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miércoles, 24 abril, 2024
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La Fratelli Tutti en la Declaración Universal de los Derechos Humanos

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Considero que, desde distintos aspectos, la humanidad ha perdido el rumbo, así lo he manifestado y demostrado en diversas colaboraciones en medios de comunicación, conferencias y participaciones en eventos académicos, sin duda, necesitamos retomar las estructuras que dieron forma y sustento a las distintas sociedades desde sus orígenes con la finalidad de reorientarnos hacia caminos más enfocados a la armonía y a la fraternidad. Después de la Segunda Guerra Mundial y como resultado de la devastación multidimensional e innecesaria que se generó, los paises decidieron formar una institución que evitara por todos los medios que el mundo padeciera nuevamente las consecuencias de una nueva conflagración global, así, se crea la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuyos propósitos eran promover la paz, la seguridad, fomentar la amistad y la fraternidad entre los estados miembros y vencer retos comunes como la pobreza, el hambre y diversas enfermedades. En este sentido, el 26 de junio de 1945 se firma la Carta de la ONU, instrumento que asienta su fundación y establece desde el ámbito internacional, un compromiso vinculante respecto a los diversos problemas enfrentados por la humanidad; no podemos negar a la ONU su carácter de buena voluntad que muchas veces es superada por el hambre voraz de algunos países que provoca el aprovechamiento y explotación de los recursos naturales de otros países y la dominación de sus territorios, sin importar el pisoteo de su soberanía y la vulneración de los Derechos Humanos Fundamentales de sus pueblos. Así pues, de acuerdo con el jurista Hugo Saúl Ramírez, en el preámbulo de la Carta de la ONU, se menciona siete veces la idea de Derechos Humanos sin explicar su concepto y alcance, por lo que fue necesario emitir el 10 de diciembre de 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) que clarifica importantes conceptos de lo que en ese entonces se entendía por tales derechos. Me detengo de igual forma en el preámbulo de la mencionada declaración, en el que se puntualiza que la libertad, la justicia y la paz en el mundo, tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana. De igual manera, se describe algo que está pasando en la actualidad: el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad y, desde mi percepción, es ahí donde deben enfocarse muchas de las acciones de las Comisiones Nacionales y Estatales de Derechos Humanos, abatir la ignorancia y la indiferencia que prevalece en la materia pues las personas deben entender la importancia de la fraternidad entre los seres que integran esa gran familia humana a los que debe garantizarse la libertad, la seguridad, la igualdad, la justicia, la dignidad, entre otros factores indispensable para llevar una vida digna. Ya en su Artículo primero la DUDH establece que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros y, desde mi óptica, lograr esa fraternidad tan necesaria implica la construcción de nuevos ejes rectores por donde transite el desarrollo de nuestra vida con plenitud, con sostenibilidad ambiental, en un escenario ideal para el bienestar y el progreso de las poblaciones. Aquí quiero recuperar una parte de la encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco en la que describe que, a su vez, Francisco de Asís se dirigía de esta manera a todos los hermanos y las hermanas para proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio; el papá Francisco comenta que de esos consejos se invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio; allí declara feliz a quien ame al otro, tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él. Según el Papa Francisco, con estas pocas y sencillas palabras expresó lo esencial de una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite. Desde mi concepción, considero que la fraternidad vista de esta manera y vinculada con el Artículo primero de la DUDH, puede conducirnos a garantizar un ejercicio pleno de los Derechos Humanos Fundamentales, tanto en nuestro entorno inmediato, como en aquél que se encuentra más allá de las fronteras fijadas por la mano de los líderes de nuestra especie, lograrlo será uno de los principales retos de cualquier institución vinculada con esta delicada tarea.

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