La salida furtiva del país y su captura en los Estados Unidos del Mayo y de uno de los chapitos hasta ahora, constituye un galimatías. El tumba
burros define a esta palabra como un asunto o fenómeno caracterizado por “un lenguaje oscuro por la impropiedad de la frase o por lo confusión de las ideas… confusión, desorden, lío”. Eso y no otra cosa es la narrativa que nos ha vendido el gobierno mexicano que no atina a presentar una versión convincente y verosímil del caso. Lo que es peor, en voz de su vocero, el presidente López Obrador, dice no saber nada y está esperando que las autoridades gringas le saquen las papas del fuego e informen que es lo que realmente pasó. Y es que, según la versión del abogado del Mayo Zambada, capo de capos sobreviviente de los fundadores del cartel de Sinaloa, fue emboscado y traicionado por su ahijado (cosas veredes), Joaquín Guzmán López; hijo de Joaquín el Chapo Guzmán, es todo un culebrón. Pareciera la trama de una novela de corte natural realista al estilo del Zola decimonónico o del mexicano Luis Spota de la mitad del siglo veinte.
Estan por cumplirse tres semanas en que ocurrieron los hechos en que dos notabilísimos capos escaparon en avión sin que “nadie” se diera cuenta y aparecieron en el otro lado de la frontera. Pareciera una entrega pactada ante la próxima sucesión presidencial de ambos países. A la trama cargada de suspenso y misterio se agrega el homicidio del líder y cacique de la UAS el mismo día y de acuerdo con lo declarado en una carta el Mayo, en el mismo lugar en que lo levantaron. También son parte del guion el gobernador Rocha Moya quien supuestamente según la misiva referida, había citado a los tres para que hablaran donde el Mayo mediaría en la pugna entre el cacique universitario y el mandatario estatal. Estos dos últimos antiguos correligionarios y docentes colegas, pero últimamente con diferencias y empleitados. Todo un drama teatral.
Este episodio tan desagradable para nuestro presidente se presentó al final de su sexenio. Cuando disfrutaba con la ya presidente electa Sheinbaum de su luna de miel de despedida en la que los fines de semana se hace acompañar de ella recorriendo deferentes puntos de la geografía nacional con royos triunfalistas autocomplacientes sobre las obras terminadas, a medio terminar e inconclusas de su gobierno. Este suceso inesperado, fuera del guion preparado para la despedida del tabasqueño y el debut de la capitalina, dicen sus malquerientes que es parte de los sufrimientos del su séptimo año de gobierno. Un desagradable epilogo de la gestión obradorista y un amargo prólogo para el gobierno por iniciar de Sheinbaum. Lo que no esperaban ni deseaban cuando todo marchaba sobre ruedas y todo era miel en hojuelas.
Mientras tanto, sobran las conjeturas e hipótesis sobre lo sucedido el 25 de julio. Mismas que obedecen a las preguntas, aun sin respuesta que del truculento caso se han derivado; Lo ocurrido ese día, ¿fue una emboscada y una traición a Zambada de su ahijado el Chapito Joaquín Guzmán López para entregarlo al gobierno estadounidense? ¿Fue una entrega pactada dada la vejez y enfermedad del Mayo, y fungir por parte del chapito como testigo protegido para educir los años de cárcel y negociar sobre la condena carcelaria de su padre? Ante el misterio de no saber de cuál aeropuerto salió el avión (si fue de Culiacán o de Hermosillo) y el no menos misterioso piloto que traslado a los delincuentes a suelo norteamericano, ¿el operativo lo planearon y ejecutaron agentes gringos por ordenes de su gobierno o el plan de escape y entrega es atutoría del chapito? El caso del asesinato del líder universitario y recién diputado electo, ¿fue fraguado por el despistado gobernador que el día en que ocurren los hechos se ausenta y viaja a Los Ángeles, pensado ese viaje más bien como una medida distractora? ¿Rocha Moya, nacido en Badiraguato la tierra del Chapo, que conocía de trato a todos los actores principales del culebrón Mayo, Chapito y Cuén Ojeda planeó, orquestó o se prestó para llevar a cabo el operativo?
Sea lo que sea, el caso es que el gobierno mexicano de no estar involucrado, ha quedado muy mal parado. La soberanía nacional ha sido burlada y el gobierno de López Obrador ante los ojos del mundo y de la opinión publica aparece como muy incapaz e incompetente, con un servicio de inteligencia nulo por inútil.
No faltan las lenguas venenosas y sus malquerientes que dicen no creer que el presidente no sabe nada y más bien creen que finge y se hace el disimulado para buscar encubrir a los líderes de los malos y al gobernador. En este asunto, “algo está podrido en Dinamarca”. Pudiera haber gato encerrado.