10.8 C
Zacatecas
viernes, 29 marzo, 2024
spot_img

¿Tiempos para la política del consenso o de combate?

Más Leídas

- Publicidad -

Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz •

En el interesante testimonio que rinde Arthur M. Schlesinger, asesor especial del presidente John F. Kennedy de los Estados Unidos, sobre el corto gobierno de este último, en su libro titulado Los mil días de Kennedy, hace un interesante recuento respecto al uso de lo que él titula La educación pública, refiriéndose con esto al uso del poder presidencial para generar opinión pública, moldearla, influirla o enfrentarla, y las formas en que JFK gestionó este desafío, cuando la televisión se expandía como medio masivo de comunicación. Me parece interesante compartir sendos párrafos del texto citado para continuar con el análisis: “Yo pensaba que la discusión era la mejor forma de romper la apatía del país y de hacerle comprender la realidad de los problemas y que el valor educativo de semejante lucha al trazar una divisoria entre la Administración y sus oponentes garantizaría que, aun cuando no consiguiésemos que se aprobara una ley, tendríamos una cuestión candente. Yo solía citar al presidente a los Roosevelt, Wilson, Jackson, etc., argumentando en pro de la inevitabilidad y superioridad de la política de combate en comparación a la política del consenso. Pero, aunque no discutía los puntos históricos, era evidente que el presidente no veía razón alguna para precipitarse prematuramente a la batalla. (…) Ahora creo que él tenía para obrar así razones más profundas de lo que yo comprendía entonces: que su modo de pensar tenía una fuente más profunda que la preferencia, como pragmatista, de una ley sobre una cuestión de debate, que el disgusto como racionalista, hacia el partidismo de “¡duro y a ellos!”, o incluso que la necesidad como estadista de hacer provisión de confianza nacional para el caso posible de una crisis exterior pudiera exigir decisiones presidenciales instantáneas e impopulares. Hoy creo que el origen básico de su actitud puede haber sido una percepción aguda y angustiada de la fragilidad de las membranas de la civilización, distendidas hasta tal punto de adelgazamiento sobre una nación tan dispar en su composición, tan tensa en sus relaciones interiores, tan sutilmente enredada en temores y antagonismos subterráneos, tantas veces caída, en su historia, en la trampa del ethos de la violencia”. Fin de la larga cita.

- Publicidad -

Leyendo los referidos párrafos me son inevitables las siguientes dudas: luego de atravesar por el doloroso episodio de una pandemia que, según datos confirmados ya por el INEGI, nos arrebató más de medio millón de vidas, que se suman a las ya miles que nos cuesta más de una década de una violencia irracional, cada vez más alejada en toda proporción de la idea misma de civilización y humanidad ¿no es una apuesta arriesgada y hasta irresponsable la de nuestra clase política, comenzando por la cúspide de nuestra pirámide organizacional, continuar en  la lógica de la política del combate? La tregua sugerida recientemente entre naciones adversarias en el ámbito global, que cabe calificar de sensata e idónea ¿no cabe para las fuerzas nacionales en conflicto? Una crisis como la que nos acecha desde hace décadas de violencia, crisis de civilidad y ahora de salud ¿no merece dirigir los esfuerzos para lograr un consenso de sentido común? No uno que pacte impunidad, no uno que dilapide la esperanza que millones de votantes pusieron en un proyecto distinto de país, sino uno que sume las muchas coincidencias, y comprenda que la transformación del país será un proceso lento, largo, complejo, gradual y sólo duradero si se construye con las herramientas de la democracia ¿es ingenuo, utópico, absurdo suponerlo, proponerlo e impulsarlo? Y, si no hay actores políticos, sean partidos, personas, instituciones, dispuestas ¿hay sociedad civil, organizaciones sociales, sectores ajenos al combate partidista que deseen jugar en una cancha con reglas de reconocimiento al adversario, respeto a la diferencia y defensa a la dignidad ajena y a la propia decencia? Cada vez nos queda menos tiempo para dar respuestas. Si la lógica, estilo y forma de hoy no lo permiten, nunca es tarde para que pensemos en el mañana.

@CarlosETorres_ 

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -