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jueves, 18 abril, 2024
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Ojalá que a Tello nunca le toque ser gobernado por “un invento sexenal”

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Por: Ernesto González Romo • admin-zenda • Admin •

Eran los primeros días de la pre-campaña y Arturo Nahle dijo que Zacatecas no merecía la desgracia de ser gobernado por “un invento sexenal”, así definió al entonces pre-candidato Alejandro Tello.

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Nahle se refería a que el primer acto de corrupción que comete un funcionario público, es aceptar un puesto para el cual no está capacitado, por eso al catalogar a Tello como un “invento sexenal”, trataba de explicar que siendo el mejor amigo de Miguel Alonso, a Tello le podría alcanzar para ser gobernador, pero esa amistad no le alcanzaría para ser un buen gobernador.

Parece que Nahle tenía razón, veamos los primeros tropiezos del nuevo gobernador:

Tello intentó proteger a su amigo Miguel Alonso sin ser tachado como tapadera de la corrupción, el resultado fue grotesco, además de cubrir los excesos de su amigo, Tello ha faltado a su palabra: le prometió a los medios que tendrían acceso a la “casa bellagio”, un símbolo de la frivolidad de Miguel, pero a pesar de su promesa la “casa bellagio” permanece oculta para la mayoría de los zacatecanos, también prometió que se investigarían los excesos y posibles actos de corrupción del sexenio pasado y a los pocos días la secretaria de la función pública exoneró a Miguel Alonso y a toda su familia, para rematar, Tello prometió que se informaría de todos los desfalcos encontrados en las dependencias estatales y a pesar de encontrar el pago de bonos millonarios para los funcionarios de Lucia Alonso, desde el nuevo gobierno dijeron que se había tratado de un error del sistema, en fin, parece que la palabra del gobernador no vale mucho en estos días.

¿Un gobernador que no cumple su palabra, puede tener liderazgo?

Claro que no, por eso mientras Tello fracasaba en su intento por deslindarse de la corrupción de Miguel Alonso, también se desbarrancaba la estrategia por aparentar que el nuevo gobierno sería transparente y austero,  Tello comenzó limitando el uso de vehículos oficiales y el pago de telefonía de los funcionarios, pero todo se derrumbó cuando los diputados del PRI se negaron a deshacerse de las llamadas “herramientas legislativas”, un recurso millonario que reciben los diputados y que administran a su antojo, los diputados del PRI-Verde-Panal mandaron al diablo la política de austeridad se su jefe político, pero no fueron los únicos, Tello prometió que todos sus funcionarios presentarían su 3 de 3, pero  Víctor Armas y  Marco Vinicio Flores mandaron por un tubo la política de transparencia de su jefe y al momento siguen sin presentar su declaración patrimonial, de ingresos y de intereses, parece que estos funcionarios esperan despacharse con la cuchara grande y no quieren que nadie conozca su patrimonio.

¿Un gobernador que no tiene liderazgo entre los suyos, podrá tener liderazgo con los demás?

Claro que no, por eso las primeras gestiones de Alejandro Tello han “tronado como ejotes”, pero lo mismo está ocurriendo con las primeras acciones de gobierno, el ejemplo más notorio llegó la semana pasa cuando el gobierno de Zacatecas tuvo que anunciar el fin del programa para empadronar a los autos chocolate, ese programa no era una ocurrencia, era una extorción para los propietarios de autos americanos, según informó el gobierno de Tello, los autos que estuvieran empadronados, ya no se serian decomisados, pero aquellos que no pagaran $ 1400 pesos, serian decomisados ¡Mentira!, el gobierno de Zacatecas no tiene facultades legales para decomisar autos chocolate, ni tampoco puede legalizarlos, esa función es del Gobierno Federal a través de las aduanas del servicio de administración tributaria. La calcomanía de Tello era un decorativo para los autos chocolate, pero no tenía ningún sustento legal, como dije: era una extorción.

De inmediato los concesionarios de vehículos y los funcionarios federales llevaron el chisme a la federación y desde la Secretaría de Hacienda obligaron al gobernador a detener su programa de empadronamiento.

Tello debe entender que un gobernador que no cumple su palabra, no tendrá liderazgo, por eso los suyos lo ignoran y los ciudadanos empiezan a perderle la confianza.

Al anunciar el fracaso del empadronamiento, Tello lanzó un berrinche y le dijo a los medios de comunicación que esperaba que ningún concesionario o funcionario federal sufriera un acto delictivo cometido en un auto chocolate, algún concesionario igual de inmaduro que el gobernador podría contestarle: ojala que a Tello nunca le toque ser gobernado por “un invento sexenal”. ■

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