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martes, 23 abril, 2024
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Alejandro García Ortega, más congruente que nunca

Historia y Poder

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

Lo define una gran actividad como docente, como mago de la crítica, como asiduo escritor de fábulas y cuentos, novelas y ensayos y es un hombre feliz con un pacto con las muchedumbres que anhelan saber, que les gusta su forma de decir y escribir las cosas y sí, se llama Alejandro y vive en Zacatecas desde hace décadas haciendo familia y amigos y alumnados.

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No bastaba que los grandes territorios nacionales de nuestro México estuvieran ahí para dar clases o conferencias o echar semilla, el destino quiso que esta ciudad y sus condiciones le dieran los elementos-como a muchos otros docentes provenientes de amplias zonas de nuestro país- para que enriqueciera el panorama educativo entre los zacatecanos siempre ávidos de producir libros, conocimientos, la maravilla sensata de saber de dónde venimos, cómo estamos y a dónde precisamente vamos.

Se confirma a diario su autoridad implacable como el dilucidante, el acotador, el revelador de las sombras y las luces de la literatura mundial y él va más allá del prestigio o la fama, simplemente quiere educar, re-educar administrando bien los tiempos y dirige revistas de alta calidad universitaria, absorbe rápido el acontecimiento, lo traslada a la pureza de los lectores y sus redes y tiene una visión junto al Mesías de Juan José y su Taberna Libraria con ediciones espectaculares y contenidos alucinantes.

Para eso trabaja el pueblo chambeador de Zacatecas, para que sus hijos tengan preparación y produzcan la maravilla de las letras y los conocimientos y sin ponerse de lado nunca -menos asumir protagonismos antagónicos, -el buen Alejandro es a todas luces uno de los maestros y escritores contemporáneos mas lúcidos y sencillos y extraordinarios con que cuenta nuestra gran comunidad, para orgullo de los que cofraternizan, asocian, dan un puñado de experiencias para todos.

Hemos visto a catedráticos como la maestra Mariana Terán Fuentes y su alta categoría como historiadora y coordinadora de libros muy diestros para enseñarnos qué fue de nuestro pueblo en los siglos aciagos, al gran historiador y también catedrático Marco Antonio Flores Zavala, cuya diestra enseñanza traspasa las fronteras y nos ponen  fuera del cubil de la ignorancia, Sergio Espinosa Proa y su consagración inaudita con premios y distinciones,  en fin, una gran gama de demostrados e implacables seres a los cuales García Ortega también pertenece con orgullo gradual y nunca anacrónico.

Las cosas estaban así: había en nuestras poblaciones grandes injusticias desde siempre, a la llegada de la luz eléctrica a nuestras ciudades desde 1888 los azarosos estudiantes acudían a los faroles públicos a estudiar de los libros que dictaban la historia de las ideas y las filosofías del mundo, de luchas obreras y campesinas llenas de sufrimientos, de hambrunas y batallas despiadadas, de asesinatos de caudillos o de soberbios enriquecimientos de los otros a los que les encantó el pillaje y la sorna de ser diputados o funcionarios de la mucha alcurnia y la buena fama para la ratería.

Entonces las universidades nos dieron a escritores como Velarde, como Burciaga, como el mismísimo Baudelio Camarillo, Juan Manuel Bonilla Soto y su apabullante discreción para el discernimiento, el debate abierto, y tantos otros y otras que dan riqueza declarada y manifiesta del panorama de las letras zacatecanas sin retroceso, con amplia sensibilidad popular, desbordando responsabilidades y sin presumir de nada ni vanagloriarse.

Venimos de muchas batallas llenas de desaires, pero también de victorias bien ganadas.

Una de ellas es la permanencia de un ser luminoso y compañero como el profesor Alejandro García que pese a su clave personal 7 que nos dice que desde morro tuvo contrariedades, luchas y obstáculos, ha poseído una gran percepción psíquica que lo ha rescatado y puesto ante nosotros y ante el mundo como el hombre de la exaltación, la facultad, el gozo por la lectura y la enseñanza y la nobleza para todos y todas.

Este mes cumple años el buen Alex, que sea un año mas de insólitas batallas, de entregas unidas al sobresalto, la inmanencia, la butaca y la buchaca rellena, el atrio y el vestíbulo con pase de lista en la enormidad exaltante de ser una joya entre nuestras calles y en nuestras ciudades mexicanas que le saludan su batalla y su entrega.

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