Entre evaluaciones te verás, pareciera ser esa la consigna con la que los maestros tanto los de nuevo ingreso como los de plaza base verán transcurrir su atribulada para quienes así les resulte, vida laboral. La reforma educativa impulsada por el actual gobierno busca alcanzar la calidad a base de evaluaciones a los educadores. El evaluatón magisterial llegó, no sé si para quedarse pero por lo pronto está dando guerra. De una reforma que apuesta en un alto porcentaje por la evaluación de los docentes pero deja de lado la inequidad que reina en el medio traducida en las deplorables condiciones materiales en que estos trabajan con grandes carencias en la infraestructura de muchas escuelas del nivel básico, la falta de apoyos didácticos para desempeñarse mejor y que ha descuidado los renglones de la actualización y capacitación de los profesores, no pueden esperarse buenos augurios. Para que sea exitosa requiere partir de un presupuesto alto y creciente que se vaya incrementando año con año gradualmente para atacar los males que siguen aquejando al elefante reumático de la educación. Con la evaluación también se busca una depuración, una especie de pureza laboral. Bajo la política de la zanahoria y el garrote, la SEP ha advertido que los que acudan a evaluarse y salgan bien se verán recompensados con su zanahoria traducida en estímulos económicos y prestamos de ISSSTE que en teoría todos tienen derecho. El garrote está destinado para quienes no resulten bien evaluados al ser enviados a capacitarse a programas de evaluación continua, los pondrán a machetear; de manera más drástica se castigará a los rebeldes, remisos y desobedientes que no se reportaron con su portafolio de evidencias incluidos los logros de sus alumnos y no acudan a examinarse habiendo salido sorteados en las lista negra y aquellos que asistiendo anulen o cancelen el examen. Para estos últimos, los que no acaten el llamado a evaluarse o falten, la autoridad ha estado amenazando con despedirlos. Está por verse si lo hace. Quizá es lo que está buscando, sustituir a maestros que no se dejan someter por otros que acepten el control del patrón y su aliado el sindicato. Con ello la SEP gana por partida doble: recluta a nuevos profesores obedientes y disciplinados y se ahorra al erogar menos recursos en sueldos, pues los de nuevo ingreso ganan menos, se les otorgan menos prestaciones y se les contrata con interinatos, a diferencia de lo que eroga con los de base con antigüedad y derechos laborales conquistados.
Peña Nieto debe estar muy consciente de que durante su administración los resultados en educación no se verán y de haberlos estos serán muy magros. Así lo evidencian a mitad de su sexenio los resultados de la prueba Planea aplicada por primera vez y que vino a sustituir a la prueba Enlace. Las cifras dadas a conocer reflejan el estancamiento y hasta el retraso, hay quienes llaman fracaso del sistema educativo. Nos les falta razón.
Planea es la prueba que se aplicó para evaluar el ciclo escolar anterior a alumnos de sexto de primaria y tercero de secundaria. A diferencia de la prueba Enlace, en esta no hubo estímulos para los maestros cuyos grupos y alumnos resultaron mejor valorados. Planea se divide en cuatro niveles y resulta de que 6 de cada 10 alumnos que concluyeron la primaria en este año no saben resolver problemas matemáticos elementales y 5 de cada 10 sólo pueden leer textos sencillos. Para contestar un problema es necesario leer y comprender bien lo que se pide resolver. En las escuelas secundarias no cantan mal las rancheras. En este subnivel se va de mal en peor en el aprendizaje del español con respecto a la primaria, pues 3 de cada 10 comprenden textos básicos y sólo 6 de cada 10 idéntica proporción a la primaria, resuelven problemas matemáticos elementales. Estos porcentajes corresponden a los niveles más bajos, en el nivel IV que es el más alto los indicadores se reducen entre el 2.6 en lenguaje y comunicación (español) y el 6.8 (matemáticas) para el caso de los que concluyeron la primaria. En el caso de la secundaria en el más alto nivel se ubican el 6.1 por ciento en español y el 3.1 % en matemáticas. Guevara Niebla hablaba hace 25 años de una catástrofe silenciosa para referirse a la crisis educativa des post milagro mexicano y hace algunos lustros de un país de reprobados, ¿seguimos estancados en ese estadio de nuestro subdesarrollo educativo? Guardados los tiempos y los proporciones, el dominio de la mayoría de nuestros niños y jóvenes no están ni en el nivel de los conocimientos que los niños adquirían en las primeras letras del siglo XIX en donde se buscaban que los que asistían por lo menos en las contadas escuelas que había, aprendieran a leer y a escribir bien y alcanzaran un dominio de las matemáticas básicas que contenía el Vademécum matemático de Ribott, una especie de manual que contenía una guía y plan de estudios para estudiar la materia.
A los evaluadores y funcionarios, que no hay quien los evalúa, no les queda otra que admitir que una reforma educativa para que sea exitosa tarda años. Es un problema multifactorial y se puede decir que estructural. La educación de calidad será posible cuando se eduzca la inequidad social y económica. Parecen decirnos que no todo es culpa de los profes, aunque la labor de estos es determinante mediante su entrega y compromiso.
Este fin de semana, que no será precisamente un buen fin para muchos profes, está programada la primera evaluación para maestros que ya estaban en servicio y contaban con la base. Estaremos atentos al proceso y las incidencias que ocurran. Hay expectativa por conocer cuando de los convocados no acudirán al llamado, quienes cancelaran el examen y que formas de resistencia se expresaran y con qué éxito, sobre todo en los estados donde la CNTE movilizará a contingentes para bloquear las sedes de aplicación. Ya veremos dijo un ciego. ■
