Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

En el sistema político, económico y judicial mexicano, “la víctima perfecta es aquella que no denuncia, que abandona sus procesos, que se encierra a llorar y lo único que desea es su propia muerte”, por lo que es necesario visibilizar y actuar contra todas las formas de violencia contra las mujeres, afirmó María Elena Ríos Ortiz, saxofonista originaria de Oaxaca, quien sobrevivió a una agresión con ácido hace tres años.

Después de septiembre del 2019, fecha en que le vertieron dos litros de ácido en el rostro y cuerpo, denunció que no ha logrado acceder a la justicia, ya que uno de los dos autores materiales (Juan Vera Carrizal, ex diputado priísta) está en libertad por ser socio gasolinero del ex gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, mientras que los autores materiales están en prisión preventiva, pero sin sentencia. 

- Publicidad -####### ANÜNCIATE AQUI #######

Aunado a ello, comentó que Murat Hinojosa la dejó endeudada con más de 150 mil pesos de tratamiento médico desde agosto, además de que éste ha realizado campañas de violencia digital en su contra con el discurso de que ha recibido mucho dinero y que quiere ser “vividora del erario público”.

Comentó que si el Estado no tiene las condiciones para ofrecer un tratamiento médico determinado, su obligación es cubrir el costo de este en hospitales privados, lo cual no ha ocurrido en su caso, pues “yo pago con tarjetas de crédito y después me daban el reembolso, pero ahora ya no me lo dan”.

Ante esa situación, informó que presentó una denuncia contra Murat Hinojosa, porque el recurso destinado para su tratamiento lo facturó a nombre del gobierno de Oaxaca, pero éste no se le ha entregado para pagar el tratamiento, lo que representa un fraude para el erario.

Ríos Ortiz indicó que el ex gobernador de Oaxaca “se robó 150 mil pesos que yo tengo endeudado para mis tratamientos médicos y que facturó a nombre del Estado. Las facturas existen y la endeudada soy yo”.

Comentó que el gobierno de Oaxaca envió un informe a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en el que dice: “María Elena, como se le podrá ver en medios de comunicación, la han invitado a tocar diferentes bandas musicales. Como se podrá observar, ella baila y toca su saxofón y, por tanto, se reconoce que ella goza de perfecta salud física y psicológica de tal forma que puede llevar a cabo una vida normal”.

No obstante, “¿es una vida normal tener la necesidad de gestionar ante el mecanismo de protección federal policías para que te cuiden? ¿Es una vida normal que un agresor siga libre y tu proceso no avance? Afortunadamente el proceso no se ha caído gracias a que es mediático, de lo contrario ya habrían sacado a los otros”.

Por otra parte, la saxofonista manifestó la necesidad de que las agresiones con ácido y otras sustancias corrosivas contra las mujeres sean tipificados como feminicidio en grado de tentativa (en caso de que sobrevivan) y no simplemente como lesiones.

Ríos Ortiz refirió que hace unas semanas se logró modificar el Código Penal Federal y ahora se castiga a la persona que agreda a una mujer con ´prisión entre 7 y 13 años y, si al incidente le antecede una relación sentimental o de parentesco, se le anexan dos terceras partes, es decir, 32 años.

No obstante, “eso no basta porque mientras sean lesiones y no sea tipificado como feminicidio, el agresor tendrá muchos beneficios. En este momento, si un agresor es sentenciado, después de dos años de condena puede salir a hacer su vida normal e irse a encerrar solo los fines de semana y al final la condena puede ser de 4 o 5 años”.

Expuso que otro tema que se debe corregir es el de la reparación del daño, pues el monto establecido para un ataque con sustancias corrosivas es de 60 mil pesos, pero esta cantidad no es equiparable al daño que se produce en las víctimas de por vida.

“¿Eso es justicia? Claro que no. Es importante promover y concientizar a los legisladores. Lo que trato de hacer y hago la invitación a Zacatecas, es que se tenga un diálogo con el Congreso de Zacatecas porque son violencias que normalmente no se denuncian”, expuso.

Ríos Ortiz detalló que, a nivel mundial, los ataques con ácido solamente se denuncian en 40 por ciento y, mientras que en México, donde el nivel de impunidad es muy alto y los procedimientos son lentos y revictimizantes, las muertas no denuncian.

Por tanto, reiteró en que los congresos estatales deben tipificar como feminicidio a las agresiones con ácido debido a que provocan lesiones que nunca se curan ni se borran, ya que “este tipo de agresiones conllevan a la muerte, no de manera literal, pero sí de la muerte en vida”.

Este fin de semana, la saxofonista y activista oaxaqueña visitó la capital del estado para participar en el Festival Internacional de Saxofón, el cual se llevó a cabo entre el primero y 4 de diciembre.