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lunes, 18 marzo, 2024
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La peor persona del mundo,

un filme de Joachim Trier

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 510 / Cine / Desayuno en Tiffany’s, mon ku

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“Desde hace tiempo solo miro para atrás. Pero no por nostalgia al pasado sino porque ya mi vida está en el pasado y no en el futuro. Es una nostalgia ante mi muerte”, Aksel le dice a Julie, ante la inminencia de su muerte por un cáncer de páncreas.

  “¿Es que acaso se puede ser feminista y al mismo tiempo amar las felaciones? ¿Amar que el chico te agarre de los cabellos y te empuje de ida y vuelta su pene en la boca?”, Julie le dice a Eivind en una fiesta en la que se acaban de conocer y están jugando al coqueteo, pero sin querer ser infieles.

Estos dos extractos sirven para ilustrar los extremos de las relaciones y emociones buscadas en la más reciente cinta del director noruego Joachim Trier, Verdens verste menneske (La peor persona del mundo), estelarizada por Renate Reinsve (Julie), Anders Danielsen Lie (Aksel) y Herbert Nordrum (Eivind).

El guion, la dirección y los diálogos -todo previsto y sin dejar, de toda evidencia, ningún lugar a la improvisación- en esta cinta de Trier son un planteamiento al problema de las relaciones modernas.

Organizada en 12 capítulos, un prólogo y un epílogo, se van contando los juveniles años de Julie. Desde su inicio Trier acudió al uso de la voz en off episódica para recalcar la variedad de opciones de estudio que un joven tiene ahora y que hace dudar, justo en una época en que se ha construido la ilusión de que todos son capaces de lograr éxitos y ser los mejores. 

Enseguida se encadenan los capítulos de la vida amorosa y profesional de Julie. Igual que en el estudio, existe un amplio menú de opciones de amantes, novios y relaciones de pareja, que funcionan o no, según las esperanzas por tener algo mejor o algo diferente, o algo que “nos haga ser más Yo, más libres”.

De la euforia del amor, de la pasión y de los nuevos oficios, de la decisión de vivir solos con o sin hijos, al brutal choque con la muerte por enfermedad. Todo volátil. 

Trier, co-guionista, evitó los lugares comunes de las historias de amor y juventud, dotó a las personalidades de sus personajes de reacciones emocionales: la aparente resignación ante la ruptura se vuelve desesperación y violencia porque ya no vivirán en el mismo departamento; esa aparente resignación ante la muerte se vuelve depresión y angustia por el dolor y la ausencia de futuro; la aparente resignación ante un embarazo no deseado, pero con pareja estable, se vuelve alegría al desprenderse el embrión; la aparente hambre por tener un pene duro, se concretiza en mito cuando ella prefiere un pene blando que se endurece a su interior para ella asumir su poder de exitar.

Una película que fue seleccionada en varias categorías de los Premios Lumières de la Prensa Extranjera en Francia, y que seguramente tendrá -esperamos- circulación en México.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-510

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