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jueves, 28 marzo, 2024
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Toda democracia es local

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Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz •

Josep M Colomer, en el prefacio para la edición latinoamericana de su libro La polarización política en Estados Unidos, escribe cómo al adaptar el modelo de las trece colonias en nuestro subcontinente, llevamos el hiperpresidencialismo a un nuevo nivel, quizá, apunta también el autor, en el afán de centralizar enormes territorios, que sin este sentido de unidad, partiendo de una autoridad personalista, se hubieran desintegrado, como de cualquier forma terminó sucediendo en la mayoría de los casos: El modelo monárquico e hiperpresidencialista de alta concentración de poderes en una sola persona surgió como un ancla para mantener unidos extensos territorios y evitar su dispersión incontrolada bajo el frágil liderazgo de caudillos locales. Sin embargo, los cuatro virreinatos coloniales se dividieron pronto en quince repúblicas de tamaño y composición dispares, a las que luego se añadieron algunas más.

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Sin embargo, la historia de la consolidación del Estado mexicano, previamente, y de la democracia y sus instituciones, posteriormente, no lograron erradicar ambos fenómenos contraproducentes de toda democracia sustancial, es decir, ni el hiperpresidencialismo ni el caudillismo. La lucha por desmontar tales figuras ha sido una que ha unido a generaciones enteras en este país, y que se cuenta mejor, a partir de las experiencias personales. Experiencias como la que se puede leer en las páginas de texto Mi viaje por los cambios políticos, del político zacatecano Raymundo Cárdenas Hernández, que recién fue presentado el pasado sábado.

El propio Cárdenas hace una enumeración bastante concisa de los regímenes políticos que le tocó vivir en su trayectoria: el caciquismo, el nacionalismo autoritario, la transición democrática, la revisión de la transición y el surgimiento de un sistema de dos polos. He ahí una guía conceptual que nos permite entender el resto de las páginas de sus memorias, en las que se explica el título de esta participación editorial: toda democracia es local. Así lo demuestra la experiencia mexicana, fue en la periferia, no en el centro, donde las alternancias y aún, los experimentos democráticos del partido hegemónico, tuvieron lugar. De las luchas en lo local, desde la comunidad hasta la metrópoli, surgieron los actores que, a la postre, se convertirían en factores de la transición democrática a nivel nacional.

Zacatecas, y personajes como el ingeniero Raymundo, mucho tienen que aportar, en un esfuerzo de retornar a la memoria, con el objetivo de no perder de vista lo avanzado, a través de un esfuerzo colectivo con capacidad de diálogo y la visión de construir en clave pluralidad, de manera gradual, con valentía, decencia y altura de miras para las generaciones a las que hoy nos toca no renunciar ni dejarnos llevar por los ánimos que sepulten el reconocimiento de la complejidad del momento que atravesamos: hoy, como nunca antes, la democracia se presenta como un sistema cuya reforma y mejora es deseable, sin renunciar a los valores mínimos e indispensables. La evolución no implica la demolición de las instituciones, derechos y conquistas que se han logrado en los últimos cincuenta años. 

Desde estos renglones, celebramos la publicación de Mi viaje por los cambios políticos, mientras disfrutamos y recorremos las memorias de un personaje que es parte de la historia democrática de Zacatecas y de México, coincidiendo y difiriendo, como ha sido siempre, con respeto, aprecio y, sobre todo, un franco interés en aprender de la experiencia extraordinaria del Ingeniero Raymundo Cárdenas Hernández. 

@CarlosETorres_

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