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martes, 23 abril, 2024
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■ Historia y Poder

Zacatecas, otro aniversario

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

Este 8 de septiembre se suma un aniversario más en el asombroso e inaudito pueblo hermano de Zacatecas, donde las historias extrañas y los hechos increíbles dieron la pauta para nombrar mil veces en todos los continentes que existía una ciudad entre montañas llenas de oro y de deslumbramientos donde había profecías y excentricidades, la invención extraordinaria, la construcción y las obras portentosas gracias a sus naturales que corrían más rápido que una flecha envenenada.

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Zacatecas va en búsqueda constante de su pasado, ahí encuentra a los más osados hombres y mujeres del mundo, migrantes y emigrantes, las sorpresas y maravillas del mundo natural, el misterio descifrable de las entrañas de su tierra, en sus orígenes ve la valentía de un pueblo que supo darle cuerda al motor de la historia en medio de auténticos baños de sangre, conquistas laborales y luchas campesinas buscando el mundo del mañana donde acabaran los caciques, los mandamás asesinos de familias enteras en pos de su reinado injusto en las tiendas de raya y el agandalle de jovencitas que huían despavoridas al monte buscando salvar la vida.

Zacatecas ha sido el prodigio de la ciencia popular, el artista y el fotógrafo en las calles, el enigma de los conquistadores con ganas de surtirse y ser ricos y poderosos ante un mundo en competencia descarada por ser aventureros, arriesgar la vida, apoderarse de ella, la innumerable riqueza que se repartió para que surgiera la leyenda, el aviso vecinal de que había veta, comida, fiesta y garambullo.

Zacatecas ha tenido a lo largo de sus siglos milagrosos la intranquilidad de querer ser parte de un México con su gran cargamento de deberes y lo ha logrado poniendo en fila a mujeres valientes y hombres audaces, historiadores, militares, poetas, mineros de renombre, universitarios del tamaño de la luna, científicos empoderando a la gente, humanistas de gran calado, periodistas con sus corazones al ras de la plebe y las circunstancias.

Zacatecas tiene en su haber la potencia incontenible de su mano de obra, abastece al mundo de oro y plata y del continuo asombro donde a menudo la noticia triste y de indignación escribe los renglones que nunca más deberían de tener en su suelo pero que, sin embargo, el viento cansado avisa que los huracanes arrasaron y dejaron el temblor en los labios para musitar la devastación, el duelo, el luto en los hogares, la montaña sombría.

Todos le debemos a Zacatecas haber sido felices y elevados para entender que su pueblo sigue siendo el más generoso y noble en la contienda nacional, se le debe los pormenores que causó la vida de maravillosos paisajes y la energía de sus vendavales que derrumbaron mitos y leyendas, expuso al hombre girando en la cumbre de la buena fama y el buen comportamiento haber cumplido con su deber de proteger a los demás y nunca robarles la esperanza.

Averiguamos cómo el fuego y el relámpago había asustado a sus moradores, pero también cómo la alegría estuvo en cada momento en que descargaba la montaña sus frutos, en que los muchachos se fueron de parranda cantando entre sus calles la alegría de sus padres barreteros cumpliendo con el deber de la alianza fraterna, el sindicato adherido, las tiendas comunales abastecidas, los mercados populares higiénicos y apabullantes.

A Zacatecas se les estima, se le quiere con toda el alma, se le cuida con la descarga de acciones que irán encaminadas a que los rumbos se rectifiquen y se reafirmen en la justicia expedita y el cuidado de todos, su historia no busca culpables, más bien, encuentra los motivos sagrados para ser felices para siempre y ello habrá de llegar en un momento de su gloriosa historia, a la que veneramos con humildad y respeto.

Gracias Zacatecas, eres la urgencia, la benevolencia y la premura, eres el pan recién tostado y la pitaya y la pitahaya deslumbrante, el frijol negro y el chile cósmico, las calles fatigosas, la altivez y la honra, eres de mi querer para siempre, mi estimada atolondrada, mi refugio y el pulsar del cosmos que te mira a la distancia como sigues tu rumbo de batallas, victorias y avatares insospechados.

¡Felicidades!

¡Feliz edades!

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