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viernes, 19 abril, 2024
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Reforma Electoral para empoderar a las bases

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Por: RICARDO ARTEAGA ANAYA •

En reiteradas ocasiones he afirmado que el sistema de partidos en México ha fracasado en otorgar verdadera representación a las militancias de los partidos, mucho menos a los ciudadanos, así como ha fracasado en impulsar un modelo democrático participativo y ha sido construido de forma gradual, por nuestra clase política, como un mecanismo mediante el cual se han enriquecido las cúpulas de los partidos, así mismo se han convertido en objetivos para designar candidaturas a sus allegados.

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Las diversas reformas político electorales propuestas por ex presidentes, más allá de consolidar a nuestras instituciones electorales como mecanismos que fortalezcan el ejercicio ciudadano, terminaron convirtiéndolas en espacios donde la opulencia, corrupción y opacidad, son características principales de los mismos, el Instituto Electoral funciona más como un ente juzgador y contrapeso al gobierno federal que una institución que defienda el ejercicio ciudadano y la democracia en el país; los magistrados de tribunales en materia electoral, han sido vistos por nuestros legisladores como un espacio para posicionar a ´personajes que en un futuro dictaminarán según los intereses de quien los colocó en el encargo, de igual forma los órganos locales electorales terminan costando demasiado a los ciudadanos bajo el argumento de que sus funciones así lo requieren, funciones que sin dificultad alguna pueden ser realizadas por el INE.

Las dirigencias de los partidos políticos, desde que perversamente se planteó otorgarles recurso público, se convirtieron en objetivos de políticos para controlar el millonario recurso, convirtiendo a los partidos en entes donde la opacidad, despilfarro y desvío de recursos, se convirtieron en características principales y en actividades comunes, alejándolos de lo que estos debieran ser: herramientas que impulsen y fortalezcan el ejercicio ciudadano mediante la construcción de una cultura política desde sus principios e ideas de Estado.

Más allá de buscar reformar leyes para solo cambiar el nombre de las instituciones políticas y no evitar que terminen siendo corrompidas, debemos buscar reformar de manera profunda nuestro sistema de partidos para fortalecer y empoderar a las bases y militancias de los mismos, al mismo tiempo que se fortalece la participación ciudadana.

La reforma electoral propuesta por el Presidente López Obrador busca arrebatar a las “élites” partidistas el poder y control de los partidos políticos, la idea de eliminar el financiamiento público a los mismos en años no electorales y establecer mecanismos para el financiamiento a través de aportaciones de los militantes, fortalece a las bases puesto que para que esto suceda, los dirigentes partidistas deberán ceder a sus bases, la facultad de elegir a sus candidatos.

La propuesta del Partido Acción Nacional resulta interesante y digna de analizar puesto que también se considera el fortalecimiento de las bases y militancias de los partidos, la idea de que estos sean obligados a elecciones primarias, lograría evitar que las cúpulas impongan candidatos según sus intereses y acuerdos, así mismo, se bloquearían la oportunidad de que estos simulen democracia interna a través de mecanismos como sondeos y encuestas fantasma, dejando en sus militantes la oportunidad de elegir a quienes ellos consideren la mejor opción para representar el proyecto político que sus partidos sostienen.

Los ciudadanos, y en especial las militancias de los partidos políticos, debemos convertirnos en una presión social para que nuestros legisladores, sin importar el partido al que pertenezcan, consoliden mediante el diálogo y acuerdos, una reforma político electoral pensada en el ciudadano mexicano, una que permita a nuestro país transitar de una democracia representativa a una donde la participación ciudadana sea el eje central de nuestro sistema político.

El modelo neoliberal en nuestro país logró implantarse gracias a un frágil sistema democrático que fueron modificando políticos financiados y empleados de grandes empresas, la única vía para evitar que el poder político continúe sometido al poder económico, es trasladando el poder de la toma de decisiones al pueblo mexicano, ningún representante popular que se diga ser realmente representante de los intereses del pueblo puede negarse a impulsar y lograr consolidar una reforma electoral que brinde un cambio profundo a nuestro modelo democrático y sistema de partidos.

La clave para que nuestros políticos tomen decisiones pensando realmente en el interés colectivo, es la exigencia y participación ciudadana para que después la toma de decisiones sea verdaderamente por actores políticos emanados de las bases y no según los intereses de las cúpulas partidistas.

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