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viernes, 26 abril, 2024
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Salir del modo crisis: el regreso a clases ante ómicron

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Por: Catalina Monreal •

La salud mental ha sido una de las grandes protagonistas en la pandemia. De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud, el COVID-19 ha mantenido un efecto devastador en la salud mental de las personas. En México, se estima que casi un tercio de la población presenta síntomas de estrés postraumático. Estas consideraciones son las que se sopesan cuando se evalúa la necesidad de mantener espacios públicos abiertos, y es uno de los argumentos principales para pedir el regreso a clases presencial.

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Anteriormente he mencionado las consecuencias económicas y educativas de no tener clases presenciales, sobre todo aquellas en que no toda la población educativa tiene acceso al equipo necesario para mantener clases virtuales y sobre el impacto en el aprovechamiento educativo de niñas y niños, así como deserción escolar. Estos a su vez crean efectos de cascada que incrementan el riesgo de niñas y niños de caer en mayor pobreza, o vivir violencia de género.

No obstante, uno de los argumentos más poderos en este tema recae en el impacto del desarrollo social, emocional y mental de niñas, niños y sus familias. Tan sólo en 2020, 27% de los adolescentes y jóvenes encuestados en América Latina y el Caribe declararon sentir ansiedad y el 15% depresión. Otro estudio realizado entre jóvenes de 15 a 29 años en países de América Latina y el Caribe descubrió que el 52% había experimentado un incremento en estrés y el 47% tuvo episodios de ansiedad o ataques de pánico durante su cuarentena.

A dos años de vivir en la pandemia, nos encontramos ante el riesgo de seguir tomando decisiones en “modo crisis”, decisiones que se tomaron con información incompleta y diseñadas para solucionar impactos a corto plazo. No obstante, es necesario migrar a un nuevo esquema donde tomemos decisiones más enfocadas a largo plazo. Una de las maneras de salir de este modo en crisis, es aprender a responder con flexibilidad a las situaciones. Uno de los temas vitales que debemos enfrentar con miras a sus impactos a largo plazo es el del regreso a clases.

El regreso a clases se ha mantenido como un tema estatal y no federal, reconociendo que la situación en cada entidad es diferente. Esta semana se tenía planeado regresar a clases presencialmente, pero 29 entidades mantendrán el esquema a distancia. Los ojos estarán sobre Nuevo León, Querétaro y Guanajuato para el análisis y la ruta de cómo retomar las clases de forma presencial. Estos estados se han decantado por modelos híbridos, donde una parte del salón acude de forma virtual y otra presencial. Igualmente se reporta que el retorno a clases presencial es opcional y no todos los grados escolares regresan.

Por su parte la opinión internacional está dividida: UNESCO y UNICEF, las organizaciones de Naciones Unidas para la Niñez y para la cultura respectivamente, han llamado a que las escuelas se mantengan abiertas, aún a pesar de la cuarta ola de contagios. Para estas organizaciones el regreso a clases es posible utilizando protocolos estrictos sanitarios, que incluyen la ventilación y el distanciamiento social. Además, estudios realizados en Canadá, Japón y Estados Unidos, han demostrado que el cierre de escuelas no ha disminuido los contagios por COVID-19. No obstante debe de reconocerse que las medidas presentes en los llamados países de primer mundo, no son viables para todos los países: Inglaterra ha implementado pruebas rápidas gratuitas a niños y niñas antes de entrar a clases, mientras que otros países refuerzan la vacunación en niños y niñas de 5 años a 15. La estrategia propuesta para los países que no cuentan con vacunas suficientes es reforzar la vacunación al cuerpo docente. En México el refuerzo de vacunación iniciará el 12 de enero y terminará el 23 de enero. Mientras que otros países han optado por tener clases al aire libre.

Ninguna de las opiniones medicas niega que ómicron es la variante más contagiosa que se ha presentado, y que esto ha incrementado el número de niñas y niños que se contagian, y requieren de hospitalización. No obstante, estas Organizaciones señalan que el costo en el bienestar de las niñas y niños se mantiene mayor si se cierran las escuelas, sobre todo tomando en cuenta que las escuelas se mantienen cerradas cuando plazas comerciales, restaurantes, vuelos, y estadios se mantienen abiertos.

Salir del modo de crisis requiere enfrentar estas complicadísimas situaciones bajo la guía del conocimiento informado. Estamos quizás ante una situación en que el COVID-19 no se erradique, si no que se vuelva un virus “endémico”, que resurja cada tanto tiempo. Esto requiere que las políticas y medidas escolares reflejen estrategias a largo plazo. El bienestar y salud de niñas y niños en México así lo requieren.

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