El Sindicato del Personal Académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (SPAUAZ) tocó fondo, es decir, ya no le puede ir peor que hoy día, principalmente por la subordinación, a ciegas, del sindicato a la rectoría en turno, hoy en manos de Rubén Ibarra Reyes.
En eso coinciden las doctoras Jenny González, Claudia Sifuentes Gallardo, de las planillas roja y naranja, y de Pedro López, de la planilla negra, quien, además, asegura que, al menos, las últimas 4 administraciones sindicales, incluida la actual, han tenido la característica de ser sumisas ante rectoría y responder a intereses caciquiles de entre de lo que se conoce como la Máxima Casa de Estudios.
Otro de los síntomas de la llamada decadencia del sindicalismo, en la que coinciden no sólo los aspirantes al SPAUAZ, sino otros docentes, explican cada quien a su manera, es el control de rectoría para designar, a su contentillo, con anuencia del sindicato y las y los directores de las unidades académicas, la carga de trabajo disponible, sin transparentar los diagnósticos (que sí existen en cada unidad académica) y que facilitan la precarización laboral e incluso la entrega de tiempos completos más diez a amigos de la rectoría en turno.
“Es importante la reivindicación de los derechos básicos de todos los agremiados y que las cargas de trabajo estén en tiempo y forma y no sean manejadas como botín político, y esto va en detrimento de los compañeros contratados por tiempo determinado y horas clase; los diagnósticos de la carga laboral disponible ya están hechos, todos sabemos cuáles son las plazas que se pueden ocupar, hay que hacerlos efectivos con procesos de basificación según el Contrato Colectivo de Trabajo”, señala la doctora Claudia Sifuentes Gallardo, de la planilla naranja.
También, las y los aspirantes del SPAUAZ alertan ante la imposibilidad de que las maestras y maestros adquieran una vivienda digna a través de FOVISSSTE y cuando logran adquirirla, las instituciones bancarias les roban en despoblado a los docentes haciéndoles pagar hasta tres veces, o más, el costo original de la vivienda sin que el sindicato o los propios afectados puedan hacer una defensa efectiva frente a tales atracos, pese a que muchos de los afectados y afectadas puedan ser incluso abogados litigantes.
Y para seguir documentando el horror del sindicalismo actual en el SPAUAZ están las diferentes modalidades de jubilación a las que tienen derecho las y los profesores, las cuales son cada vez más precarias, en especial las de aquellos que debieran tener abiertas sus cuentas individuales y que, por omisión de rectoría, éstas no han sido abiertas, en omisiones que llevan al menos 12 años, lo que hace que esas cuentas tengan cero pesos.
Y el colmo de la precarización y de la irresponsabilidad de rectoría es que, a través de la Fundación SPAUAZ, que se mantiene con aportaciones de las y los docentes, la Secretaría General del Sindicato actual y anteriores recurrieron a hacerle préstamos millonarios al patrón ¡para que les pagaran la nómina!, es decir, los maestros se pagan a sí mismos con sus propios recursos mientras rectoría asegura no tener dinero para pagar.
“Ofrecemos dar cuentas claras de la situación financiera que vive la fundación SPAUAZ que debe servir para los sindicalizados y no para fomentar el incumplimiento de obligaciones de rectoría”, dijo Pedro López.
Y quizá la situación más preocupante, ante la inoperancia del sindicato del SPAUAZ, es que sus más de 3,600 agremiados no se sienten representados por él.
“Debemos revivir la vida sindical escuchándolos a todos”, asegura el aspirante, Manuel Rivera, de la planilla amarilla, a quien en la UAZ identifican como el alfil de rectoría, aunque él insiste en que eso es falso y que, de ganar, lo demostrará con los hechos.
“La vida sindical está muerta”, asegura Claudia Sifuentes. “La afiliación al sindicato debe ser libre y no vía nómina, hay que reactivar las delegacionales”, dice Jenny González.
José Juan Martínez Pardo había prometido, al inicio de su gestión, que su labor principal sería revivir el elefante reumático del SPAUAZ, desafortunadamente para las y los agremiados, no lo logró.
Tampoco se logró concretar la reforma estatutaria, como lo demandan las nuevas leyes federales en la materia, aprobadas desde 2019, que suponen afianzar la participación, la incorporación real de la cuota de género y un reencuentro con el ejercicio de la libertad plena que hoy no se ejerce por presiones desde las direcciones de unidad, que limitan y maniatan a las y los docentes.
En medio de esta crisis sindical, el sindicato irá a elecciones este próximo 11 de mayo.
Los agremiados agradecen que, al menos, no se aprobó, de manera injustificada, otro año a la gestión de Martínez Pardo, como sí ocurrió con rectoría; al menos, dicen “eso ya es ganancia”.
Apunte final: La crisis de participación no sólo se manifiesta en el SPAUAZ, es viral en toda la universidad, que impulsa una supuesta reforma integral que sigue siendo del conocimiento de unos cuantos, y en los mecanismos para renovar el Consejo universitario, ocurre lo mismo.
Que la UAZ en los hechos sea para todas y todos, es la exigencia.
