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miércoles, 24 abril, 2024
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■ Historia y Poder

Del porqué mi deseo persistente de radicar en Argentina

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

Medio año antes de acudir por vez primera, en septiembre de 2008, a la Argentina, me puse a estudiar a diario en las bibliotecas públicas de la Alameda Central de San Luis Potosí, ahí casi milagrosamente y gracias a mi tremenda curiosidad saltaron miles de datos que rápidamente anexé, los libros me escogían, yo memorizaba y es así que al arribar junto a mi hijo de apenas 8 años ya sabía y entendía muchos de los fenómenos que padece y goza el pueblo hermano de esa querida nación sureña.

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A los 15 años de edad tuve la oportunidad de que una de mis maestras de vida fuese la argentina Raquel Arellano Lucero y quien conjuntamente con una lista de graves intelectuales y artistas me enseñaran de la vida y del mundo, concepciones que jamás imaginé existían y sobre todo, a querer la cultura argentina y latinoamericana por sobre todas las cosas encima.

Al llegar a Buenos Aires, y en reuniones inmediatas, les di cátedra de muchos hechos históricos y de personajes muy queridos por el pueblo argentino y que desconocían eran mexicanos, uno de ellos el segundo Virrey de nombre Juan José de Vértiz y Salcedo, yucateco quien llegase a la Ciudad de Buenos Aires hacia 1774 como su gobernador primero e iniciando obras que le dieron un giro inolvidable: llevar imprenta por vez primera, fundar hospitales y casa de niños expósitos, abrir escuelas populares, el primer teatro LA RANCHERIA, comedores y asistencias nunca antes vistas y para ser nombrado posteriormente como Virrey del Río de la Plata.

Los argentinos saben del porqué en su país existen muchas avenidas y museos y calles y plazas con su nombre, pero la gran mayoría ignoraba- era puro mexicano costriento-, entonces me empecé abrir una ruta para darles conferencias en universidades, sindicatos, villas populares, partidos políticos, hasta que arribé con las juventudes peronistas que fueron quienes me abrieron las puertas para muchas otras cosas que son difíciles de erradicar de la estima, la enseñanza perpetua y la destilación de saberes que detonan a diario en mi opinión o mis dilemas.

Datos impresionantes de un país que ama a los mexicanos quizá como nadie en el mundo, en 1918 los estudiantes de Mendoza, encabezados por el primer diputado socialista del continente Alfredo Palacios, portaban retratos y mantas con consignas de Emiliano Zapata y lograron la osadía de que su universidad tuviera la autonomía en todos los renglones.

Llegamos un viernes y para el lunes mi hijo ya estaba en una escuela primaria, ya que las autoridades ven como un derecho urgente que cualquier menor estudie y es así y con todos los papeleos y con la ayuda de mi ex cuñada Diana Potnau, Ángel logró ingresar a segundo grado y con un horario de las 8 de la mañana a las 4 y 20 de la tarde, lo que me permitió de entrada visitar los panteones para ver los mensajes que los dolientes habían inscrito en acero puro a sus líderes como Esteban Vandor, Evita Duarte, Carlitos Gardel y una ristra interminable de personajes del pueblo donde sentí a fondo los sentimientos y las palabras más queridas y sentidas de su alma.

Trabajaba leyendo cartas y cantando en muchos lugares. La tradición de mi familia por la cartomancia es una virtud y también una alta responsabilidad y es así que numerosas maestras de la escuela de Ángel y directivos y personal escogían un lugar y horario para que las cartas revelaran dudas, tomar decisiones, reafirmar amores y cuidados. Pronto entre la comunidad paraguaya y peruana se extendió mi fama y acudí a numerosas ciudades de la provincia de Buenos Aires, la casa donde vivíamos tuvo crisis porque una ecuatoriana la subarrendaba y hasta la policía llegó y tuvimos que huir a las villas más pobres, pero sin que Ángel dejara de estudiar y sin faltar un solo día. Hora y 20 minutos hacíamos para llegar a su centro educativo.

Luego cursó en otra escuela pública el tercer, cuarto, quinto y sexto grado y con atención especializada de maestras, dos comidas diarias y en caso de vacaciones, los niños pueden seguir acudiendo a sus centros escolares a alimentarse, además que si portan su uniforme guardapolvos escolar no se les cobra un centavo en cualquier medio de transporte.

En 3 ocasiones distintas de permanecer en Argentina, las enseñanzas y ejemplos de su poderío espiritual, comprobé que es enorme su caudal de humanidad y al mismo tiempo de sortilegios, desventuras y provocaciones.

Lo mío era estar estudiando y comprando libros, escribir durante mucho tiempo, hacer acopio en las similitudes entre ambos pueblos, entrevistar a cientos de personas, comparar, buscar, ir a sus fiestas populares, sinagogas judías, templos cristianos, oratorios musulmanes, escuchar mucha radio y tv, encuentros con cronistas e historiadores, diversificar mi tarea como corresponsal sin dejar de dar conferencias, la mayoría de la gente seguía fascinada con Moctezuma y Fox, el ranchero ese traidor que había sacado por fin a un dinosaurio del poder nacional para reafirmarlo más adelante con otra vestimenta.

A lo largo de los años aprendí que el pueblo argentino es mucho más relajado, obvio que quiero mucho a mi México y a sus estados, a toda su gente, pero los motivos son muy poderosos para seguir estudiando y departiendo lo que el pueblo multinacional de la Argentina tiene para los mexicanos y el mundo, su hospitalidad a pesar de las carencias, su afán de entender a los mexicanos de a pie que contamos historias y cantamos a cada momento.

El reto es enorme, las circunstancias difíciles, los desafíos descomunales, pero vale la pena intentarlo, que Ángel continúe con sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música en la Plata Capital, yo dar talleres y cursos sobre numerología e historia de México y de la misma Argentina, seguir por la senda de mis miles de amigos y amigas y maestras santiagueñas y tucumanas que me enseñaron a no arrepentirme y a seguir mis instintos.

Ojalá.

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