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viernes, 29 marzo, 2024
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Vida académica, administrativa y estudiantil de la UAZ en los años ochenta (primera parte)

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Por: Juan Manuel Rivera Juárez •

Al inicio de los años ochenta, del siglo pasado, diversos factores (la espiral inflacionaria, la carencia de alimentos, la explosión demográfica, entre otros) influían en el ámbito educativo con una creciente demanda de servicios en todos los niveles. Con creces se rebasaba la infraestructura disponible, así como la capacidad en recursos humanos y materiales. La masificación en la enseñanza repercutió en detrimento de la calidad de la educación, cuestionando seriamente la estructura del sistema educativo nacional y evidenciando la crisis del proceso Enseñanza-Aprendizaje tradicional. Fue evidente que era obligatorio crear soluciones adecuadas a través de nuevos sistemas educativos, nuevos métodos de enseñanza, la adaptación de los currículos y los contenidos programáticos a los requerimientos que el continuo cambio reclamaba ante el vertiginoso avance de la ciencia y la tecnología.

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En el contexto socioeconómico del país (inmerso en un sistema capitalista, subdesarrollado y dependiente) se asignó a la Universidad, entre otros roles, la preparación del personal calificado que el desarrollo capitalista demandaba, lo que de manera natural se observaba en las universidades privadas. Ante estos embates en las instituciones de educación pública se generaron cambios importantes. Progresivamente se imponía la exigencia de examinar críticamente el proceso educativo y las funciones mismas de la universidad, a la vez que se cuestionaba a fondo el marco social en que se desenvolvía. En ese tenor, existían dos modelos extremos: a) la Universidad academicista que tiene como finalidad la búsqueda del conocimiento en extracto y, b) la Universidad-Pueblo, la cual planteaba el desarrollo de alternativas a las necesidades sociales no satisfechas.

En el caso de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), a partir del proceso de Reforma Universitaria de 1971, se planteó un modelo que favoreció la democratización de sus órganos de gobierno, el acceso a la educación a un mayor número de estudiantes y la transformación del propio contenido de la enseñanza, en el sentido de dotar a los alumnos de un criterio científico-crítico de la realidad social; principios que fueron fortalecidos en el conflicto político-ideológico de 1977, y que triunfaron frente a las estructuras caducas y tradicionales.

Consecuente con los lineamientos establecidos se propuso un modelo de Universidad que tenía como columnas vertebrales: 1) la vida democrática, 2) la superación académica y 3) el compromiso con el pueblo. Se definió la democracia en cuanto a que la comunidad universitaria participaría efectivamente en la toma de decisiones; para ello se requería el funcionamiento continuo del Consejo Universitario (CU) y los demás órganos de gobierno, así como la implementación de mecanismos operativos de consulta, a través de los cuales se manifestara la voluntad de los diferentes integrantes de la Universidad. La superación académica se lograría mediante el desarrollo e impulso de modelos educativos innovadores que integraran a la investigación como elemento esencial del proceso enseñanza-aprendizaje, lo que permitiría formar profesionales con amplio sentido crítico de la realidad, de tal manera que se convirtieran en verdaderos factores de transformación del entorno, dotándolos de sentido de responsabilidad hacia la comunidad, formándolos a través de la práctica constante de labores de servicio social que deberían ser integrados a los programas de estudio. Con la implementación de programas permanentes de actualización y formación de docentes e investigadores, con la creación de cursos de postgrado, con el impulso a la investigación, tanto científica como educativa, privilegiando a la investigación aplicada, para estar en condiciones de aportar soluciones a los problemas estatales, regionales y nacionales, de índole física, biológica, económica, social y cultural. Para la coordinación de esta función fue creado el Departamento de Investigaciones. 

Para responder al compromiso con el pueblo de Zacatecas, se implementó una política de apertura ante la demanda educativa: las puertas de la Universidad se abrieron principalmente para los hijos de los campesinos y obreros. Se incrementó la admisión y crearon nuevas opciones educativas que se justificaron de conformidad con las necesidades del estado, así como la mejoría, en la medida de las posibilidades presupuestales, del sistema de becas existente, con la condonación de pagos de colegiatura, alimentación gratuita y dotación de libros para los alumnos de escasos recursos económicos, previo estudio socioeconómico. La integración de la Universidad con la comunidad se produjo a través de programas de extensión universitaria, que divulgaron y aplicaron el conocimiento científico por medio de actividades de servicio, así como mediante la promoción y realización de todo tipo de manifestaciones del arte, dando preferencia a las de carácter popular. La integración se debía concebir como un proceso dinámico, en el cual la universidad no solo vertía conocimientos, sino que también los adquiría. Para el logro eficaz de dicha actividad fue creado el Departamento de Extensión Universitaria, el que, al igual que el de Investigación, estaría sujeto a su reconocimiento por parte del CU.

Con este esquema, se pretendía que la Administración Central funcionara como un cuerpo colegiado, sobre la base de áreas de responsabilidad de cada uno de los funcionarios y de coordinación con las direcciones de las Escuelas, Institutos y Centros de Investigación, evitando la excesiva concentración de funciones y la centralización de las decisiones. Como una primera medida de reforma administrativa se consolidó la Tesorería y los Departamentos de Contabilidad, de Nóminas, de Presupuesto y Almacén, en una sola unidad operativa. La estructuración de este modelo de Universidad requería la participación de la comunidad universitaria en un Foro de Reforma Integral, en donde serían analizadas todas las funciones universitarias y en particular su aspecto legislativo, además de adecuar la Ley Orgánica a la situación presente, se requería formalizar las instancias de nueva creación y el modelo administrativo. Se pretendía convocar al foro tan pronto como las condiciones lo permitieran.

La situación financiera por la que atravesaba la Institución era verdaderamente angustiosa, para medianamente cumplir con las múltiples necesidades institucionales fue necesario recurrir al financiamiento bancario, encontrándose en los límites de su capacidad crediticia. El incumplimiento de obligaciones laborales convenidas ocasionaba continuas suspensiones de labores. Se hacía un llamado a las autoridades gubernamentales, tanto Federales como Estales, para resolver tal situación, o de lo contrario la Institución estaría imposibilitada para cumplir con los compromisos derivados de la alta función que el propio Estado Mexicano había conferido a las Instituciones de Educación Superior. Las características socioeconómicas de Zacatecas limitaban la posibilidad de que la juventud pagara altos costos por los servicios educativos, al contrario, los hijos de los campesinos y las familias humildes demandaban el apoyo de la Institución a través de becas. La UAZ se había encaminado por el sendero de la democratización de la enseñanza, lo que significaba extender su acción a amplios sectores marginados de la población.

Sé parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes: http://lumat.uaz.edu.mx/; https://www.facebook.com/LUMAT.UAZ; https://twitter.com/LumatUaz.

*Docente Investigador de la Unidad Académica 

de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT.

[email protected] 

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