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martes, 25 marzo, 2025
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■ Es candidato a Juez de Distrito en materia administrativa en el Primer Circuito

Jorge Carrillo Bañuelos, jurista zacatecano que busca transformar la justicia ambiental

■ La justicia es una herramienta que debe estar al alcance de todos, especialmente de quienes luchan por proteger el mundo que compartimos

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Por: ALEJANDRA CABRAL •

El nombre de Jorge Alejandro Carrillo Bañuelos aparecerá en la boleta electoral del 1 de junio como candidato a Juez de Distrito en materia administrativa en el Primer Circuito, en la Ciudad de México. Su postulación, resultado de un recorrido que lo ha llevado desde su natal Valparaíso, hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y las aulas de la Escuela de Derecho de Harvard, es una muestra de determinación, excelencia académica y compromiso con el acceso a la justicia, y los derechos humanos y ambientales.  

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La trayectoria del joven de 29 años, hijo de Rafaela Carrillo Bañuelos, comenzó con una elección pragmática. Consciente de sus limitaciones económicas, encontró en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) una posibilidad de acceder a una beca para sustentar sus estudios de licenciatura. Como ya lo había hecho en la preparatoria del Colegio de Bachilleres de Zacatecas (Cobaez) de Valparaíso, egresó con el promedio más alto de su generación. En el CIDE repitió la hazaña con el mejor promedio de su licenciatura en derecho y una mención honorífica.  

Con la tesina titulada «Procedencia de la vía jurisdiccional en México para exigir la acción del Estado en materia de cambio climático», el zacatecano analizó los mecanismos legales disponibles para demandar la actuación del Estado en materia ambiental.

Antes de llegar a Harvard, Jorge Alejandro postuló a otras ocho universidades, en todas fue aceptado. Enfrentó el desafío financiero de trasladarse y mantenerse en otro país con la beca Fulbright-García Robles, la beca al Compromiso Social de la Fundación Becas NOD, la beca de la Fundación México en Harvard y una beca directa de la universidad. Permitiéndose trabajar de la mano de Richard J. Lazarus, el experto en derecho ambiental, derecho de los recursos naturales y defensa ante la Corte Suprema, que había leído durante su formación en el CIDE.

En Harvard, se enfocó en analizar cómo los tribunales en México han interpretado el Acuerdo de París en casos de litigio climático y derecho ambiental, revisando más de 100 sentencias. Su trabajo lo llevó a graduarse con honores, pero su paso por la universidad también le permitió conocer y trabajar con expertos internacionales, aprendiendo cómo se enseña el derecho ambiental en otros países.

El interés de Carrillo Bañuelos por el Poder Judicial no es nuevo. En 2019, tras terminar la licenciatura, ingresó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en la ponencia del ministro Javier Laynez Potisek, donde participó en la elaboración de sentencias en materia administrativa e incluso penal, adquiriendo experiencia en materia de juicio de amparo, procesos jurisdiccionales y controversias constitucionales.

Años después, tras su paso por Harvard, regresó a la SCJN esta vez en la Unidad General de Conocimiento Científico y Derechos Humanos, donde actualmente coordina el Seminario Permanente sobre Justicia Climática, y el Diplomado en Protección de la Naturaleza, Cambio Climático y Derechos Humanos; que tan solo el último año capacito a más de 5 mil personas.

Pero también ha estado en el otro lado del litigio: gracias a una beca especial de Harvard, trabajó en la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), donde asesoró directamente a jóvenes, niños y comunidades que buscaban llevar casos ambientales ante los tribunales, argumentando que su derecho al futuro estaba siendo vulnerado por la inacción del Estado y la falta de medidas efectivas para frenar el deterioro ambiental.

La convicción de que los tribunales deben garantizar que el acceso a la justicia ambiental no dependa de la capacidad técnica o económica de quienes buscan defender su derecho a un medio ambiente sano, es una de las banderas del joven valparaísense. 

Destaca que los criterios que la Suprema Corte ha ido adoptando en los últimos años van en la dirección correcta. La tendencia, explica, ha sido reconocer que no se puede imponer a las comunidades afectadas—frecuentemente las más vulneradas—la carga de probar que un proyecto es ambientalmente dañino.

“El reto es que no se vuelva
un requisito inalcanzable para
quienes buscan proteger su entorno”

 “El reto es que no se vuelva un requisito inalcanzable para quienes buscan proteger su entorno”, señala. La evolución del derecho ambiental en México ha llevado a un cambio en la carga de la prueba, en el que se reconoce que las empresas y autoridades deben demostrar que sus proyectos no afectan el medio ambiente, en lugar de obligar a las comunidades a probar que sí lo hacen.

Otro de sus compromisos es hacer que las sentencias sean más accesibles y comprensibles. Evitando que los fallos técnicamente impecables, sean difíciles de entender y, por lo tanto, de cumplir. Para él, la justicia debe ser clara y efectiva, no solo en el papel.  

Detrás de su carrera hay una historia de esfuerzo y apoyo familiar. Creció en Valparaíso, Zacatecas, en un hogar encabezado por su madre, Rafaela Carrillo Bañuelos, a quien describe como su mayor inspiración y ejemplo de perseverancia. Fue ella quien lo motivó a ser el mejor estudiante y a confiar en que podía lograr sus metas.  

Hoy, con una candidatura en el Poder Judicial, su trabajo en la Suprema Corte y su próxima participación en el 4º Congreso Mundial de Derecho Ambiental en Marruecos, donde presentará su investigación sobre litigios climáticos, Carrillo Bañuelos se perfila como un perfil clave en la evolución del derecho ambiental en México.  

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