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miércoles, 24 abril, 2024
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Entre el extravío de Morena y el disfraz opositor: una Tercera Opción

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Por: La Jornada Zacatecas •

Cuando surge Morena se abrió la posibilidad de una fórmula partidaria que tuviera algunas características que inyectara nuevas esperanzas al pueblo de México. Un rasgo era la combinación de la estructura electoral del partido con la coordinación de movimientos sociales, por ello se le llamó ‘partido-movimiento’. El contacto orgánico con organizaciones sociales que estuvieran en movimiento pujando temas esenciales de la vida social le daría al partido banderas orientadas al cambio social. Movimiento social es sinónimo de cambio de estructuras.

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Pero no sólo se trataba de conectarse con organizaciones ya existentes, sino que la dinámica del cambio detonaría la gestación de nuevas organizaciones en función de los objetivos del movimiento. Dicha gestación organizacional daría lugar a la renovación de nuevos cuadros políticos que inaugurarían la nueva cultura política de México. Así las cosas (se pensó) esos cuadros que vienen del movimiento, necesitarían formación política para acceder a una lectura e interpretación de la realidad nacional desde visiones de la izquierda que se encamina a la igualdad de oportunidades y derechos sociales. Por ello, se pensó en fortalecer una escuela de formación política de alto nivel.

Los nuevos cuadros frente a exigencias de cambios sociales concretos y respaldados en formación política de clara orientación de izquierda, da lugar a un partido centrado en ejes programáticos de lucha. Esto último supera la práctica de los políticos profesionales que se terminan olvidando de los programas y sólo quieren conseguir puestos en algún lugar del Estado. En suma, era el proyecto de un partido-movimiento, que renovaría su planta de cuadros políticos y los formaría en una orientación ideológica claramente de izquierda, y así, diera vida a un partido centrado en el programa.

Pues bien, todo ese proyecto está en el bote de basura: nunca se le dio oportunidad a la escuela de formación política de cuajar, la conexión con los movimientos no ocurrió, mucho menos detonar nuevos; en lugar de eso, se les vio como organizaciones críticas y se les dio trato de oposición. La renovación de los militantes nunca tuvo lugar, y por lo tanto sólo recicla cuadros viejos que incluso provienen de los peores segmentos del PRI o del PAN. Morena se ha convertido en una agencia que no sólo no es partido-movimiento, ni siquiera llega a ser ‘partido’. Si no tiene vida de militancia, menos coordinara movimientos sociales. Su dirigencia es una élite burocrática que hace propaganda bajo la sombra del presidente y coloca viejos cacicazgos en las diferentes regiones del país.

Ahora bien, si Morena está en Guatemala, la oposición está en Guatepeor: los viejos cuadros que fueron responsables del saqueo nacional quieren aparecer como los salvadores de México. El PAN y el PRI revuelven los mismos grupos de interés que fueron expulsados del poder en 2018. De esto, no hay mucho que comentar: es como el pus, que afirma ser la medicina del cuerpo del que salió expulsado. Una locura.

En este contexto, los cuadros políticos que se han mantenido congruentes en sus ideas y prácticas en el horizonte de la izquierda pueden representar cierta diferencia ante el extravío de Morena y el grotesco disfraz de la alianza Va por Zacatecas. En este contexto, la candidatura del profesor Flavio Campos toma el rostro de una tercera opción con visión progresista que, aunque es un partido local, mal harían sus contrincantes en menospreciar y más en un escenario donde las ideas de izquierda pueden encontrar un cause ante las imposiciones y atropello a una militancia que no se vea respetada. Por lo pronto, Flavio le da frescura a la contienda con ideas y representa una opción decente por quién votar.

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