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jueves, 18 abril, 2024
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Las vicisitudes de los docentes (segunda y última parte)

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Lo que construye una nación no es
ni el hablar una misma lengua ni el
pertenecer al mismo grupo etnográfico,
sino el poseer en común, grandes cosas
en el pasado, y la voluntad de hacer otras
en lo futuro.
Ernest Renan

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Retomando el contenido de la primera parte de este tema, la problemática educativa no es solo de México, particularmente, en toda América Latina el sistema educativo se encuentra colapsado, el motivo, no se ha hecho justicia social tal y como lo pregonan los discursos de políticos, gobernantes, autoridades educativas, entre otros, esto lo aseveran muchos estudiosos del hecho educativo; dos aspectos le dan fundamento a estas aseveraciones: 1) a la práctica educativa no la consideran como una actividad eminentemente social, ni tampoco se le aborda desde una perspectiva problemática, ello obedece a que la manipulación que hacen de ella los grupos hegemónicos, es selectiva, discrimina, somete, aliena y enajena a los educandos a grado tal que, los mentalizan y preparan para que sean obreros de los empresarios y, 2) de acuerdo a como lo refieren algunas instituciones de educación superior, solo el 10% de los alumnos que aceptan, llevan los conocimientos que se requieren para que puedan cursar sus estudios sin contratiempo alguno; el otro 90% se enfrentan a muchas dificultades para cumplir satisfactoriamente con los requerimientos curriculares. Este estado de cosas genera malestar, particularmente en los docentes, además de angustia, enojo, frustración, desilusión y, desinterés en su práctica profesional.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) urge a todos los países de este continente para que se haga el planteamiento de un “PACTO SOCIAL PARA LA EDUCACIÓN”, la intención de sería, el impulsar una pedagogía orientada a la cooperación, la colaboración y la solidaridad; por supuesto, urge también la modificación de los planes y programas de estudio, de tal manera que dejen esa verticalidad. Además, que se incluyan contenidos ecológicos, interculturales e interdisciplinarios; que se contextualicen y puedan así, favorecer los aprendizajes en los educandos. La educación no puede ser un privilegio de unos cuantos -las élites-, es por ello que urge la renovación de la educación, que se convierta en una educación que fomente y fortalezca las capacidades intelectuales de los alumnos, además, que favorezca también, al fortalecimiento de las dimensiones humanas y cognitivas, en sí, que se le dé una orientación eminentemente social y se pueda trabajar con empatía para que se transforme al mundo.

Es el Estado quien tiene al sistema educativo en crisis, no quiere dejar de administrar dicho sistema dado que, ha entregado casi por completo este rubro a los capitalistas, grupúsculos con intereses mezquinos que no abonan en mucho a la consolidación de una sociedad. Desde una perspectiva ideal, los maestros deberían caracterizarse por ser colaborativos, para que puedan así, trabajar en equipo; si esto se diera de esta manera, reflexionarían su propia práctica, la investigarían, y, construirían conocimientos propios, además, ejercerían nuevas prácticas pedagógicas y, favorecieran así, el aprendizaje significativo en los educandos- en tiempos actuales, esto solo es un sueño-.

El Estado también, ha permitido la exclusión educativa, no brinda la oportunidad a la población en edad escolar para que acceda libremente a cualquier nivel educativo. Ejercer el derecho a la educación, es una garantía constitucional y no privativa a ciertas élites sociales, se requiere una intervención abierta de la sociedad y, del grueso de los docentes para que se garantice la formulación de planes y programas de estudios de modo tal que se le pueda dar fondo y forma adecuados. Se sigue utilizando una dinámica educativa de poco impacto, inercial y descontextualizada –esta dinámica es meramente instruccional-, no consideran a los maestros que sí pueden hacer aportes importantes para la elaboración y/o construcción de planes y programas de estudio. En el mejor de los casos, cuando se convoca a los docentes a que participen en la elaboración de planes y programas, su función se concreta al de ser simples espectadores, en consecuencia, los programas que institucionalizan carecen de sustento pedagógico, no dan pauta para la profesionalización de los docentes y, por consiguiente, no hace aportes importantes al contexto donde ejerce su profesión.

Todas las reformas educativas que históricamente se han implementado, no han resuelto los problemas que hoy día se viven en nuestra sociedad, vemos, por el contrario, una educación alienante, no emancipadora; en caso de que se siga con estas prácticas pedagógicas inerciales, malintencionadas y perversas, con el paso del tiempo, las reformas que se hagan darán el tiro de gracia al sistema educativo. Los sindicatos magisteriales poco o nada ayudan a fortalecer a los maestros para que ejerzan una docencia efectiva, lejos de ello, siguen siendo utilizados como instrumentos de control, viven en completa complicidad con la autoridad educativa, el gobierno y los empresarios voraces.

Se ha demostrado pues, que los mecanismos electoreros no garantizan la transformación de una sociedad ni de sus estructuras, no existen verdaderos proyectos sociales dado que todo proyecto de esta naturaleza requiere de un proyecto educativo, y, si el sistema educativo se encuentra en decadencia, ¿qué proyecto garantizaría la transformación de toda una estructura social?

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