■ Preocupa a las autoridades nivel de violencia en las escuelas y fuera de ellas, advierte
■ Necesario, que esfuerzos de prevención se dirijan también a crear conciencia en los tutores, dice
En 90 por ciento de las denuncias que recibe cada año la Procuraduría General de Justicia del Estado de Zacatecas (PGJEZ), los sujetos activos, es decir, quienes cometen los delitos son jóvenes, aseguró el titular de la dependencia, Arturo Nahle García.
Durante el arranque de los foros de la campaña organizada por la Comisión de Derechos Humanos de la entidad (CDHEZ) para abatir y eliminar la violencia escolar, el procurador aseguró que cada vez es más preocupante para las autoridades el nivel de violencia en el entorno de los jóvenes zacatecanos, tanto en las escuelas como fuera de ellas.
Expuso que, a raíz del elevado porcentaje de participación de los adolescentes en hechos delictivos y para entender mejor el fenómeno que se está produciendo en la entidad, la PGJEZ elaboró un estudio aplicando cuestionarios a los jóvenes que eran detenidos y llevados ante el Ministerio Público.
En sus respuestas, precisó, se advirtió un mismo patrón de comportamiento y de inicio en estas actividades, lo cual incrementó la preocupación sobre el tema.
Nahle García expuso que todos los jóvenes consultados empezaron reprobando una materia en la escuela y de esta manera continuaron hasta suspender todas las asignaturas. En este momento, agregó, caben dos opciones; que el estudiante decida, por su propia voluntad, abandonar el centro educativo o que los directores los expulsen.
Después de esta fase, narró el procurador, el adolescente intenta buscar trabajo pero, “si los que terminan una carrera batallan para encontrar un espacio laboral, batallan mucho más estos jóvenes que llegan a pedir un empleo y ni siquiera llevan su certificado de preparatoria”.
En este punto, sostuvo, es donde surgen los denominados “despectivamente” como ninis, que ni estudian ni trabajan. A nivel nacional, según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hay cerca de 8 millones; mientras que en Zacatecas, los cálculos realizados por la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) hablan de entre 60 y 70 mil jóvenes en estas condiciones, enfatizó.
El funcionario expuso que, al no contar con ingresos ni oportunidad de trabajo, pero sí tener vicios que requieren de dinero como el consumo de tabaco, cerveza, otro tipo de alcoholes y drogas, entre las que mencionó, por ejemplo, la mariguana, la cocaína, la piedra y el cristal, “empiezan a robar, por lo regular, siempre en sus casas”.
No obstante, cuando ya no tienen posibilidad de quitarles recursos a sus familiares, “van a robar fuera de su casa, establecimientos comerciales, automóviles y autopartes, transeúntes, porque necesitan dinero”.
Después de narrar este proceso, Nahle García concluyó que “tenemos documentado que en menos de un año muchos de estos jóvenes que empezaron reprobando una materia en la escuela pueden estar convertidos en narcomenudistas, en halcones, en sicarios, en zetillas, en malandros y cosas por el estilo y todos esos jóvenes que empezaron igual, absolutamente todos, terminan igual, o en la prisión o en el panteón; no falla”.
A raíz de esta situación detectada en la procuraduría, expuso el funcionario, comenzaron las conferencias y trabajos en 120 preparatorias con más de 55 mil alumnos, y posteriormente continuaron en las escuelas del nivel de secundaria.
Pero en estos recorridos, puntualizó, se advirtió otro de los fenómenos que aquejan a los jóvenes zacatecanos en la actualidad y que es la violencia escolar, con modalidades como el sexting, el bulling y los noviazgos con violencia. En cuanto a este último, el procurador aseguró que “yo en mis tiempos llevaba serenata, flores, escribía poemas a la novia; ahora las madrean”.
Otra conducta que sorprendió a las autoridades estatales al interior de las escuelas fue la de la prostitución escolar, así como las amenazas contra los maestros y los jóvenes de secundaria, que incluso llevan armas a las escuelas.
Añadió que muchos de estos tipos de violencia son desconocidos para los padres de familia. De ahí, señaló, se deriva la necesidad de que los esfuerzos de la prevención se dirijan también a crear conciencia en los responsables de estos menores, para que puedan evitar el desarrollo de estas conductas.
