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jueves, 28 marzo, 2024
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El Canto del Fénix

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Por: SIMITRIO QUEZADA • Araceli Rodarte •

Alabanzas a los gruñones

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Si nos atenemos a la etimología, la palabra Simpatía está compuesta por el prefijo griego “Syn”, convergencia, unión, y “Pathos”, afección, experiencia. Más que sincronía o coexistencia, la simpatía implica la convivencia o puesta en práctica de sentires, claro que semejantes. Por esto mismo no concibo comunicación alguna sin la presencia de un punto de semejanza, de unión, de identificación.

Contra lo que muchos piensan, la simpatía no va necesariamente acompañada por sonrisas. Y es que generalmente alguien dice “simpático” y muchas personas ven en su mente a un sonriente o un payaso. Con todo, he sabido apreciar a personas serias que trabajan o conviven en perfecta coordinación, asintiendo a cada comentario que emiten ellos u otros.

Por una enorme generosidad de la vida, algunos gruñones han sido maestros míos durante diversas etapas. Han obrado en mí proezas y, lo mejor, me han empujado a lograr yo mismo proezas.

Con el tiempo aprendí a no esperar aprobación de ellos. Aprendí a trabajar y a exprimir todo el potencial en mí, hasta exprimir la última gota. Aprendí a estar solo, aun acompañado por ellos.

Admiro a muchos gruñones yo, quien suele sonreír por el puro gusto de hacerlo. Admiro su coherencia, su integridad, su mal genio, incluso sus ganas de que no estén jodiéndolos. Les sonrío también a ellos nomás para refrendarles que soy así, así me acepto y así los acepto, admiro y agradezco a ellos.

Ahora alabo, pues, a los gruñones e introvertidos. Alabo sus misterios, sus dudas acerca de la obligatoriedad de estar bien con todos. Alabo sus desprecios al qué dirán. Alabo su descreimiento en la exaltación gratuita. Alabo sobre todo cuando se atreven a descubrir su desacuerdo cone incluso desprecio hacia los siempre optimistas, esa plaga peligrosa.

Claro que me lo he preguntado. ¿No será que esconden ellos un alma tierna o tristona, una materia interior tan tierna como vulnerable?

¿No será que bajo tantas capas de gruñidos y ogritud hay todavía un niño que busca ese mundo mejor para él y los suyos?

Que vivan más los gruñones: que vivan los refunfuños, gruñidos y aparentes indiferencias.

Que vivan más los gruñones: que sus ceños y jetas sigan mostrándose, que sus exigencias sigan ondeando, que muestren su insatisfacción ante lo que no se desarrolla con todo su potencial.

Que vivan más los gruñones: que sigan siendo maravilla en el cuadro diverso de la grata cotidianidad en la que todos construimos.

 

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