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jueves, 25 abril, 2024
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Peripecias de una “corcholata” sedienta de poder y desesperada

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Dijo que sería candidato a la Presidencia de la República por “Fuerza por México”, que resultó ser un aborto tempranero (igual de la “Fuerza Monrealista”); anunció una gira por toda la República, abrazado del dinosaurio panista Santiago Creel, enemigo ideológico y político de la 4T; coqueteó con el PAN, PRI y MC. Estampó pintas rojiverdes hablando de una “reconciliación”, que significó apartarse de la Cuarta Transformación. Ahora iría del brazo con Cabeza de Vaca, César Duarte, Javier Duarte, Ricardo Anaya, Emilio Lozoya, el cartel inmobiliario panista del DF, de los creadores de la “verdad histórica” e involucrados en la desaparición forzada de los estudiantes de Ayotzinapa, de evasores de impuestos y a muchos otros; la política propuesta sería hacer las paces con ellos y con los monopólicos de la comunicación, que aprovecharon las oportunidades de corromperse y acrecentaron fortunas.

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Dijo: “diciembre me gustó pa’ que me vaya”. Pero pasó la navidad, llegó el año nuevo y ni se fue ni lo corrieron como era su estrategia. No pudo aparecer como el “mártir” perseguido por la “intolerancia” y el “autoritarismo” que no existe. Ya saben de quién hablo. De ese personaje que se jacta de ser docente de la UNAM (y en eso coincide con el antidemócrata Lorenzo Córdova, quien ahora hasta quiere ser rector), asegura que instruye a sus alumnos con el ejemplo de defender la Constitución, cuando de lo que se trata es de transformarla para restaurar las conquistas de la Revolución Mexicana, de la reforma y actualizarla para crear un nuevo Estado de Derecho, porque el que defendió el PAN y el PRI no representa las aspiraciones, sentimientos y anhelos del pueblo mexicano, solo los de una cúspide antinacionalista y voraz de enriquecerse.

Es Ricardo Monreal. En sus pintas se lee: “Ricardo Va”; en otras menciona: “la Reconciliación Nacional”; ahora sus empleados están escribiendo la leyenda: “ahora es Adán Augusto”. Igual ha dicho, hasta el cansancio, que “Yo fundé MORENA”, ninguna modestia porque lo correcto sería “soy UNO de los fundadores”. Y sin duda, él no pensó en fundarlo, esta fue idea del actual presidente, quien siempre puso el pecho, el desgaste, el discurso que convenció a millones de mexicanos y esbozó, en sus mensajes y libros, el proyecto que hoy se aplica. Ricardo siempre cobró la factura política, siendo un porfirista legislador. Se le ha pagado con creces. Nada se le debe.

Falta que diga: ya no piensa en “la reconciliación” con quienes hacen todo porque fracase el proceso de transformación, con los que están inconformes y son, entre otros, los Murillo Karam, los Alito Moreno, los Markos Cortés, los Ricardo Anaya, los Fernández de Cevallos, los Ricardo Salinas Pliego, los dueños de los periódicos Reforma, El Universal, de PROCESO, los López Dóriga, los Loret de Mola, los Claudio X. González y muchos otros más. Reconciliarse con ellos significa complacerlos en darle reversa a los cambios que aún no terminan y que deben ser profundizados.

Independientemente de ello, los opositores a la 4T, a través de sus voceros, han criticado la tibieza de Ricardo Monreal de no dar contra abierta, frontal y definitiva a la transformación que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador. Mientras el corrupto Alito Moreno, dirigente de un PRI desdibujado, asegura que Ricardo es más opositor al presidente que Osorio Chong, Claudio X. González, líder de los empresarios evasores de impuestos, ha sostenido que Ricardo es “tibio” y que no es momento de andar a medias tintas. Iguales señalamientos ha dicho el doctrinariamente panista, Germán Martínez.

Vaya que el senador siempre nos da sorpresas. Se mueve mucho, pero no hay congruencia ideológica, política ni hay claridad de rumbo programático. Mientras algunos aplauden sus presuntas “astucias” y esperan que rompa con el movimiento para que se repita el “Monrealazo” (proceso que tuvo sus causas sociales, políticas e históricas, que hoy no se viven), la mayoría estamos empujando por profundizar la transformación. No nos representa.

En los últimos días ha optado por una aparente prudencia. ¡Pamplinas!… No es prudencia. Simplemente ya vio que no levanta y que va de muy poco a cada vez menos. No tiene ni el apoyo dentro de MORENA que asegura que “el “fundó”, pero tampoco tiene simpatía entre los opositores. Sólo lo quieren de aliado de coyunturas. La ambición de muchos de los opositores del PRI, PAN y Movimiento Ciudadano no permite que alguien, a quien ya han usado mucho y no le tienen confianza, ocupe el lugar que ellos quieren tener. Tienen las evidencias de que Ricardo no es congruente, traiciona a medio mundo, y que así lo hará con ellos cuando ya no los necesite y, aparte, salvo lo trepador, no ha mostrado músculo entre la ciudadanía, a la que no acostumbra a atender políticamente.

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