos.

El caso de Zacatecas luce igual de complicado que el entorno nacional, de acuerdo a lo plasmado en el PEF 2017 nuestro Estado recibirá un poco más de $2,613 millones de pesos, cuando en 2016 se aprobaron $ 3,854 millones, es decir, cerca del 33% menos. Los rubros más afectados fueron el Fondo de Infraestructura Social Estatal, las Instituciones Estatales de Cultura, y la Infraestructura productiva para el Aprovechamiento  Sustentable del Suelo y Agua y los rubros más beneficiados o que tuvieron algún aumento fueron el Subsidio para Organismos Descentralizados Estatales, Ampliaciones para proyectos de Desarrollo Regional, el Programa Hidráulico, el Fondo de Infraestructura Social Municipal (FISM)  y la Distribución del Programa de Fortalecimiento de los Servicios Estatales de Salud.

¿Cómo afrontar entonces este reto de restricción presupuestal que viene? Lo primero es que en los tres niveles de gobierno debe haber un compromiso puntual para transparentar el ejercicio del gasto y combatir la corrupción. Robar o desviar el recurso que requiere la ciudadanía es de por si un acto condenable a todas luces, pero hacerlo en un contexto de escasez y necesidad “no tiene perdón de Dios” como dicen en mi pueblo. Es necesario hacer un ejercicio profesional y responsable de la planeación y ejecución del recurso disponible, donde cada peso que se invierta sea en obras y acciones que por un lado verdaderamente sirvan a la ciudadanía, pero que además se realicen de manera eficiente y sin costos extras o desperdicios. En este proceso se debe también considerar la priorización que permita alcanzar los mejores resultados, es decir, existen obras cuyo impacto y resultados son mucho mayores si se realizan de manera inmediata que otras que, si bien se requieren, su ejecución en un periodo inmediato no hace una gran diferencia.

Los momentos difíciles son también para trabajar en equipo, los tres niveles de gobierno deben tener la disciplina pero sobre todo la voluntad política de que cada peso que se gaste debe ser coinvertido con los otros niveles de gobierno. Los municipios pueden duplicar o hasta triplicar sus recursos si coinvierten con la Federación y el Estado, lo que significan más acciones para los habitantes de sus municipios. A estas alturas del partido no se vale ser egoísta o dejar pasar recursos sólo por concentrarnos más en la ejecución que en el impacto del proyecto.

Por último es necesario señalar que el año de austeridad deberá servirnos también para ser más creativos y entender que la participación social y comunitaria puede aportar mucho a las políticas públicas sin necesidad de muchos recursos, debemos hacer corresponsables a los beneficiarios, no hay de otra. ■

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