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miércoles, 24 abril, 2024
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AMLO, el mejor estratega nos guste o no

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Por: MANUEL ESPARTACO GÓMEZ GARCÍA •

El presidente no me conoce, soy un ciudadano más de los de 120 millones de habitantes que tiene el país, pero mi historia con él (no así de él conmigo) es interesante por cómo me ha formado. Tal vez una charla que tuve con un conocido director de un periódico local, con presencia nacional, me ha puesto un poco melancólico y es forzoso, para hacer esta introducción, remitirme a 1998, a la campaña de Ricardo Monreal a la Gubernatura de Zacatecas, abanderando la candidatura del PRD a ese honroso espacio, donde tuve la oportunidad de conocerlo.
AMLO, presidente del PRD.
El encargado de dirigir al partido que representaba la mayor fuerza de la izquierda en México era sin duda el PRD. Con todo y sus “tribus” o corrientes de pensamiento, como propuso Doña Amalia que se les rebautizara para quitarle el lado salvaje al término, era un partido joven y una opción real para los mexicanos, pero en ese año, particularmente (1998) para los zacatecanos. Cuando el PRI con sus cuotas y cuates repartió las candidaturas al gobierno de diversas entidades y deja fuera a Ricardo Monreal de la de Zacatecas, se dieron las condiciones para que dos animales políticos, uno más estratega que el otro y el otro más hábil que el otro, confluyeran y de la mano de AMLO y de RMA, la alternancia llegara al estado. Fue una buena época para el PRD, la figura de AMLO aglutinaba, pesaba, incomodaba al gobierno porque veían en el al hijo ausente que nunca volvió y que ahora en la oposición, era un auténtico luchador social. Las primera Gubernaturas del PRD, pues, fueron con Andrés en la dirigencia del partido.
AMLO, Jefe de Gobierno.
La época de los 90s para la Ciudad de México fue de terror. La urbe más grande del mundo era el centro neurálgico de operaciones ilícitas y sus índices delictivos, incluyendo los delitos de alto impacto como el secuestro y el homicidio, eran los más altos del mundo. La transición de regente a jefe de gobierno se selló con la victoria histórica del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, dio por terminada el oscurantismo y dio paso a la ilustración, si me valieran la exagerada comparativa, pero trato de ilustrar que hubo un cambio radical al grado de que el sucesor del Ingeniero, postulado por el mismo partido, fuera AMLO. AMLO no solo continuó con el gran trabajo del hijo del Tata, sino que ahí sí, dio muestras (varias) del talento nato como estratega político. Andrés convertía un error de él o de su equipo, en una oportunidad para aparecer en la palestra nacional. Incluso, debemos recordar el famoso desafuero votado en el congreso y promovido por Fox, proceso que le hizo lo que el viento a Juárez, porque una vez más sus dotes de estratega le permitieron ser candidato a Presidente y estar a punto de ser el electo, si no es que lo fue, como sostienen algunas tesis. En fin, después de la derrota de 2006, el tesón del tabasqueño y su capacidad estratégica le permitieron seguir vigente durante los siguientes 12 años, sin la necesidad de ocupar un escaño o un espacio más allá que el que ocupaba en su camioneta para recorrer el país. En el 2012, hábil e inteligente, con una lectura muy clara del tsunami que venía, encabezado por Peña Nieto, participó testimonialmente en la elección, pero le bastó para mantener a su voto duro, seguir presente con las nuevas generaciones y con suerte, como la tuvo, cuando Peña empezó a caer con el caso Ayotzinapa y el Pacto por México, AMLO se convirtió en el político que enarbolaba los sentimientos de la gente… hasta que llegó 2018.
AMLO, Presidente de México.
Aunque lo más interesante está por venir con el relevo y la sucesión presidencial, donde seguramente continuará dando catedra de estrategia política, AMLO ha tenido la habilidad para marcar la agenda nacional y comunicarla como nunca antes. Él es el Gobierno… y ha estado tentado a decir, aunque no lo ha hecho, pero lo piensa: “yo soy el Estado”. Andrés es un fenómeno que a la mitad de su gobierno sigue tanto más popular que al principio de su gobierno, pero si eso fuera poco, sigue ganando gubernaturas y seguramente va a ganar la sucesión con quien él elija. Aunque a esa historia le faltan muchos capítulos, desde ahora se ve que la mano que mece la cuna sigue manteniendo intactos sus dotes de estratega. Es entonces, Andrés, el mejor estratega de México, nos guste o no.

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