■ Historia y Poder
En la historia mundial de la infamia, hay renglones dedicados muy especialmente a Zacatecas.
¿Pueden o no pueden?
Ésa es la pregunta de todos los días que se hace mucha gente, es decir, ¿hay alguien capaz de poner orden ante tanta fechoría, tortura, abortos, desigualdad, saqueos, fraudes electorales y un sinfín de calamidades que tanto aquejan a los pueblos zacatecanos?
Más de 10 mil expedientes penales pendientes de resolución se atiborran en los juzgados de primera instancia, la lentitud en la acción de la justicia sigue siendo un agravio pues el Poder Judicial zacatecano es lento e inepto generando la impunidad y las cifras negras que asolan los hogares en todas direcciones.
Shock permanente ante una realidad que no imaginábamos fuese tan cruel a la hora de repartir culpas y distinguir en el muro de los lamentos a quienes por omisión no señalaron las injusticias y fueron cómplices de los burdos saqueos que tanto daño le ha hecho a las presentes generaciones deseosas de estabilidad y decoro.
Para entender a fondo la historia patria de Zacatecas no sólo hay que acudir a las fuentes de la historiografía profesional y sus herramientas, sino que debemos de implementar una lógica que no sea aburrida y nos ayude a evaluar las penosas circunstancias por las que hoy atraviesa nuestro estado en una plataforma donde siguen despegando la violencia, el hambre, el frio y la impunidad de las clases dirigentes, la comodidad de los intelectuales, la frivolidad universitaria, el embrujo perverso de las redes sociales como escaparate consumista anodino, la ausencia de la clase obrera en la mesa de las discusiones posibles, el fantasma del campesinado despreciado, las religiones y su disc1urso solitario.
Desde la figura del antiguo y humilde cartero Leobardo Reynoso que llegó a ser Gobernador Constitucional de nuestro estado de 1944 a 1950 y siendo sucesor natural del general caudillista Pánfilo Natera, jamás nuestro estado ha podido detener el afán de sus gobernantes por acumular fortunas que siguen siendo un insulto ante las graves necesidades de las inmensas mayorías que siguen debatiéndose en una océano de enfermedades como la diabetes y el repunte de la sífilis que se creía superada desde 1936 luego de cobrar miles de dolorosas víctimas.
La historia personal del gobernador Reynoso raya en el ejemplo de cómo el poder corrompe y encadena a otros a hacer lo mismo, lo que hace aún más sufrible el panorama donde se prevé como demasiado difícil haya algún día orden y paz y prosperidad real para todos.
Democracia para imbéciles, o la piedad del desencanto.
O nada, solo el desafiante cúmulo de enfermedades que aquejan y orillan a releer los principios.
Impacto de verdad. ■
